María Ripoll: “Vivir también consiste en reconstruir expectativas”
La directora de 'Lluvia en los zapatos' retrata de manera agridulce y un punto de esperanza una reunión de viejos amigos de la infancia en la treintena. Todos tienen algo que ocultar en 'Nosotros no nos mataremos con pistolas'
17 junio, 2022 02:14Directora de largo recorrido, María Ripoll (Barcelona, 1964) se ha distinguido como creadora de comedias dramáticas basadas en los personajes. Son títulos como aquella seminal Lluvia en los zapatos (1998) en la que retrataba el universo indie de la época u otras como las exitosas Ahora o nunca (2015) o No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas (2016). En Nosotros no nos mataremos con pistolas regresa al retrato generacional al abordar la reunión de unos viejos amigos de la infancia en la treintena que llevan tiempo sin verse.
Basada en una obra de teatro de Víctor Sánchez Rodríguez, en la película conocemos a Blanca (Ingrid García Johnson), convocante de la reunión para celebrar su cumpleaños, una chica que siempre ha tratado de ser perfecta y lleva años viviendo en Londres. Elena (Elena Martín) es una exitosa empresaria con pinta de influencer. Miguel (Joe Manjón), por su parte, ha publicado una novela de éxito y mantiene una relación estable con un chico desde hace cinco años. El problema es que detrás de esa apariencia de vidas perfectas la realidad es que todos tienen secretos que ocultar.
Ambientada en un pueblo de Valencia y hablada de manera indistinta en catalán y castellano, Nosotros no nos mataremos con pistolas tiene unos diálogos vivaces que sirven como “balas” del “duelo” de los protagonistas. Más allá de las características generacionales que retrata, marcada por el alargamiento actual de la juventud y la precariedad española, Ripoll opina que la película apela a todos los públicos al plantear “ese momento de los treintaypocos en el que te planteas qué quieres hacer con tu vida”.
Pregunta. ¿Mentimos como bellacos a nuestros mejores amigos?
Respuesta. Desde luego, no siempre decimos la verdad. ¿Con quién eres mas sincero, con tu amigo de siempre o con el desconocido? Están anclados en ese “todo bien”, muchas veces ni preguntamos para que no nos contesten. En la película hay dramas pero los cuento con un poco de comedia para que pasen mejor. Hay una competitividad latente que viene de su infancia y por eso continuamente se están retando, desafiando. De allí esa cosa como de western porque son como pistoleros.
"En la película hay dramas pero los cuento con un poco de comedia para que pasen mejor"
P. ¿Qué es el éxito: ganar dinero, tener una pareja estable…?
R. Lo vemos en el caso de Miguel (Manjón), como ha ganado un premio literario todo el mundo le pregunta por el premio, nadie cómo está él. Existe esa expectativa que los demás tienen de ti. Vivimos en una sociedad donde todo son apariencias, ese adolescente que se hace un selfi como una estrella y luego mira el móvil aburrido. Lo que me gustaba de la obra de teatro es que todos tienen secretos que esconder, hay mucho subtexto, y eso permite un trabajo muy rico con los actores. Ese ha sido el máximo placer de esta película, trabajar con ellos buscando la verdad de sus personajes.
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P. Hace dos generaciones la gente a los 30 estaba casada y tenía hijos. ¿Hemos alargado la juventud?
R. Sí, claro, ahora a los 30 son niños. Vemos cómo el personaje de Blanca se pone a hacer una paella y lo ve como un símbolo de madurez. Ella vuelve de Londres para reencontrarse con sus viejos amigos y creo que todos necesitan mirar atrás para ir adelante, esa catarsis. Me gustaría hacer una segunda parte para ver qué ha pasado con ellos. Hay un sentimiento agridulce pero también he querido que haya esperanza. Trato de que haya una luz al final del túnel después de tanto “es lo que hay”. Un mojón así de grande, eso es lo que hay. Si esperas mucho más, pues no lo hay. Me gusta esa última línea de diálogo: “Juntas se piensa mejor”.
"Trato de que haya una luz al final del túnel después de tanto 'es lo que hay'. Un mojón así de grande, eso es lo que hay"
P. ¿Vemos también reflejado el sufrimiento de la juventud española por las altísimas tasas de paro que soporta?
R. La obra de teatro es de 2016 y la película está entre dos crisis, la de 2008 y la que llegó después con la pandemia. Es la generación más preparada, con más expectativas, y no ha habido lugar para ellos ni se han cumplido muchas de esas expectativas. De todos modos, creo que en todas las generaciones ha sucedido que a los treinta y poco te preguntas por lo que quieres en la vida, adónde ibas y si lo has conseguido. Vivir también consiste en reconstruir expectativas. Creo que la película apela a personas de todas las edades.
P. ¿Nos volvemos a convertir en las personas que fuimos al reencontrarnos con los amigos de la infancia?
R. Existen los contagios de comportamientos de antes, se repiten sentimientos que te provoca alguien que te generó una serie de reacciones. Cuando juegas con personajes así, que se vuelven a reunir tras tener un pasado en común, lo más difícil es reproducir esa tensión que viene del pasado al presente, tratamos de reproducirlo mediante gestos o la creación de ese vocabulario compartido que viene de lejos. Se producen esas repeticiones, a la mínima te vuelves a convertir en el niño que fuiste. Con esa catarsis final de la verbena de alguna manera vuelven atrás para volver a ser ellos mismos.