Image: Gorrión rojo: Vuelve la Guerra Fría

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Cine

Gorrión rojo: Vuelve la Guerra Fría

La película dirigida por Francis Lawrence y protagonizada por Jennifer Lawrence es una apuesta entretenida y por momentos despiadada

2 marzo, 2018 01:00

Jennifer Lawrence en una escena de Gorrión rojo

No deja de ser curioso que una película como Gorrión rojo, superproducción de Hollywood que reúne a "los Lawrence", la actriz Jennifer y el director Francis después de su gran éxito en la saga de Los juegos del hambre, se estrene entre nosotros apenas un día después de que un amenazador Putin haya anunciado que Rusia dispone de unos nuevos misiles que son capaces de atravesar escudos. "Así nos escucharán" ha dicho el mandatario. Después de unos años en los que parecía que Rusia había dejado de ser el enemigo por antonomasia, la revolución ucraniana o la supuesta infiltración de los servicios secretos en las elecciones de Estados Unidos han puesto las cosas al rojo vivo.

Gorrión rojo, de hecho, podría describirse perfectamente como una película de la Guerra Fría, y la inspiración en clásicos del asunto como Cortina rasgada (Alfred Hitchcock, 1966), El tercer hombre (Carol Reed, 1950) o El espía que surgió del frío (Martin Ritt, 1965) resulta más que evidente. Claro que las cosas han cambiado y en plena era de la ambigüedad como la que vivimos la protagonista es una pletórica Jennifer Lawrence como oscura espía rusa, una bailarina caída en desgracia que acaba trabajando para los servicios secretos como única manera de sobrevivir guiada por su propio y siniestro tío, vicepresidente de la poderosa organización.

La bella Lawrence no es una espía cualquiera sino un "gorrión rojo", es decir, una mujer entrenada para seducir, acostarse y, por supuesto, arrancarles sus secretos a las personas que le encargue el Estado. Para ello, va a una "escuela de putas", como la llama ella misma en la descripción más acertada posible, donde le enseñan a convertirse en una máquina sexual capaz de engañar al más ducho de los agentes, por ejemplo, a un espía americano (Joel Edgerton) que está en el punto de mira de la CIA porque ha sido pillado in fraganti cuando le pasaba información un alto cargo del gobierno ruso. Podría extenderme más con la trama pero no tendría fin, en Gorrión rojo, como en toda buena película del género, los golpes de guión son constantes y las sorpresas se acumulan.

El principal problema de Gorrión rojo, que dura nada menos que dos horas y veinte minutos, es que es demasiado larga y como es habitual en muchas películas de Hollywood, que parecen seguir el principio de que la duración garantiza el prestigio, se eterniza innecesariamente con una serie de giros y más giros que pueden hacerse inacabables. Salvando ese defecto, es una película entretenidísima y por momentos despiadada, muy bien filmada y con Jennifer Lawrence en plenitud de facultades que sorprende por la crudeza de su planteamiento e incluso por su "adultez", acostumbrados como estamos a películas americanas descafeinadas. En sus mejores momentos, y hay varios, Gorrión rojo es maravillosa.



@juansarda