Juan Ugalde
Casualidades, torpezas y despistes en Las vacaciones de Mr. Hulot
29 julio, 2015 02:00Noche, oscuridad, calor. Cine de verano en la plaza del pueblo. Una de tiros, de amores prohibidos, de aventuras míticas... De Jamón, Jamón a Lawrence de Arabia, escritores, artistas, cineastas, músicos, actores y directores teatrales recuerdan aquí aquella película que vieron en plena ola de calor.
Las vacaciones de M. Hulot (1953), de Jaques Tati , es un clásico del tema que recuerdo con añoranza juvenil. Blanco y negro y humor semi-mudo. Vista ahora sorprende comprobar como el paso del tiempo da otra dimensión a la fotografía, ya de por sí espectacular, que retrata con meticulosidad histórica el paisaje de comienzos de los años 50 en Europa. El guión está articulado en torno a una sucesión trepidante de gags, que van desde algunos rozando lo esperpéntico a otros sencillamente geniales.Sociológicamente el asunto de coger vacaciones todos a la vez e ir todos a un mismo lugar a descansar tiene su miga. Además, el repinte de la canoa, la puerta abatible del comedor, los fuegos artificiales, los cuadros torcidos con la piel del zorro en el suelo… Tati caza con maestría esa mezcla de casualidades, torpezas, despistes y superposición de acontecimientos con los que, por otra parte, uno se tropieza muy, muy a menudo en nuestra cotidianidad contemporánea.