Image: Humor y suspense en los setenta

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Cine

Humor y suspense en los setenta

10 junio, 2016 02:00

Ryan Gosling y Russell Crowe protagonizan Dos buenos tipos

Diez años ha durado el proyecto de preparación de Dos buenos tipos, filme de Shane Black que llega a nuestras pantallas protagonizado por Russell Crowe y Ryan Gosling en el que trazan un cóctel de humor, suspense y acción.

La mitología es inagotable: años 70, California. Allí se trasladó hace bien poco Paul Thomas Anderson para filmar el vicio inherente, la anarquía y la diversión de San Francisco, uno de los lugares más deslumbrantes y más corruptos del mundo. Si había en los cimientos de Puro vicio una voluntad de historiografía cultural y política, a Shane Black apenas le interesa el contexto musical, los pantalones campana y los coches deportivos. No necesita más. Bueno, sí, la industria del porno, sus oscuras trastiendas, ese lugar de tránsito obligado también en pastiches pulp como El gran Lebowski (1998) o L. A. Confidential (1997), explícitamente citadas en Dos buenos tipos. No compite esta comedia de Black en la misma liga que sus objetos de tributo, pero tampoco aspira a ser más de lo que dignamente es, una buddy comedy (o película de colegas a la fuerza) que acaso está más en deuda con el slapstick del Hollywood dorado que con la nostalgia vintage. Pensamos en Historia de un detective (Murder, My Sweet, 1944) de Edward Dmytryk, pero también en Abbott y Costello y en una fusión entre Raymond Chandler, Elmore Leonard y los hermanos Marx. En todo caso, el cóctel humor, suspense y acción surte efecto.

En el clímax de la película, durante un tiroteo y una loca persecución en un hotel de Los Angeles, una lata de celuloide vuela por todo el edificio como un canto rodado. Dentro está la bobina de una película porno con un supuesto mensaje político que es crucial para la trama, pero que sobre todo emana como un artefacto nostálgico, un objeto que acaso simboliza la devoción del director Shane Black -guionista de la saga Arma letal, quizá el cop-buddy-movie más popular- por los viejos tiempos, cuando la pornografía se imprimía en celuloide y se promocionaba con grandes fiestas. En ese ambiente es en el que se mueven el dipsómano detective privado Holland March (Ryan Gosling) y el matón profesional Jackson Healy (Russell Crowe) en busca de una actriz desaparecida. No son The Dude (Jeff Bridges) y Walter (John Goodman), pero cuando Blake filma la disparatada secuencia en coche en la que llevan en el maletín un señuelo de 100.000 dólares es imposible imaginar que no quiere que les recordemos.

El carisma de la película va abriéndose paso con naturalidad a través de un guión preciso

Black debutó tras las cámaras con la excéntrica Kiss Kiss, Bang Bang (2005) para luego firmar la tercera entrega de Iron Man (2013), donde el humor buscaba su lugar en el fragor de las pirotecnias. Acaso el gran riesgo de este filme pasa por colocar a dos estrellas de Hollywood cara a cara y mostrando sin complejos sus registros cómicos, especialmente en el caso de Crowe, siempre tan solemne y tan grave, que debuta como cómico en este filme en el que el humor puramente físico de Jerry Lewis y Blake Edwards también tiene cabida. Ambos pasan el desafío con nota, y la complicidad que crean los actores en la pantalla merece ya de por sí implicarse en la aventura. El carisma de la película va abriéndose paso con naturalidad a través de un guión preciso -confiesa Black que el proyecto se ha gestado durante diez años-, pero sobre todo en la inclusión en la trama de Holly, la hija adolescente de March (Angourie Rice), que se verá envuelta en la investigación para introducir la vertiente emocional del relato. Sin grandes pretensiones, pero consciente de la tradición de culto en la que se inscribe esta nueva serie negra en la ciudad de los neones, Dos buenos tipos cumple sobradamente su cometido y trasciende la mera trinidad lúdica de tetas, sangre y rock & roll.

@carlosreviriego