Image: David Oelhoffen: El conflicto argelino es la mala conciencia francesa

Image: David Oelhoffen: "El conflicto argelino es la mala conciencia francesa"

Cine

David Oelhoffen: "El conflicto argelino es la mala conciencia francesa"

2 octubre, 2015 02:00

David Oelhoffen

A partir de un cuento de Albert Camus, el director galo David Oelhoffen construye una emotiva carta de amor al western en Lejos de los hombres, que se estrena ahora. La guerra de Argelia es el contexto histórico y geográfico de un relato de fraternidad, protagonizado y producido por Viggo Mortensen.

El silencio y la culpa. Dos conceptos que emergían a la superficie desde las imágenes de Caché (2005). Michael Haneke volcaba con lucidez y malestar su violenta metáfora para alumbrar el tema tabú por excelencia de la sociedad francesa: el conflicto argelino. "No hay censura al respecto, pero sí hay mucho silencio -explica el director David Oelhoffen-. Seguramente se debe a que es la mala conciencia francesa, pero la explicación principal es que ese lamentable capítulo histórico no se estudia en las escuelas, los jóvenes no tienen ni idea de lo que ocurrió. Es una historia que no se puede digerir y por eso hay que desenterrarla, porque es la única forma de seguir adelante".

No es que sean equiparables el filme de Haneke y el segundo largometraje de Oelhoffen, el western postcolonial Lejos de los hombres protagonizado y producido por Viggo Mortensen -"se implicó en el filme porque necesita proteger al director", asegura el francés-, pero ambos desde luego se atreven a poner en primer plano una verdad incómoda para la conciencia histórica del país que inventó el cine. "Las pocas películas que tratan este tema no tienen éxito comercial -añade el director-. Mi película se estrenó en Francia en enero, en medio de los atentados de Charlie Hebdo, y fue algo extraño, porque el vínculo era muy claro. Los atentados de aquellos días son una consecuencia directa de una historia no digerida. Tuvo muy buena acogida crítica pero se estrenó en salas en un momento en el que las lógicas comerciales obviamente no estaban con la película".

El western muestra el lado oscuro del mito americano, y aquí está el mito europeo del colonialismo"

Oelhoffen parte del hermoso y breve relato El huésped, de Albert Camus, donde el escritor galo trazaba una historia de humanismo en el contexto de la guerra argelina, apostando por la dignidad de las víctimas. Al maestro de un pequeño pueblo argelino, Daru (Mortensen), un exmilitar francés, le confían un prisionero árabe, Mohamed (Reda Kateb), al que ni quiere custodiar ni quiere entregar. Con silencios y miradas elocuentes, allí donde las palabras apenas tienen cabida -"uno es un campesino que no habla mucho y el otro un maestro que vive aislado, así que fuimos quitando líneas de diálogo sin que se cayeran los cimientos de la historia", explica el director-, el filme va construyendo una seca pero finalmente emotiva historia de estrecha fraternidad, que se inscribe en la poética geográfica y sentimental del western.

Pregunta.- ¿Qué le llevó a este género?
Respuesta.- Desde que leí el cuento lo vi de esa manera. No fue una transformación, sino que vi el western, o más bien un primo del western en el relato. Lo que hay detrás de este género es tratar de mostrar el lado oscuro del mito americano, como en las películas de Anthony Mann o de Arthur Penn. En Lejos de los hombres no está el mito de la conquista del oeste, pero sí hay otro mito, que es europeo: el modo en que el universalismo se transformó en colonialismo, y por eso no es una casualidad que el personaje protagonista sea un profesor, pues es el transmisor de una cultura. Si el personaje emblema del oeste es un sheriff, aquí es un profesor.

P.- Apela directamente a la identidad, a algo muy propio del cine del oeste, que es el desarraigo de los personajes...
R.- Ese fue un cambio importante en el guión respecto al cuento, que es muy corto. Añadí elementos de las crónicas periodísticas de Camus en Argelia. En el cuento, Daru es francés, y yo le añadí los orígenes españoles, de manera que es una persona sin identidad clara, visto con recelo tanto por foráneos como por extranjeros. Ambos tienen un problema de identidad, porque Mohamed tiene que proteger a sus hermanos árabes, pero está tratando de escapar de su propia cultura. Y lo mismo le pasa a Daru, que tiene que luchar contra la ley colonial para mantener vivo a este hombre. La problemática principal es el choque de la ley tribal y la ley del hombre blanco, como en los western.

Criaturas herrantes

Una imagen de Lejos de los hombres

Busco la energía de Sam Peckinpah, el modo en el que violencia y fraternidad llegan a relacionarse"

En su huida, Daru y Mohamed se embarcan en una travesía por las montañas del Atlas, perseguidos por el ejército. El sudor, el polvo, la sangre y las lágrimas imprimen una cualidad física al viaje de estos dos seres apátridas, forasteros atravesando el desierto que podrían ser parientes fílmicos de las criaturas errantes de Sam Peckinpah. "Busco esa clase de energía, esa sequedad en las formas que él registraba con tanto genio, donde violencia y fraternidad son conceptos que no están distanciados, más bien al contrario, se relacionan entre sí", sostiene Oelhoffen. Lejos de los hombres apela sin duda al cine clásico en la reproducción de los gestos, en el movimiento expresado por un cuerpo en el espacio, ahora que el cine moderno (o posmoderno, o el neocine, si queremos) ha reducido el foco al estatuto de la imagen, más bien lejos de los hombres.

P.- Toda película histórica busca resonancias con el presente. ¿Cuáles son las suyas?
R.- Lo que ocurrió en los años 50 también ocurre en Libia, en Israel, en Siria... Los choques entre el mundo occidental y el mundo árabe son muy similares. Las guerras tienen raíces distintas, ya no son guerras de liberación postcoloniales, pero lo que no cambió es el sufrimiento de aquellos que tratan de sobrevivir y de conservar cierta dignidad y esperanza. Para mí no es una película histórica porque estamos todo el rato en el punto de vista de las víctimas del conflicto. No es una explicación del porqué de la guerra de Argelia. Es un cuento filosófico.

P.- Nick Cave y Warren Ellis han compuesto la música. ¿Cómo fue ese proceso?
R.- Algo muy fértil porque ellos ofrecen muchas propuestas y son muy rápidos. Tuvimos largas discusiones para encontrar el centro de la historia. Nos dimos cuenta de que la música tenía que acompañar la evolución entre los protagonistas pero sin subrayar los momentos emotivos, de manera que solo hay música en escenas de tránsito. Está muy contenida y se va haciendo melódica a medida que se fortalece la relación entre ellos.

@carlosreviriego