Image: Marta Rivera de la Cruz

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Cine

Marta Rivera de la Cruz

27 agosto, 2015 02:00

Noche, oscuridad, calor. Cine de verano en la plaza del pueblo. Una de tiros, de amores prohibidos, de aventuras míticas... De Jamón, Jamón a Lawrence de Arabia, escritores, artistas, cineastas, músicos, actores y directores teatrales recuerdan aquí aquella película que vieron en plena ola de calor.

Los veranos de mi juventud eran largos y tibios. Los pasaba en una urbanización donde había una treintena de familias como la mía, y un montón de quinceañeros como yo que ensayaban para ingresar en la vida entre excursiones en bici, mañanas de piscina y fiestas de las que se reirían los adolescentes de hoy. Con aquellos chicos vi Los Goonies, una película de aventuras en cuyos protagonistas encuentro a los jóvenes que éramos entonces: inocentes, alegres, tan llenos de esperanzas que - como ellos - creíamos en tesoros escondidos.

Recuerdo aquel cine que hoy ya no existe, el fondo común para comprar palomitas, los músculos tensos cuando aparecía el esqueleto de Chester Copperpot y el aplauso final tras la visión del barco pirata deslizándose por el agua mansa de la bahía. Cada vez que veo Los Goonies regreso a aquellos veranos felices, mientras la canción de Cindy Lauper me lleva de la mano por la parte más amable del mapa de la melancolía.

Marta Rivera de la Cruz (Lugo, 1970) fue finalista en 2006 del Premio Planeta con la novela En tiempo de prodigios. Con su primera obra, Que veinte años no es nada, ganó el Premio Ateneo Joven de Sevilla. Ha continuado publicando novelas como La importancia de las cosas (2009), La vida después (2011) o La boda de Kate (2013) y ha escrito también ensayos y libros juveniles e infantiles. Periodista de profesión, colabora habitualmente en El País Semanal y su labor académica la ha llevado a pronunciar conferencias en las universidades de Oxford, Complutense de Madrid, Pennsylvania y Rider - New Jersey.