Grandpa Elliot y Clarence Bekker, dos de los músicos de Playing for Change, en Sevilla, durante su primer concierto en España. Foto: Fernando Ruso

Marta Caballero
Suena una guitarra en búsqueda de la afinación adecuada. Cerca, una voz grave, de soul, como si fuera la misma Nueva Orleáns en sonidos, se arranca con un ensayo del Stand by me. A dos pasos, otros músicos preparan los coros a dos voces. Cada uno procede de un lugar, pero entre todos, y suman seis, consiguen que al final el clásico de los sesenta adquiera nuevos matices en una perfecta armonía. Los que cantan y tocan son músicos callejeros, hoy miembros del proyecto Playing for change, una propuesta apta para estas fechas prenavideñas que, sin embargo, lleva ya mucho tiempo en marcha.

La parió el productor musical estadounidense Mark Johnson, quien pensó, como ya han hecho otros antes, que la música era un buen pretexto para romper fronteras y buen canal para reunir a las personas a favor de una buena causa. Sólo que este productor no llamó a los despachos de los agentes de músicos muy conocidos, sino que se sumergió en el metro, recorrió los pubs de música en directo de medio mundo y pateó las distintas esquinas sonoras de no pocas ciudades. "La mejor música es la que suena fuera del estudio", señala Johnson. Y así nació Playing for change, un proyecto que desembarca ahora en España apadrinado por artistas como Alejandro Sanz, Kiko Veneno, Nena Daconte y Rosario Flores.

Tras su actuación en Sevilla, el colectivo de 21 intérpretes, vinculado a la ONG Acciona, celebrará otro concierto benéfico en Madrid para, como reza su lema, Re_conectar el mundo a través de la música. Además de brindar apoyo económico a estos artistas (parte de los beneficios les ayudará en sus carreras), la fundación destina fondos para la creación y mantenimiento de varias escuelas en Sudáfrica y Nepal.

Playing for change está integrada, entre otros, por Clarence Bekker, de Surinam; Grandpa Elliot, de Nueva Orleáns; Pierre Minetti, de Francia; Mermans Kenkosenki, del Congo; Roberto Luti, de Italia; Louis Mhlanga de Zimbabwe y Tal Ben Ari, de Israel.