'Las chicas de la estación', Juana Macías saca a la luz los abusos a menores tuteladas

Aunque podría haber sido un punto de inflexión, el escándalo generado sirvió para poco. Los autores de la violación fueron condenados a un año de internamiento y 8.500 euros de indemnización para la víctima, pero la mayoría de denuncias de abusos continúan a la espera de juicio, mientras los políticos siguen con acusaciones cruzadas y nadie avanza en la proteccion de estas menores, que muchas veces acaban callendo en redes de prostitución.

Los casos se han acumulado en los últimos años: la condena por el Tribunal Supremo de dos proxenetas por drogar y prostituir a tres menores tuteladas por el Gobierno de Navarra, o la denuncia por el acuerdo al que llegó el Ministerio Fiscal con los empresarios acusados de prostitución de al menos 11 chicas menores en Murcia.

Además, el “Caso Sana” en Madrid, o los 12 detenidos en Asturias el pasado mes de mayo por explotar sexualmente a 5 menores de centros de acogida son ejemplos de un problema que tiene unas raíces demasiado grandes pero que no deja de asomar por las rendijas.

A partir de estas historias, surge Las chicas de la estación, la nueva película de Juana Macías, que se estrena en salas este viernes. “Esta es una película sobre una realidad durísima”, explica la directora. “Una realidad invisible o, mejor dicho, una realidad a la que nadie quiere mirar, y cuando se hace, se tiende a culpabilizar a las víctimas porque tienen problemas feos, porque se escapan de los centros, beben, se drogan… y rara vez se pone el foco en los abusadores".

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La película aborda la historia de Jara (Julieta Tobío), Álex (Salua Hadra) y Miranda (María Steelman), tres chicas que han crecido en un centro de menores, procedentes de familias desestructuradas.

Es el cumpleaños de Jara y las tres quieren celebrarlo en el concierto de su trap queen preferida. El problema es que no tienen dinero ni muchas formas de conseguirlo. Así que acaban recurriendo a una chica algo mayor, ex interna de su mismo centro, que les ofrece citas con adultos en los baños de la estación. Poco a poco y creyendo tener el control, se van viendo atrapadas en una red de prostitución de menores. La violación múltiple a una de ellas acabará por darle la vuelta a todo.

Una imagen de 'Las chicas de la estación'

"Es una historia donde hay dureza y denuncia, pero donde he buscado también que haya energía y belleza", explica Macías. "La belleza de la amistad, de la esperanza, de la música, de la adolescencia, de los proyectos de vida llenos de ilusión, de la ingenuidad".

El proyecto, en el que participa la administración de Baleares, exigió un exhaustivo casting, un guión minucioso, el rodaje en los lugares en los que sucedieron los hechos, como la estación de autobuses de Palma y el barrio de Corea; y un cuidadoso proceso de selección y creación de temas urbanos para la banda sonora, que es un hilo narrativo más en la película y un espejo en el que se miran las protagonistas.

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Una banda sonora en la que hay estrellas consolidadas y jóvenes promesas, pero en la que se prioriza la voz de artistas femeninas como Albany, Gata Cattana, Kitty110, L’Beel, La Blackie, La Zowi, Dalila… cuyas letras hablan de supervivencia, de dolor, de respeto, violencia, desarraigo, que es el mundo que refleja la película.

"En el fondo, Las chicas de la estación es una historia sobre la capacidad infinita del ser humano de resistir y florecer en las peores circunstancias”, apunta Macías. “Estoy segura de que los espectadores, además de descubrir la vida de nuestras protagonistas, descubrirán las lecciones que solo pueden enseñar aquellos a quienes les han tocado las peores cartas en la vida, y que, a pesar de eso, luchan cada día para mejorar su suerte".