'Cinco lobitos' y 'Utama' arrasan en el Festival de Málaga
Incontestable palmarés en una edición con un nivel mejor que en años anteriores y en la que la conexión Berlín-Málaga vuelve a surtir efecto con el debut de Alauda Ruiz de Azúa, un magnífico trabajo de dirección de actores
26 marzo, 2022 17:12Noticias relacionadas
Los pronósticos se han cumplido y Cinco lobitos, la ópera prima de Alauda Ruiz de Azúa, se ha alzado con la Biznaga de Oro a la mejor película española de la 25.ª edición del Festival de Málaga, además de con los premios al mejor guion y a la mejor interpretación femenina, galardón que compartieron Laia Costa y Susi Sánchez, hija y madre en este retablo familiar lleno de aristas que también se llevó el premio del público
Al igual que ya sucediera hace cinco años con Estiu 1993 (Carla Simón, 2017), la conexión entre la Berlinale y el festival malagueño ha surtido efecto. Si entonces el estreno de la ópera prima de Carla Simón dentro de la sección Generación K-Plus suponía el pistoletazo de salida para un filme que agitó el cine español, en un movimiento que culmina con el estreno también en Málaga de Alcarràs, este año, el trabajo de debut de Ruiz de Azúa empezaba su carrera en Berlín y ahora, con este ramillete de premios, confirma las buenas sensaciones que dejó tras su premiere mundial en tierras alemanas. Además, en este primer largometraje de sorprendente madurez, filmado con suma precisión y con un magnífico trabajo de dirección de actores, la cineasta vasca se suma a la lista de mujeres que, recientemente, han sido premiadas en certámenes internacionales.
La otra gran triunfadora del festival fue Utama, que se hizo acreedora de tres galardones —mejor película iberoamericana, premio a la mejor dirección para Alejandro Loayaza Grisi y mejor música para Cergio Prudencio— además de con el premio de la crítica. Esta historia sobre el fin de un modelo de vida, y de una manera de entender el mundo, cautivó al jurado formado por las actrices Cecilia Suárez y Marta Nieto, el escritor Javier Cercas, el cineasta Manuel Martín Cuenca y el director del Festival de Cine de Lima, Marco Mühletaler, que repartió la mayoría del resto de reconocimientos entre filmes latinoamericanos.
The Gigantes, la producción mexicana dirigida por la española Beatriz Sanchís se llevó, además de una mención especial, el premio a la mejor fotografía para Nicolás Wong Díaz por su afinado trabajo de composición que aprovecha a las mil maravillas las posibilidades que le ofrece el paisaje fronterizo que se extiende desde Los Ángeles a Baja California.
Los premios de actuación también cayeron en manos de películas llegadas de ultramar. A la incontestable Biznaga de Plata a la mejor interpretación masculina para Leonardo Sbaraglia por encarnar a ese hombre desnortado con serias dificultades para descifrar la realidad en Ámame, hay que sumar el premio al mejor actor de reparto para el chileno Nicolás Poblete, sin duda protagonista de la historia más potente, por su dureza y por su contención a la hora de abordarla, de cuantas componen Mensajes privados (Matías Bizé, 2021), título que también se llevó el galardón al mejor montaje para Rodrigo Saquel.
Junto a Cinco lobitos, la otra película española presente en la Sección Oficial que podrá estampar un laurel en sus carteles promocionales será Mi vacío y yo. El tercer largometraje de Adrián Silvestre se llevó el premio especial del jurado por esta delicada crónica del proceso de transición por el que atraviesa Raphaëlle Pérez. De las once producciones españolas seleccionadas en el máximo apartado competitivo, solo dos fueron bendecidas por el jurado, mientras que cuatro de las ocho películas llegadas del otro lado del Atlántico cazaron premio, entre ellas la brasileña A mãe (Cristiano Burlan, 2021) que vio reconocido el trabajo de Debora Maria da Silva, premiada como mejor actriz de reparto.
En este palmarés difícilmente reprochable, se echa en falta la presencia de Lo invisible, la dura y sutil película ecuatoriana dirigida por Javier Andrade, si bien el jurado premió los títulos más valiosos de cuantos entraron en liza en una competición que sigue pecando de cierto inflacionismo, por más que en este 2022 mostrase un nivel sensiblemente mejor que el de años anteriores.
