Las 10 mejores películas internacionales de 2024: Alice Rohrwacher aúpa al cine italiano
La directora domina con 'La quimera' una lista que encumbra también a Sean Baker con 'Anora' y a Alexander Payne con 'Los que se quedan'.
La directora italiana Alice Rohrwacher triunfa con La quimera en un año marcado por hondos dramas de personaje de veteranos cineastas como Alexander Payne (Los que se quedan) o Wim Wenders (Perfect Days). Por su parte, Sean Baker se consolida como uno de los grandes directores de nuestro tiempo gracias a Anora, Palma de Oro de Cannes, y Jonathan Glazer muestra su talento para introducir al espectador en el horror nazi.
1. La quimera, de Alice Rohrwacher
Alice Rohrwacher (Fiesole, 1980) vuelve a alinearse con la mejor tradición del neorrealismo italiano, esa que va de Roberto Rossellini –con su hija Isabella dando vida aquí a una vieja aristócrata en un palacio en ruinas– a los hermanos Taviani, pasando por Pasolini, Fellini o Ermanno Olmi.
En la magnética narrativa de La quimera sentimos el peso de la tradición, pero Rohrwacher no se queda en el mero homenaje con esta historia que aborda la peripecia de unos ‘tombaroli’, ladrones de tumbas y yacimientos arqueológicos.
El realismo de la puesta en escena está siempre a un paso de lo lírico, lo simbólico e, incluso, lo fantástico. Y, en ese complejo equilibrismo, aparece el misterio, logrando la directora uno de los filmes más genuinos e imprevisibles del cine italiano reciente.
2. Anora, de Sean Baker
Sean Baker (Summit, 1971) mantiene su interés por la cara oculta del comercio sexual con Anora, una reinterpretación de Pretty Woman que ganó la Palma de Oro de Cannes. El director se reivindica como un cineasta singular, capaz de amar a sus personajes con el corazón de Chaplin, la irreverencia de John Landis y la compasión de Robert Bresson. Y despliega su talento para prolongar el frenesí narrativo y la comicidad más salvaje.
3. Los que se quedan, de Alexander Payne
Una película que nos invita a ser testigos de cómo crece el afecto y la admiración entre tres personajes memorables. Payne (Omaha, 1961) demuestra en cada encuadre, diálogo y giro argumental que verdaderamente los ama y que no hay rastro de cinismo en el retrato de sus debilidades. Además, se trata de un solvente experimento de replicado del cine de los 70, ofreciéndose como un objeto anacrónico realizado como hace 50 años.
4. La zona de interés, de Jonathan Glazer
El director británico (Londres, 1965) utiliza como nunca el fuera de campo visual y sonoro para incluir el horror en la historia del nazi Rudolf Höss y su familia, que vivían en una lujosa casa separada por un delgado muro del campo de exterminio de Auschwitz. El filme aborda el tema de la banalidad del mal y acierta al apostar por el lenguaje de un tipo de expresión de la banalidad contemporánea, el de la telerrealidad.
5. Perfect Days, de Wim Wenders
Un nuevo hito en la colección de hombres lacónicos y solitarios de Wenders (Düsseldorf, 1945), que recupera el terso minimalismo, al borde de lo observacional, que dio pie a sus mejores películas. Perfect Days sigue a un hombre inmerso en una humilde y placentera cotidianeidad, que se dedica a limpiar los baños públicos de Tokio. Un filme humanista en el que brilla el contenido trabajo del actor Kôji Yakusho.
6. El mal no existe, de Ryusuke Hamaguchi
7. Música, de Angela Schanelec
8. The beast (La bestia), de Bertrand Bonello
9. Emilia Pérez, de Jacques Audiard
10. Joker: Folie à Deux, de Todd Phillips