Cecilia Rodrigo y Alberto Ruiz Gallardón.

Benjamín G. Rosado
Algunos de los monumentos levantados a la memoria del Maestro Rodrigo (Sagunto, 1901 - Madrid, 1999) se han pasado de empaste y lo que deberían parecer unas generosas y oscuras gafas de "no ver" -a muy corta edad, una epidemia de difteria lo dejó prácticamente ciego- adquieren la forma de unas monturas de pilotaje, como las que luce Robert Redford en Memorias de África. Y no sólo en la forma se le parecen, también en el sentido: como si desde su avioneta Rodrigo hubiera conseguido otear los diferentes horizontes musicales de la España de posguerra para unirlos después con una sola estela. Lo que, en palabras del director Raymond Calcraft, vendría a ser poco menos que un "homenaje a las distintas culturas de España, ya que se vale, como fuente de inspiración, de las más variadas manifestaciones del alma de su país, desde la historia de la España Romana hasta los textos de los poetas contemporáneos".

El 6 de julio de 1999 Joaquín Rodrigo fallecía a los 97 años en su casa de Madrid. Las causas biológicas de su muerte no se saben o no importan. Sí el profundo dolor que le provocó meses antes la muerte de su mujer y compañera Victoria Kamhih. Expiró rozando la centena -quiso el destino que apurara al máximo el siglo XX-, rodeado de su familia y con los deberes hechos. Como si en vez de irse siguiera haciendo lo que más le gustaba en este mundo. "¿El principal rasgo de mi carácter?", solía decir, "soñador".

Para conmemorar estos diez años de ausencia, Sony publicará el martes La obra de un genio, 1901-1999. 10º Aniversario, un triple compacto en el que se reúne lo más característico de la obra del compositor. Un recopilatorio por el que desfilan directores, solistas y orquestas de primer orden -Montserrat Caballé, Teresa Berganza, Frübeck de Burgos, James Galway, Julian Lloyd Weber, Jesús López Cobos, Joaquín Achúcarro o Ros Marbà- y que se inicia, como no podía ser de otra forma, con el Concierto de Aranjuez, con Narciso Yepes a la guitarra y la Orquesta Nacional dirigida por Ataúlfo Argenta. Ahí es nada.

Al homenaje acudirán Alberto Ruiz Gallardón, alcalde de Madrid, y Cecilia Rodrigo, hija del compositor al que, curiosamente, los discos, por sí solos, le parecían "un pecado de narcisismo". "Es conveniente -explicaba- acudir a la música viva, a los conciertos, que proporcionan una emoción que nunca comunica el disco". Tomen nota.