Image: Cecilia Bartoli: Con Michael Jackson se nos fue un Farinelli de la edad moderna

Image: Cecilia Bartoli: "Con Michael Jackson se nos fue un Farinelli de la edad moderna"

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Cecilia Bartoli: "Con Michael Jackson se nos fue un Farinelli de la edad moderna"

La mezzo rescata en Sacrificium el disciplinismo y la pirotecnia vocal de la Italia del siglo XVIII

17 septiembre, 2009 02:00

Cecilia Bartoli en la portada de su disco Sacrificium

Benjamín G. Rosado
Cecilia Bartoli afronta, al amparo de DECCA y el Centro Cultural Miguel Delibes, su segundo trabajo junto a Il Giardino Armonico. Un disco, Sacrificium, que recupera la Italia del siglo XVIII, cuando al grito de "evviva il coltellino!" (¡viva el cuchillo!) se sacrificaban 4.000 niños al año en pos del buen cantar.

PREGUNTA: De Sacrificium ha llegado a decir que es la música más difícil que ha grabado hasta el momento. ¿Por qué?
RESPUESTA: El repertorio que abarca Sacrificium estaba reservado en el siglo XVIII a los mejores cantantes de la Escuela de Nápoles. Estamos hablando de un virtuosismo y de una técnica sin precedentes. Cantantes como Senesino o Carestini imprimieron una coloratura sin igual al canto y al mismo tiempo se defendían en repertorios dramáticos, líricos, patético... Y si a eso le añadimos mi condición de mujer, podemos decir que es mi trabajo más complicado.

P: ¿Cuáles han sido los retos vocales de este repertorio?
R: Sin duda la extensión vocal. Porque Farinelli iba desde el La2 hasta el Re6, del grave más grave al agudo más agudo. Pero es que no sólo era un cantante de una extraordinaria flexibilidad, también era capaz de cantar veinte compases de una sola bocanada. Le aseguro que uno no se levanta por la mañana diciendo: "Hoy me apetece cantar Nicola Porpora". La cosa requiere técnica, expresión, emoción...

P: ¿Cómo ha sido el trabajo con Il Giardino Armonico?
R: Desde el rescate a Vivaldi que hicimos en 1999, del que dos años más tarde se editaría un DVD, no había vuelto a trabajar con ellos. Una década después, he de reconocer que siguen con las mismas ganas que cuando los conocí. Giovanni Antonini tiene una personalidad que irradia.

P: Gracias a Valladolid...
R: Gracias y mil gracias. Il Giardino es grupo residente del Centro Cultural Miguel Delibes, que es el que ha sacado adelante este proyecto. No nos podemos quejar, la acústica de su auditorio es increíble. Además de todo el contexto que aporta la ciudad, España, a la historia de este disco...

P: Cuente, cuente.
R: En España también existió una vasta tradición de castrato. Sin ir más lejos, Felipe V padecía de insomnio, lo que también se ha llamado locura melancólica, y Farinelli le cantaba todas las noches.

P: Sin plus de nocturnidad...
R: (Risas) Sin nada de eso. En jornada continuada, de doce a cuatro de la mañana. Claro que sabrían compensarle como es debido con los placeres de palacio.

P: La portada del disco no puede ser más atrevida y sugerente. Algunos han visto en esta Bartoli disfrazada de estatua un brote verde de mercadotecnia...
R: Nada de eso. La idea pretende conciliar varias ideas, aunque la primera sensación reconozco que es chocante. Primero, los castrati eran hombres, o niños, que interpretaban vocalmente a los roles femeninos. De ahí que se elimine la parte "sexual" mediante la fisonomía de una estatua. Segundo, se alude al carácter heroico de este canto con las esculturas grecorromanas. Además, visualmente es muy atractivo. Ha sido un buen trabajo de fotomontaje.

P: Pero siempre la podrán acusar de obedecer a la dictadura de la imagen en el mundillo de la lírica. Son los sacrificios de hoy en día...
R: Hay que diferenciar sacrificios de la disciplina. Pero sí, estoy de acuerdo en que las modas pueden hacer daño a la calidad de algunos proyectos. Existe cierta tendencia a la ambigöedad...

P: ¿Quién es el Farinelli de la edad moderna?
R: Hay muchos. Hace poco se nos fue uno [Michael Jackson]. David Bowie fue otro gran ambiguo... (Risas). Y paro.

P: ¿Es este disco un adiós o un hasta la vista a María Malibrán?
R: Es un "hola, cómo estás". Date cuenta de que Malibrán cantó junto a Bellucci, el último castrato del siglo XX, cuando el repertorio estaba decayendo...

P: Con Malibrán ha recorrido Europa en rulot, lo que la mantuvo algo más alejada de los grandes coliseos. ¿Seguirá a ritmo de uno o dos títulos al año?
R: Tengo muchos proyectos en la agenda: Cenicienta, Julio César, una Norma en la versión original de Bellini... Si haces números, te das cuenta de que cada producción te ocupa un mes de ensayos y otro mes de representaciones. Haciendo dos montajes al año, luego tengo tiempo para los recitales y los conciertos. Y, claro, tiempo para mis vacaciones.

P: Un talante muy mediterráneo...
R: Mediterráneo y necesario. Uno tiene que dejar descansar el cuerpo, y las cuerdas vocales. Si no, acabas con ello.