Image: Sagi le da a Katiuska un aire cinematográfico y nostálgico

Image: Sagi le da a Katiuska un aire cinematográfico y nostálgico

Escenarios

Sagi le da a Katiuska un aire cinematográfico y nostálgico

El director de escena presenta su adaptación de la primera zarzuela de Pablo Sorozábal, a la que ha convertido en una especie de "Gloria Swanson"

4 mayo, 2009 02:00

Un momento del montaje de la zarzuela Katiuska que Sagi presentará este jueves en Madrid.

EFE
El director de escena que puso en marzo a 80 barbies a cantar Wagner en París, Emilio Sagi, trae a Madrid Katiuska, la zarzuela de Pablo Sorozábal que él ha querido "estilizar" para hacerla "cinematográfica y nostálgica", con una suerte de "Gloria Swanson" sometida a la lucha de clases.

Se trata de una coproducción entre el Teatro Arriaga de Bilbao, que él dirige y donde se estrenó en septiembre; el Teatro Calderón de Valladolid, el Teatro Campoamor de Oviedo y el Teatro Español de Madrid, que la tendrá en cartel entre el 7 y el 10 de mayo.

Sagi, que ha presentado el montaje acompañado del director musical, Pascual Osa; del escenógrafo, Daniel Bianco, y de la actriz Trinidad Iglesias, se ha inspirado para su montaje en lo que su abuelo -Emilio Sagi Barba- contaba del estreno de la zarzuela en 1931, en el Teatro Victoria de Barcelona.

La escena final, en la que aparecen los proletarios con el puño en alto cantando a la "madre Rusia" frente a los que defiende el antiguo "orden", provocó un tumulto en el teatro y los espectadores se pegaron en esa y en las siguientes funciones.

"Me encantó y con esa idea quise hacer una crónica sentimental que emocionara al público. Es un relato sobre aquellos años grises. Quería plasmar esa idea estéticamente y por eso Katiuska es como Hedy Lamarr o Gloria Swanson en medio de un mundo en ruinas, en el que vive una historia de amor maravillosa".

Katiuska -la primera zarzuela de Sorozábal- se desarrolla en Ucrania, en plena guerra, en una posada a la que llegan revolucionarios y exiliados que quieren escapar. Uno de ellos es el príncipe Sergio -Jon Plazaola- acompañado de Katiuska -Maite Alberola- una joven no sabe que es princesa y que tendrá un encuentro decisivo con un comisario soviético -ángel ódena-.

Del libreto de Emilio González del Castillo y Manuel Martí Alonso, Sagi ha hecho un "lifting" porque algunos personajes secundarios "eran hoy en día absolutamente ridículos" y la ha acortado y "compactado" pero sin que se pierda nada de una obra que fue calificada de "vulgar y pegadiza" por su recurso a composiciones como el "foxtrot".

"Es un título que ha sido muy criticado -coincide Pascual Osa- pero tiene números de una gran altura, y el dúo es impresionante. Sorozábal componía para que le gustara al público, y Sagi ha hecho una puesta en escena de muchos quilates".

"Puedo garantizar -añade Osa- que va a ser un exitazo porque el público la ha acogido en todas partes con entusiasmo. Tiene un grandísimo nivel y pone a la zarzuela en su sitio".

Katiuska, para la que Bianco ha ideado un decorado lleno de rampas y ruinas, es una de las primeras coproducciones que se hacen en España entre teatros "provinciales" y supone "un esfuerzo importante para moderar el gasto ofreciendo una calidad muy importante", según Sagi.

"Buena orquesta -la Filarmonía- y buen coro -el Eurolírica- para intentar que se vuelva a las producciones con nivel, no hechas de cualquier manera", dice Sagi, que ha agradecido "muchísimo" al Español haberse involucrado en la producción, y a su director, Mario Gas, su apertura a todos los géneros, "algo que deberían imitar" los coliseos municipales.

Sagi cree que es un buen momento para la zarzuela porque hay muy buenos cantantes y "bastantes teatros deseando coproducir" pero también malo porque "ninguno tiene mucho dinero", aunque no quiere ni oír hablar de crisis.

"Somos teatreros y tenemos que disimular y poner cara de que esto que está ocurriendo no es tan importante", añade Sagi, que "vive sin vivir en él" porque a sus responsabilidades en el Arriaga se suman proyectos ya firmados como estrenar en diciembre Sonrisas y Lágrimas en el Châtelet de París.