Aunque es cierto que, en su recta final, el Festival de Málaga no mejoró la calidad de los títulos ofrecidos durante los primeros días, deparó sorpresas interesantes como La voluntaria, el último largometraje de Nely Reguera, un relato un tanto errático y con dificultades para nivelar su arriesgado tono tragicómico que, sin embargo, ofrece una visión nada complaciente sobre las labores humanitarias en un campo de refugiados.
Obra infrecuente por su temática y por la manera que Reguera tiene de aproximarse a la cuestión, La voluntaria fue junto a Libre (Natural Arapajou, 2021), un crudo retrato ambiental de una depauperada villa bonaerense vista desde el prisma de un exconvicto que regresa al barrio y que peca de cierto recargamiento en su parte final, lo más interesante de unas jornadas finales en las que también pasaron La maniobra de la tortuga (Juan Miguel del Castillo, 2022), un policíaco que funciona cuando quiere mostrarse como un ejercicio de estilo rocoso y que se desinfla cuando quiere hacer notar la importancia del tema que trata (la violencia de género); Las niñas de cristal (Jota Linares, 2022), hinchadísimo drama dancístico que traiciona algunas de las normas básicas incluidas en el manual de buenas prácticas del género, o Nosaltres no ens matarem amb pistoles (María Ripoll, 2022), deslavazado intento de comedia generacional con discutibles decisiones de montaje que contravienen el principio de causalidad (se observan atropellados tránsitos de la comedia a la confesión desgarradora un tanto inexplicables). Una película que apunta más que dispara y que sobrevive gracias al buen trabajo de su elenco actoral.
El buen tono general del festival se pudo corroborar con la presencia en Zonazine de películas como Dúo, premio a la mejor dirección para Meritxell Colell, o de apuestas tan imperfectas como apasionantes del estilo de Entre la niebla (Augusto Sandino, 2021) o Tiempos futuros (V. Checa, 2021), por más que el premio a la mejor película latinoamericana fuese a parar a manos de Mostro (José Pablo Escamilla, 2021), drama adolescente de texturas alucinadas con las por desgracia tristes desapariciones en México como pilar argumental.
Más sorprendente fue la Biznaga de Plata a la mejor película española para Lugares a los que nunca hemos ido, obra póstuma de Roberto Pérez Toledo, filme episódico sobre la complejidad de las relaciones personales, de realización rutinaria pero salpicado de destellos de gran intensidad dramática quien sabe si magnificados por el prematuro adiós de su director. Una película muy difícil de valorar, al menos para este cronista, a tenor de las circunstancias extracinematográficas que la rodean y que en Málaga también les valió a Pepe Ocio y Sergio Torrico compartir el premio a la mejor interpretación masculina, un ex aequo que se repitió en el apartado femenino, en el que Milena Smit y Olivia Baglivi fueron reconocidas por su notable trabajo en Libélulas, que también obtuvo el premio del público, ópera prima de un Luc Knowles que se mira en Larry Clark para describir las ansias de huida de dos jóvenes residentes en un barrio humilde.
Más difícil es hablar de triunfadoras en el campo del documental, si bien La visita y un jardín secreto, riguroso trabajo a propósito de la pintora Isabel Santaló, supuso para Irene M. Borrego el premio a la mejor dirección (compartido con Victoria Pena, firmante de Delia) además de lograr el reconocimiento del público.
El máximo galardón fue a parar a las manos de Anaïs Taracena por El silencio del topo, absorbente trabajo a propósito de la figura de Elías Barahona, periodista que se infiltró en el corazón del represivo gobierno guatemalteco encabezado por Fernando Romeo Lucas García.
En esta siempre estimulante sección en la que se pudieron ver 16 largometrajes, y en la que Memòria Sufocada de Gabriel Di Giacomo recibió una mención especial, pasaron los últimos trabajos de Carolina Astudillo o Alba Sotorra, si bien quien esto firma se queda con la fascinante Tolyatti Adrift (Laura Sisteró, 2022), sibilina disección de la Rusia actual a partir de las evoluciones de un grupo de jóvenes residentes en la decadente Tolyatti, otrora joya de la corona de la industria automovilística soviética y ciudad-sede de la fábrica de Lada. Un documental que explica, como pocos, una parte fundamental de nuestro presente.