Image: Epistolario Joaquín Rodrigo-Federico Sopeña

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Escenarios

Epistolario Joaquín Rodrigo-Federico Sopeña

“En estos momentos desestimo completamente mi obra"

20 noviembre, 2009 01:00

El próximo jueves, la Fundación Victoria y Joaquín Rodrigo y la Fundación Albéniz presentan en la Escuela Superior de Música Reina Sofía de Madrid el epistolario cruzado del Maestro Rodrigo, del que este año se conmemoran los 10 años de su muerte, y el sacerdote, crítico musical y ex director del Museo del Prado Federico Sopeña. Con las cartas de Joaquín Rodrigo y la creación musical en los años cincuenta, que avanza El Cultural, se arroja luz sobre el intrincado panorama musical de mitad de siglo. Tras la muerte de Falla y Turina y la difusión de su Concierto de Aranjuez, Joaquín Rodrigo encarnó en un mismo estilo esa mezcla de tradición y vanguardia que le daría fama mundial y que, con la ayuda desinteresada de Sopeña y otros musicólogos, facilitaría el primer relevo generacional de compositores españoles.

Madrid, 16 de mayo de 1944
Querido padrino, estás hecho un gruñón, y eso no está bien hasta que no seas Magistral (a los que les está atribuido este papel en cuentos, leyendas y en las poesías de Villaseca). Ocho carillas tenía mi carta y todavía te quejas. [...] Precisamente tu proposición de la biografía (que a mí no puede más que envanecerme) llega con oportunidad. Estoy pasando uno de mis patatuses que suelo disfrutar en primavera, motivado sin duda por depresiones. Y es que, como ya sabes, desestimo completamente mi obra en estos momentos. [...] Pero, en fin, allá vosotros y sobre todo allá tu. Haremos el libro, planearemos el libro. Después de todo, tú que has inventado tan bonitas cosas sobre [Joaquín] Turina (al cual creo a cien codos por encima de mí) podrás inventar también sobre mi deleznable obra. Bueno, esto de deleznable me parece algo exagerado...
Estuvieron los [músicos] portugueses y, aunque juramos venganza, lo cierto es que (sin que hayamos recibido presiones de nadie) se les ha tratado con la mayor consideración y cariño. Tocaron mis Berceuses en una orquestación que yo no conocía. Como orquesta son deliciosas, me asombra que haya sido yo quien las orquestara. He apuntado una teoría en Pueblo y es que los títulos que en el piano no pasan de ser meras sugestiones (por razón de que en el piano todo es íntimo) al pasar a la orquesta, y sobre todo a la orquesta actual, aquellas sugestiones cobran realidad, se concretan, y lo que quedaba en la intimidad y en el vago perfil de la evocación se torna en el concreto contorno de paisaje. Así la Berceuse de Otoño horripila, es de una angustia desoladora, y la de Primavera ya no es una simple melodía, un sencillo canto, sino casi una acción. ¿Has meditado sobre esto?
Me parece que no debes atormentarte con si debes o no seguir ocupándote de cosas de música. ¿Por qué razón y a título de qué esta privación? En cambio, son muchas las razones aducibles en favor de lo contrario. Primero, porque es una disciplina casi tan espiritual como la exégesis de un axioma religioso. Y, segundo, porque no debes privar a la música española de tu esfuerzo; bien escasos andamos de esto. A mí me espanta pensar adónde vamos a parar en esta materia. Desecha esas aprensiones, que tu amor por la musicología es perfectamente simultaneable con tu vocación y con tus estudios.
El día primero de junio comienzan las oposiciones de armonía [en el Conservatorio Nacional de Música de Madrid]. Esto va en serio [a pesar de su ceguera, le hicieron someterse a las pruebas de profesorado y en 1945 perdió su plaza]: ahora se están celebrando las de piano, a las que yo no asisto, no tengo fuerzas para ello, pero me parece inhumano que al viejo Fuster se le haya hecho pasar por ellas y hecho tocar los Estudios sinfónicos de Schumann. Suponte cómo los habrá tocado, rodeado y confundido entre jovenzuelos y desconocidos. ¿Qué se pretende? ¿Qué se busca, pedagogos o virtuosillos? Pero o es que soy sólo yo el que tiene sensibilidad, o es que soy persona interesada en el asunto. De todos modos, he tomado mis posiciones, de las que ya te hablaré. No dejes de venir para San Juan. Un fuerte abrazo,

