Playground: ¿Quién puede matar a un niño?
Imagen de la película Playground
Construida al principio como un filme social ejecutado con talento y rigor, Playground de Bartosz M. Kowalski deriva hacia la demencia evitando la catarsis y mostrando el horror como algo banal
¿Quién puede matar a un niño? sucedió un 12 de febrero de 1993, cuando James Bulger, de dos años, se perdió en un centro comercial de Liverpool y luego fue secuestrado, torturado y finalmente asesinado por dos chavales de 10 años. El homicidio conmocionó a la sociedad de la época y es la base de Playground, película polaca que acaba narrando el mismo suceso pero se toma todas las libertades a la hora de construir los personajes y las circunstancias.
Dirigida por el debutante Bartosz M. Kowalski, la película fue presentada en el último Festival de San Sebastián causando un cierto escándalo porque las imágenes de la tortura y asesinato de un menor de dos años no pueden sino causar consternación. Todo ello lo rueda Kowalski con una prudente distancia y huyendo de cualquier tentativa de amarillismo en una película bien rodada en la que casi lo menos interesante es el acto criminal y lo más es la vibrante descripción de un entorno obrero, industrial y deprimido en el que sucede la historia. Con aires naturalistas, la presentación de los dos jóvenes futuros asesinos y su mundo resulta convincente y rezuma verdad y nervio.
Dice Kowalski siguiendo el cuaderno del buen director que "no da respuestas" sobre la monstruosidad que cometen los protagonistas y está claro que cualquier intento de ofrecer una explicación racional a semejante barbarie resulta inútil. La crueldad propia de algunos adolescentes, el vacío moral de la sociedad poscomunista polaca o la falta de horizonte vital y poesía de unas existencias precarias no pueden explicarlo. Construida al principio como un filme social ejecutado con talento y rigor, Playground deriva hacia la demencia evitando la catarsis y mostrando el horror como algo banal, siguiendo el modelo Hannah Arendt.
@juansarda