Image: Sergei Polunin: sublime tormento

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Cine

Sergei Polunin: sublime tormento

19 mayo, 2017 02:00

Sergei Polunin en Dancer

Steve Cantor estrena Dancer, un documental de trazas autorales sobre el bailarín Sergei Polunin, el más joven en ser figura principal del Royal Ballet de Londres, que de forma sutil evita el sensacionalismo.

Todos sabemos que hay artistas magníficos de vidas más o menos convencionales que nunca se han drogado, jamás han protagonizado escándalos y son ejemplos de equilibrio emocional. Pero la realidad es que existen artistas "locos" y extremos, atormentados y geniales, mucho más llamativos. Hasta cierto punto estos últimos han copado el imaginario colectivo de lo que se conoce popularmente por ser artista, figura romántica por excelencia que, como los borrachos, se permite el lujo de ser honesto en un mundo de mentiras.

Dancer, el estupendo documental que le ha dedicado a Sergei Polunin (Jersón, Ucranía; 1989) el documentalista estadounidense Steven Cantor, con una notable trayectoria a sus espaldas, nos acerca a la figura de un bailarín sublime. Polunin logró a los 19 años ser figura principal del Royal Ballet de Londres con un éxito descomunal para abandonar poco después tan destacada posición e iniciar una errática trayectoria como bailarín freelance. Destinado a la fama desde muy corta edad, Polunin creció en un pueblo de mala muerte de Ucrania y destacó desde pequeño como gimnasta y toda su familia se volcó en que el joven prodigio alcanzara la fama que terminó conquistando. La madre lo acompaño primero a Kiev y después a Londres mientras el padre emigraba a trabajar a Portugal y la abuela a Grecia para pagar sus estudios.

Sin duda, la apuesta de los Polunin por su superdotado hijo no pudo salir mejor. Considerado como uno de los mejores bailarines del mundo, recién superada la mayoría de edad Polunin reventaba los teatros de la capital británica y era aclamado como el nuevo Nureyev en los mejores teatros. Sin embargo, paradojas de la vida, ese mismo sacrificio familiar por el que el ucraniano pudo llegar a la cima fue al mismo tiempo su verdugo, ya que provocó la separación de su familia y derivó en el divorcio de sus padres

. Dancer es un documental con trazas autorales que de forma sutil evita en todo momento el sensacionalismo, Cantor nos presenta a un genio de la danza tan brillante en su arte como poseído por insondables tormentos interiores que le empujan al abismo. Víctima de su éxito, el bailarín se siente culpable por haber destruido a su familia después de haber luchado sin descanso para ganar dinero y poder reunirla, acosado por la presión que semejante sacrificio familiar ha significado. De todos modos, Cantor, y el propio Polunin, que a lo largo de los años ha dado varias explicaciones distintas a esa insólita decisión de dejar el Royal Ballet que ha marcado su trayectoria, dejan mucho a la imaginación del espectador. Sabemos que Polunin bebía mucho, tomaba cocaína y se pasaba las noches de juerga. Tampoco lo vemos y Cantor más bien pasa de puntillas.

Hay muchos fragmentos en el filme de las coreografías de Polunin, que es un bailarín prodigioso capaz de dar unos saltos impresionantes y conmovernos poco después con movimientos de una alta emotividad. No soy experto en danza, pero ver bailar a Polunin realmente pone los pelos de punta en un ejercicio de sensibilidad sublime y absoluta. El documental tampoco indaga en la vida sentimental del bailarín, ahora pareja de la bailarina Natalia Osipova, y el propio Polunin, que parece una encarnación perfecta del mito romántico con ese cuerpo atlético de ensueño y la mirada azul y desvalida, se muestra más bien parco en palabras. Cantor hace bien en dejar una parte de esta historia en un pozo de misterio, el mismo que sentimos al ver bailar al sensacional y casi inhumano Polunin.

@juansarda