Image: La Babel insólita de Glow!

Image: La Babel insólita de Glow!

Escenarios

La Babel insólita de Glow!

El montaje, en el Nuevo Apolo, moderniza el teatro de luz negra

23 octubre, 2009 02:00

Lior Kalfo en el espectáculo Glow!

El día 28 llega al Nuevo Apolo de Madrid Glow! Un espectáculo de 80 minutos, cómico y gestual, en el que se funden ocho lenguas.

Es tan insólito, que no sabemos muy bien cómo presentar este espectácuolo", explica David Ottone, fundador de Yllana y consultor artístico de Glow, el espectáculo que se estrena el día 28 en el Nuevo Apolo de Madrid. Siguiendo con el relato de Ottone, Glow! consistiría en "una mezcla de cine, cómic y teatro, que combina distintos géneros (el teatro gestual, de luz negra, el visual, la comedia, y el musical) y efectos especiales para dar la sensación de presenciar una animación sobre un escenario". También inventa un idioma, el glowish, un lenguaje que reúne términos populares del francés, el inglés, el italiano, el alemán, el español, el hebreo, el árabe y el yiddish; una Babel escénica fruto como no podía ser de otra manera de una mente judía, la de Lior Kalfo, quién además lo dirige y protagoniza.

Glow! es muchas más cosas, y la mejor manera de conocerlas es a través de la biografía del mismo Kalfo. Se trata de una cómico muy famoso de la televisión israelí (The Comedie Store), pero también de un investigador perseverante que en 2001 recaló en Praga para conocer a fondo el teatro negro. Allí fijó su residencia e ideó su primera obra, Wow Show, en la que indagó en las técnicas de la luz negra para exprimir todas sus posibilidades. El espectáculo se exhibe todavía en la capital checa y su compañía, Wow, figura como una de las especializadas en teatro negro. Luego Kalfo ha creado nuevos espectáculos en Israel, para adultos y niños, siendo el último esta producción que apadrina Mayumaná, en la que ha contado con la asesoría de Bernie Kukoff (creador de la serie Los problemas crecen o El show de Bill Cosby) y Ottone, y que llega a Madrid tras su paso por Israel, Alemania y Austria.

En Glow! Kalfo ha invertido dos años de investigación y ensayos. Aunque en escena sólo aparecen cuatro actores, ataviados con unos trajes fluorescentes de marcado estilo cómic, entre las sombras de las bambalinas se esconden otros trece. El montaje es complejo, está milimetrado, y cualquier movimiento fallido puede resultar catastrófico.

Por un lado, rompe con la tradicional perspectiva teatral, la frontal, para ofrecer planos que sólo creíamos posible en el cine. Uno de los pioneros en innovar sobre este aspecto fue el canadiense Robert Lepage, cuando en su ya mítico Elsinor modificó el punto de vista del espectador ofreciendo planos diferentes de una misma escena. Kalfo juega también con esta idea, busca perspectivas como la de un coche en movimiento desde el aire o el interior de una habitación desde el techo.

Argumento sencillo
Luego, como explica Ottone, es también un "espectáculo muy plástico y visual". Además de los vistosos figurines, hay un gran despliegue de marionetas y objetos. Respecto a la historia que se cuenta, ésta es muy simple: Glow es un pobre oficinista, un perdedor de existencia gris hasta que una rubia se cruza en su vida, o más precisamente, en su despacho. A partir de entonces su objetivo será arrebatar el corazón de la muchacha, además de luchar contra un jefe autoritario, un montón de repugnantes monstruos y, sobre todo, el miedo y la vergöenza que lo atenaza. "En realidad, el texto es mínimo, los diálogos suponen un porcentaje muy reducido del espectáculo. En lo que se emplean a fondo los actores (además de Kalfo, Haim Znati, Nitzan Ayun y Agner Agiv) es en las técnicas gestuales y en resultar cómicos", añade Ottone.