Joaquín

Roma, 12 de marzo de 1950
Mis queridos Viky [Kamhi] y Joaquín, acabo de regresar de París. Como sabéis, Cañal ya me tenía preparado este viaje desde Navidad y tuve que hacerlo ahora para hablar con él de París, aquí en Roma. Llega mañana. He estado una semana y ocupadísimo, pues el viaje, bajo el pretexto de dar dos conferencias (con buen éxito y mucha gente), tenía como fin explorar el terreno para la posible creación de una iglesia similar a ésta en París. El ambiente allí es difícil, inabarcable. Sólo tienes una oportunidad espléndida: que, de verdad, el viaje de la Orquesta Nacional en mayo sirva para dar a conocer tu música. [...] No vayan a descolgarse llevando la Primera de Brahms. A [Aurelio] Viñas [agregado cultural de la Embajada de Francia] le encontré murmurador, cansado y remiso. No tiene motivos. Ahora Culturales le da 100.000 francos mensuales como subvención personal. Ya está bien...
Bueno, ahí va mi noticia: acabo de conseguir que la Bienale de Venecia estrene tu Sinfonía de Navidad. Hablé seriamente con De Paoli y todo está arreglado. Ahora contéstame cuándo están las partituras. Creo que es una bellísima ocasión, pues este año se reúnen los mejores. Venía por la calle saltando de gusto. A cambio de esto, has de hacerles un favor. En la sección lírica quieren montar Pepita Jiménez de Albéniz. Yo he hecho constar mis reservas, pero se empeñan. Quisiera que tú te enteraras si la partitura está en la Sociedad de Autores, y si están los materiales. Se podrán mandar por la valija para hacer enseguida la traducción y el arreglo.
Aquí están Ernesto [Halffter] y [Gonzalo] Soriano. El concierto ha sido un gran éxito, pero entre la élite se comenta el que Ernesto siga trayendo obras viejas y presentándose como el único continuador de Falla. Yo a los dos les he visto poco pues están solicitadísimos por la sociedad romana. Pienso llevarles a ver al Papa y a las catacumbas.[...] Soriano está radiante con sus escritos en Londres. Dice que toca mucha música tuya. [...] ¿Por qué en mayo no vas a Londres desde París? Allí está ahora [Federico] Mompou. Habla con [Walter] Starkie [director del Instituto Británico].
Estoy feliz con lo de Venecia. Hay gran expectación pues viene Stravinsky. Escribidme enseguida. Muchos abrazos,

Federico

Slatina, 1909-París, 1994

1909. Nace el 26 de noviembre en Slatina (Rumania), de padre rumano y madre de origen francés.

Pasa su infancia en París.

1922. él y su hermana se reúnen en Bucarest con su padre, luego se unirá su madre.

1926. Abandona el domicilio familiar por los enfrentamientos con su padre. Conoce la poesía dadaísta de Tzara y el surrealismo de Breton, Aragon, Crevel...

1929. Ingresa en la Universidad de Bucarest para estudiar Románicas. Publica sus primeros versos y colabora en varias revistas.

1936. Se casa con Rodica Burileanu. Muere su madre.

1939. Se instala en Francia pero al año siguiente es movilizado por la Guerra y vuelve a Bucarest.

1942. Se establece con su mujer en Marsella, zona libre.

1944. Nace su hija MarieFrance.

1950. Trabaja en París como corrector de pruebas en una editorial jurídica. Nicolás Bataille estrena La cantante calva. Ionesco se nacionaliza francés.

1951. Se suceden los estrenos: La lección (1951), Las sillas (1952), Víctimas del deber (1953), Amadeo o cómo librarse de él (1954), El cuadro (1955), Improptu del alma (1956).

1960. Ingresa en la Real Academia de Francia. Jean Louis Barrault estrena Rinoceronte (1959), Jacques Mauclair El rey se muere (1962) y La Comedié Française monta La sed y el hambre (1964). Tras el ensayo Notas y contranotas, publica Diario en migajas.

1973. Publica su novela El solitario y estrena Qué formidable burdel, El hombre de las maletas (1975) y Viaje con los muertos (1980).

1991. Pléiade edita todo su teatro.

1994. Muere en París.