Image: Sergio & Sergéi: el limbo del comunismo

Image: Sergio & Sergéi: el limbo del comunismo

Cine

Sergio & Sergéi: el limbo del comunismo

20 abril, 2018 02:00

Imagen de Sergio & Sergéi

Recién presentada en el Festival de Málaga, la película de Ernesto Daranas establece un paralelismo entre un cosmonauta ruso perdido en el espacio y un profesor cubano de teoría marxista en la universidad que se enfrentan al fin del comunismo.

El comunismo como tragedia o como fracaso. El fin de un sueño que se produce cuando ya no queda más remedio que admitir que la situación solo cabe describirla como una emergencia humanitaria. O el comunismo como limbo, como estado más allá de la propia realidad, como un sueño o una ensoñación incluso, como las de aquellos que prefieren vivir con los ojos cerrados y dormidos para que la realidad no les grite a la cara que todo aquello tan bonito fue un sueño que nunca dejó de ser una pesadilla. Todo esto lo cuenta el cineasta cubano Ernesto Daranas en Sergio & Sergéi, en la que establece un paralelismo entre un cosmonauta ruso perdido en el espacio, porque su país no tiene dinero para pagar su regreso cuando se desintegra la URSS, y un profesor de teoría marxista en la universidad -la profesión no es casualidad- que malvive en una Cuba devastada por la miseria durante el "período especial", época posterior al derrumbe del bloque soviético que dejó a la deprimida economía de la isla a los pies de los caballos.

Recién presentada en el Festival de Málaga, Sergio & Sergéi está interpretada por Tomás Cao en el papel de Sergio, que además de profesor universitario es radioaficionado y se pone en contacto con Sergéi, al que da vida Héctor Noas, un desdichado cosmonauta ruso que se entera en plena viaje espacial de que el país que ha abandonado ha dejado de existir y de ser comunista para encontrarse sin comerlo ni beberlo en la absurda situación de que no puede regresar a la tierra, con lo cual está condenado a dar vueltas a su alrededor eternamente. La metáfora es obvia, por momentos incluso demasiado, aunque el cubano siga en su isla y el ruso esté condenado a ver su patria a través de un ventanuco. El fin del comunismo lanzó a la nada a toda una generación, o varias, de ciudadanos que buenamente habían creído en él y se topaban con un derrumbe inesperado que les dejaba solos y desamparados.

No hay nostalgia del comunismo en la película, más bien todo lo contrario, aunque sí de su idea. Sergio y Sergéi son tan víctimas de la geopolítica o la pobreza como de la desilusión al verse forzados el primero a dar clases de marxismo cuando ha quedado desacreditado y el segundo a representar la gloria de un país y un sistema que han sido derrotados. Parias de la historia, pero con el romanticismo de los soñadores, el director muestra la decrepitud del régimen castrista con un tono que recuerda al del palestino Elia Suleiman, quien ha convertido un humor surrealista con tintes poéticos en una eficaz arma de denuncia contra los desmanes israelíes. Por momentos, Sergio & Sergéi tiene dificultades para compaginar la dureza de lo que cuenta, una tragedia humana de dimensiones colosales, con el tono amable y lírico del filme pero el resultado nunca deja de ser seductor en una película simpática.

@juansarda