Image: Olivier Ayache-Vidal: Cuando le das confianza a un niño, los resultados son sorprendentes

Image: Olivier Ayache-Vidal: "Cuando le das confianza a un niño, los resultados son sorprendentes"

Cine

Olivier Ayache-Vidal: "Cuando le das confianza a un niño, los resultados son sorprendentes"

13 abril, 2018 02:00

Olivier Ayache-Vidal. Foto: Michael Crotto

El director frances nos muestra el lado positivo de los conflictivos banlieues en El buen maestro, una película en la que Denis Podalydès se mete en la piel de de un profesor de uno de los mejores institutos de París que es enviado a dar clase a uno de esos centros "difíciles" en los que la mayoría de alumnos vienen de familias emigradas que se encuentran en estado de precariedad.

Dice el cineasta francés Olivier Ayache-Vidal (París, 1969) que los medios de comunicación franceses han transmitido una imagen distorsionada de esos famosos suburbios habitados por emigrantes. Son los banlieues, cinturones industriales de las grandes urbes galas en los que según Ayache-Vidal suceden "muchas más cosas positivas que negativas" aunque solo los veamos cuando hay disturbios. Nos lo muestra el director en El buen maestro, película protagonizada por Denis Podalydès en la piel de un profesor de uno de los mejores institutos de París que es enviado a dar clase a uno de esos centros "difíciles" en los que la mayoría de alumnos vienen de familias emigradas que se encuentran en estado de precariedad. Dos años y medio estuvo el director conviviendo con los chavales de un liceo para documentarse para una película que quiere ser crítica con un sistema, y unos profesores, que prefieren dar por amortizados a los alumnos problemáticos antes que dedicarles los recursos necesarios para que salgan adelante.

Pregunta.- Da la impresión de que con esta película quería plantear más preguntas que dar respuestas. ¿Es así?
Respuesta.- Dar soluciones hubiera sido pretencioso por mi parte. Lo que yo quiero mostrar es qué sucede cuando se aplican determinadas pedagogías y a partir de ahí abrir un debate necesario. No tengo la intención de moralizar sino de ser fiel a la realidad para que entre todos podamos sacar conclusiones sobre lo que funciona y lo que no.

P.- ¿No es más fácil, cuando uno hace una película como ésta, ponerse del lado de los adolescentes que siempre tienen ese beneficio de la duda en la juventud?
R.- Nada es fácil en cine. No tengo tan claro que esté contada a favor del punto de vista de los alumnos. Es cierto que me cuesta menos identificarme con ellos pero la película cuenta la historia de un profesor de un liceo prestigioso de París que es mandado a los suburbios a dar clase. Yo tengo hijos jóvenes, he sido adolescente y sé lo que es ser joven. Es cierto que su presencia me resulta refrescante. Puede que parta de un lugar en el que tenga más afinidad con los adolescentes pero finalmente ese profesor también me ha emocionado y lo he comprendido. Creo que al final sus dudas acaban siendo el corazón del filme.

P.- ¿Cómo fue el proceso de investigación para el filme?
R.- Estuve dos años y medio en ese colegio para documentarme. Trabajamos con alumnos que conocí durante la investigación, no son actores profesionales. Mi papel fue parecido al de un profesor y solo comenzamos a trabajar cuando conocí bien lo que pasaba. Teníamos que construir una clase que tuviera vida y reflejara lo que pasa en la vida real, con el mismo porcentaje de alumnos tranquilos y de los que no lo son tanto. Ellos te cuentan que la experiencia les ha ayudado a ser más maduros. Estaban muy orgullosos de haber hecho una película y les hacía mucha ilusión salir en el cartel. La mayor lección quizá es que vieron que con el trabajo se consiguen cosas buenas.

P.- Quizá uno espera más drama. ¿No quiso apretar las tuercas?
R.- Quería que la película tuviera un punto positivo pero no la imagen del profesor saliendo a hombros de los alumnos. Creo que muchos profesores que vayan a los banlieues se sorprenderán al ver que hay muchos jóvenes con ganas de aprender y que valoran su trabajo. Hay aspectos positivos que no pueden ser ocultados. Después hay otros no tan bonitos que también mostramos. Nadie dice que la vida sea bella pero sí que hay problemas que pueden ser solucionados.

El buen maestro

P.- Recuerdo un entrenador de un equipo juvenil de primera división que contaba que pensaba que tenía buen ojo porque los chavales a los que favorecía se convertían en estrellas y un psicólogo le hizo ver que era al revés, que lo que les hacía estrellas era su confianza en ellos. ¿Fracasan estos chicos porque el sistema les dice que no valen para nada?
R.- El ejemplo del fútbol es bueno. Cuando a un niño le das confianza y le dices que confías en él, los resultados pueden ser sorprendentes. En el mundo de la competición ves a campeones que empiezan en último lugar y acaban en primero gracias a esa autoestima. Cuando tienes alumnos más frágiles dar esa seguridad es fundamental. Cuando el alumno cree en sí mismo es más posible que disfrute con la materia que está aprendiendo.

P.- Se muestra muy crítico con los Consejos de Disciplina que funcionan como una maquinaria de expulsiones. ¿Es más fácil echarlos que darles una mano?
R.- Cuento lo que he visto. He asistido a varios Consejos de Disciplina y he visto esas mesas redondas con los alumnos como culpables, los profesores y los padres. Hay una facilidad sorprendente para excluir a los jóvenes. No sirve para nada. Los expulsan del sistema para siempre. Son situaciones terribles que sirven para calmar a los profesores pero les destrozan la vida. Todos los años se expulsa a 17.000 chavales de las escuelas y la mayoría ya no regresa. Es una injusticia que me dolió mucho.

P.- ¿Es la sociedad francesa tan xenófoba como parecen indicar los buenos resultados electorales de Reagrupamiento Nacional (ex Frente Nacional)?
R.- La situación de xenofobia se ha calmado desde las elecciones pero, por supuesto, hay un grado de tensión fuerte. Creo que la culpa de ese odio a los emigrantes es de los medios de comunicación. Durante el tiempo que pasé en los suburbios vi muchos menos problemas de los que salen por la televisión. No hay una guerra civil y aunque hay problemas con las drogas también los hay en otros barrios. Hay una visión deformada de la realidad pero es normal porque la gente no lo conoce. Quiero mostrar lo que vi y hay muchas más cosas positivas que negativas. La mayoría de la gente trabaja y saca adelante a su familia. Es cierto, hay más miseria, pero también ves más solidaridad. Francia no es Estados Unidos, no hay armas en los institutos. El problema de las escuelas allí no es la violencia. Se confunden mucho las situaciones.

P.- ¿Por qué pone tanto énfasis en los paralelismos con Los Miserables de Victor Hugo?
R.- Los miserables se estudia en el colegio. Y al mismo tiempo, por supuesto no se puede comparar la miseria del siglo XIX con la miseria actual, pero los miserables de hoy en día están en esos suburbios. Es un libro que a primera vista puede parecer difícil para los alumnos pero vemos el logro del profesor, que consigue darles el placer de que lo conozcan. Me veía muy reconocido con ese profesor porque no consigo que mi hijo lea y me rompo la cabeza todo el rato para encontrar técnicas para que tenga interés.

@juansarda