Gerardo Herrero. Foto: Miguel Goñi

Gerardo Herrero. Foto: Miguel Goñi

Cine

Gerardo Herrero: “Estoy cansado de filmes intimistas sobre los problemas sexuales de la sociedad”

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Hay que ser muy malo para poner de acuerdo a americanos y rusos. Pasó con los nazis, que fueron derrotados por ambos, y pasó en Oriente Medio con la guerra internacional contra el Estado Islámico de 2014 a 2019, surgido al calor del caos por la guerra en Siria. La organización llegó a controlar unos 52.000 kilometros cuadrados (más o menos la misma extensión que Cataluña y Valencia) con una versión diabólica de la sharía por la que se mataba, ahorcaba y decapitaba a diario.

El avispero de Oriente Medio, nadie lo duda, es el explosivo lugar en el que se dirimen todos los conflictos del mundo. En Raqa, dirigida por el veterano Gerardo Herrero (Madrid, 1953), vemos la barbarie casi infinita de ese Estado en el que las niñas de 12 años se venden en el mercado para que los capos las pueden violar y matar sin que les pase nada.

Por otro lado, Raqa es una película de espías a la vieja usanza, con todos sus placeres, que son muchos. El célebre Álvaro Morte, de La casa de papel, interpreta a Haibala, un agente doble que opera como captador de fondos del ISIS vendiendo a millonarios patrimonio histórico y, al mismo tiempo, actúa de confidente de la policía española. Vemos a un tipo turbio que no se mueve por otro interés que el suyo, tratando de sacar partido del caos.

La otra cara de la moneda es Malika (Mina el Hammani), una agente de policía española que se infiltra en el corazón del Estado Islámico en Raqa, donde vive su sanguinario líder, “el Jordano”. En su caso, se juega la vida por un ideal, ya que los suyos fueron víctimas de la organización terrorista.

Productor de más de 160 películas y director de mas de 20, Gerardo Herrero es un clásico del cine español que como productor nos ha brindado joyas como Krampack (Ces Gay, 2000), El secreto de sus ojos (2009) o Que Dios nos perdone (Rodrigo Sorogoyen, 2016) y como realizador ha triunfado con filmes como Heroína (2005), Silencio en la nieve (2012) o la reciente Bajo terapia (2023). En Raqa parte de la novela de Tomás Bárbulo Vígenes y verdugos.

Pregunta. Impresiona el grado de horror del Estado Islámico, recuerda a las películas sobre la Alemania nazi. ¿Quería mostrar en pantalla ese grado de barbarie?

Respuesta. He tenido la suerte de tener a Tomás Bárbulo asesorándome. Él es experto en mundo árabe, ha nacido en el Sahara y durante muchos años fue corresponsal de El País, conoce esa realidad. También me he documentado a fondo con libros y documentales. Algunas imágenes de la película están basadas en fotografías, como esa de las mujeres entrando a ser vendidas en un zoco. La publicó una revista francesa. Es brutal.

»La comparación con los nazis es adecuada, porque hubo una gran crueldad y desprecio por los valores de la democracia. En su momento álgido llegaron a controlar un terreno considerable entre Siria e Irak y vivían a base de vender petróleo y el patrimonio artístico de la antigüedad.

»Tengo imágenes hasta sacadas de internet que eran tan crudas que no he representado en la ficción para que la película se pudiera ver, porque hubo una violencia aún más extrema. A las mujeres les hacían ver vídeos de ataques terroristas y odiar a Occidente y todo lo que fuera occidental. Las convencían de que su único papel era darles hijos a los muyaidines y tenerles la comida preparada.

Álvaro Morte, en 'Raqa'

Álvaro Morte, en 'Raqa'

P. Además de ese reflejar la vida dentro del Estado Islámico, Raqa es una película de espías muy entretenida. ¿Era su intención?

R. Mi motivación principal era hacer una historia de espías porque como espectador las disfruto mucho. Ya lo intenté hace muchos años con El misterio Galíndez (2003). Acabo de visitar la exposición Tiempos inciertos. Alemania entre guerras en el CaixaForum de Madrid y también ves ese mundo de espías, siempre tan fascinante. Estoy cansado de tanta película intimista sobre los problemas sexuales de la sociedad. Tengo ganas de ver historias más épicas, más entretenidas, más fáciles de ver. También es una película de aventuras y me alegro mucho de que sea entretenida.

P. El Estado Islámico es una encrucijada diabólica. Los propios miembros del ISIS proceden de muchos países. Luego están los americanos, defendiendo a los kurdos, y los rusos, al dictador sirio. Y también afecta a Turquía, que está contra el ISIS pero contra los kurdos, y los iraquíes. ¿Es un galimatías perfecto para una película de espías?

R. Esta película está inspirada en muchas historias reales. Una de mis grandes sorpresas fue precisamente enterarme de la cantidad de jóvenes de todas partes, muchos de Occidente, que se apuntaron al ISIS. Y también hubo muchas mujeres que acabaron en ese agujero ideológico acompañando a sus novios o maridos. Y fueron tratadas como las trataban, muy mal. Luego surgen personajes como ese experto en arte inglés, un erudito de prestigio mundial, que trabaja para ellos vendiendo el patrimonio artístico. Eso pasó.

»Todo es muy complejo en sí mismo, porque el bombardeo de Raqa fue simultáneo de aviones norteamericanos y rusos, bombardearon los dos a la vez el mismo objetivo. Las imágenes, finales de la película, donde ves la ciudad destruida, son imágenes del día siguiente a ese ataque. Si te fijas con detalle ves a los vehículos norteamericanos y a los kurdos que fueron los primeros soldados en entrar en la ciudad. Los soldados fueron entrando casa por casa para ejecutar a los luchadores del ISIS que aún quedaban.

P. Los israelíes justifican su guerra en Gaza comparando a Hamás con el Estado Islámico. ¿Después de hacer esta película que opina?

R. No creo que sean situaciones comparables. Pobres palestinos. Me da mucha pena y me parece terrible que no sepan vivir en paz y los machaquen de esa manera.

P. En la película vemos a dos espías infiltrados. Por una parte, esa joven policía Malika (Mina el Hammani) que se juega la vida para acabar con el ISIS por los buenos motivos. Por la otra, ese turbio personaje de Alvaro Morte (Haibala) que juega a todas las bandas. ¿Son las dos caras de la misma moneda?

R. Yo a Alvaro Morte le decía que Haibala es el hijo de un saharaui y una española. Hay muchos casos así, de niños saharauis que luego vienen a España a pasar los veranos. Los rusos a los más listos les daban becas en sus universidades, donde los captaban para luchar a su favor.

»Es uno de esos espías profesionales, que viven de espiar. Por eso su soledad, debe ser durísimo ser espía, son gente que no puede mostrar sus sentimientos, no pueden tener unas relaciones de pareja normales. No pueden meter la pata, no pueden delatarse, porque nadie se puede dar cuenta de que son espías. Es fascinante cómo son capaces de controlar y ocultar tu personalidad, creencias, opiniones y criterios.

Mina el Hammani

Mina el Hammani

»Malika es la venganza, quiere devolver el golpe, familiar y personal, que ha recibido, son muy distintas sus motivaciones. Ella se tiene que ganar la infiltración, va a trabajar como enfermera, la reclutan para defender los intereses occidentales, y tiene una misión, meter espías dentro del mundo del extremismo islámico.