Teatro

Carla Nyman, teatro contra el viejo mito de la mujer histérica y la nueva tiranía de la felicidad

Llega al Teatro de La Abadía 'Hysteria', una obra sobre el deseo, la insatisfacción y la angustia que une el siglo XIX con nuestro presente.

25 septiembre, 2024 02:27

Convertido en hospital por decisión de Luis XIV, el Salpêtrière de París se construyó sobre una fábrica de pólvora. En el último tercio del siglo XIX, miles de mujeres fueron internadas en aquel lugar donde cualquier excusa era buena para diagnosticar histeria. Una vez allí, eran exploradas por el neurólogo Jean-Martin Charcot en sus populares sesiones de los martes.

“De la histeria se lleva hablando desde Platón e Hipócrates, pero llega a su punto álgido en el siglo XIX con Charcotporque es entonces cuando el neurólogo francés refuerza la invención de la enfermedad”, cuenta Carla Nyman (Palma de Mallorca, 1996) a El Cultural.

En Hysteria, la directora y dramaturga reflexiona sobre la condición humana y sus males en el siglo XXI a partir de lo que históricamente se conoce como histeria. “Analizamos cómo es una enfermedad tramposa e inventada, que responde a un sesgo de género y a una descarga del malestar reprimido por parte de estas mujeres que solo a través de las crisis nerviosas conseguían expresar toda la angustia que vivían en la época”.

Una enfermedad que llega hasta nuestros días transformada en depresión y manía. “Ambas son la represión del malestar actual. Vivimos un momento angustiante, porque en lugar de poder expresar vulnerabilidad, nos vemos sometidos a unos valores culturales dominantes que nos bombardean constantemente con el ‘tú puedes con todo’, y nos fuerzan a mostrarnos omnipotentes. Es la tiranía de la felicidad constante”, dice.

Y es que, en el fondo de esta propuesta, que aborda temas como el desamor, subyace la insatisfacción crónica de nuestra sociedad. “No solo desde el punto de vista personal, sino como insatisfacción histórica. Estamos atravesadas por el deseo, que empieza de forma súbita y no se puede controlar. No tiene horarios, no hay negociación posible con él y, además, es adictivo. El deseo busca restaurar una falta primordial”.

"Estamos atravesados por el deseo, que empieza de forma súbita. El deseo no tiene horarios, no hay negociación posible con él". Carla Nyman

Para ello, la historia que nos propone Hysteria, que podrá verse del 25 de septiembre hasta el 13 de octubre en La Abadía, empieza cuando Agustina (Lluna Issa Casterà) acude a una consulta y el Dr. Doctor (Mariano Estudillo), empeñado en encontrar un diagnóstico, acaba absorbido por el cuerpo de la paciente.

“Muchas de nosotras hemos vivido relaciones de abusos de poder y hemos sufrido luz de gas. Nos han llamado enfermas, histéricas o intensas más de una vez. Una vez en una consulta médica un doctor se empecinó en buscar entre mis orificios para diagnosticarme una enfermedad y, finalmente, lo que ocurrió es que se había equivocado de paciente. Fue una situación muy absurda, aunque me asusté”, cuenta divertida sobre el inicio de esta obra.

Es ahí, entre un hospital, el interior de un cuerpo y un museo de arte contemporáneo, donde la obra juega con una puesta en escena plástica y surrealista. “Todo lo que tiene que ver con lo corpóreo y con el pensamiento va a estar construido escénicamente a través del diseño sonoro de Sandra Vicente. Esa atmósfera es casi un rapto sensorial del espectador y va a permitir que entremos en el cuerpo y la mente de Agustina”.

Surrealista como la realidad, Hysteria tiene también cierta vis cómica. “La comedia es accidental. Cuando algo nos resulta extraño nos causa miedo, risa o una especie de arrebato. Ahí se sitúa esta historia, en el límite de todo, pero, además, está emparentado con el discurso de la histérica, que tiene una lógica distinta y alternativa”, apunta Nyman. “¿Dice algo que no se entiende, está gritando o realmente está introduciendo nuevas palabras en el lenguaje para transformar la realidad?”. Hysteria tiene la respuesta.