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Cine

'Dos': bailar pegados no es bailar

Mar Targarona estrena un inquietante thriller en el que dos amantes amanecen cosidos por el vientre

23 julio, 2021 11:58

Determinadas películas son más fáciles de arrancar que de concluir. Es decir, es más sencillo pergeñar una situación explosiva que resolverla. En A la mañana siguiente (Sidney Lumet, 1986), veíamos la odisea de Jane Fonda cuando se despierta después de una noche de fiesta con un cadáver al lado. En Frenético (Roman Polanski, 1988), es Harrison Ford quien al amanecer se encuentra con que su esposa ha desaparecido misteriosamente. En Dos vemos otro “mal despertar”, el de dos cuarentones que tras un “one night stand”, o sea, un polvo de una noche, se encuentran unidos el uno al otro por el vientre. Alguien, un malvado desconocido, los ha cosido en un acto de crueldad despiadado que les resulta incomprensible. Las sospechas recaen de inmediato en el marido de ella, supuestamente celoso ante sus infidelidades.

Mar Targarona (Barcelona, 1953) acaba de vivir el éxito de El fotógrafo de Mauthausen (2018) y con esta película cambia totalmente de tercio. Del drama histórico ambientado en el Holocausto nazi al thriller perturbador desarrollado entre cuatro paredes y en un único escenario. Tiene un principio vigoroso que despierta la curiosidad, la brutal premisa sirve al mismo tiempo como motor de la trama pero también como metáfora de las relaciones efímeras que marcan el mundo contemporáneo. Por una parte, existe la necesidad de relacionarnos con los demás, el irrompible vínculo social; por la otra, como fuerza contraria, el egoísmo e individualismo del mundo actual. Son esas dos fuerzas, la que nos une a los otros pero también la que nos aísla, en un contexto de desconfianza generalizada ante los extraños, las que actúan en este filme.

DOS. Spot 20". 23 de julio en cines

Los actores Marina Gatell y Pablo Derqui, Marina y David, ella de familia rica y él de colegio público, interpretan con convicción a unos personajes atrapados en una situación monstruosa. Encerrados en una habitación desconocida, queda claro desde el principio que alguien está jugando con ellos pero también tratando de lanzarles algún tipo de mensaje o de castigarles por algún pecado que desconocen. Ella duda sobre la honestidad de él, a quien acusa de haberle tendido una trampa, y es extraño que él en cambio nunca desconfíe de la mujer. La película reproduce estereotipos de género quizá evitables en ambas direcciones, por una parte se da por sentado que el agresor tiene que ser el hombre; por la otra, ella se pone histérica mientras él mantiene mejor la calma.  

Es una película corta, lo cual se agradece, y al final la historia encuentra una explicación plausible al martirio de los protagonistas aunque se presente de una manera un poco tosca (los recortes de periódico son un recurso mejorable para explicar el pasado). Targarona hubiera hecho bien al no presentar ese misterio como una sorpresa absoluta para el espectador y los personajes, siendo todo más terrorífico si la verdad hubiera podido estar latente al menos de alguna manera en el desarrollo.