Image: Mayte Martín

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Escenarios

Mayte Martín

"He encontrado el equilibrio entre el cuidado y el descuido al cantar"

19 agosto, 2010 02:00

Mayte Martín. Foto: Óscar Monzón

Mayte Martín lo dice claro: "El flamenco es mi origen, no mi yugo". Una declaración de principios transparente, que no se queda en el terreno teórico, porque la cantaora catalana la aplica a rajatabla. Su gira veraniega puede tomarse como ejemplo. Hace unos días se emocionaba y hacía emocionarse al público del Festival de La Unión con los mismos cantes con los que ganó la Lámpara Minera en el 1987. Peteneras, bulerías, garrotines, fandangos... Ahora llega a Madrid, a los Veranos de la Villa, para cantar los poemas de Manuel Alcántara, con los que ha grabado un álbum que despega del flamenco ortodoxo para aterrizar en los géneros más dispares.

Pregunta.- El álbum AlcantaraManuel nació como un encargo. Pero ha acabado haciéndolo muy suyo. ¿Qué le enganchó de la poesía de Manuel Alcántara?
Respuesta.- Cuando me lo propusieron lo primero que hice, antes de decir sí o no, fue leer su poesía, que no conocía, para ver si conectaba con ella. En la primera lectura ya me conmovió. Encontré una gran sencillez y una manera muy directa, casi instantánea, de evocar un momento, un paisaje, un sentimiento... Eso me cautivó, porque mi música es así. La belleza sin esencia no me emociona.

P.- ¿Siente a veces que las fronteras del flamenco son demasiado estrechas?
R.- El flamenco es mi origen, no mi yugo. El espacio para la creatividad en el flamenco es reducido, y así debe ser. Las obras clásicas de este género son composiciones musicales impecables, sólo necesitan ser sutilmente reelaboradas en las formas, para darles un sonido más fresco y más refinado. Ese es todo el camino que hay que recorrer, que no es poco. Pero a mí no sólo me emociona el flamenco, ni es lo único que creo que pueda hacer bien. Por eso me lanzo de cabeza a proyectos como el de Manuel Alcántara, en el que se trataba de descubrir que paisaje sonoro le iba bien a los poemas, y puede ser un palo del flamenco o no. Eso lo decide el propio poema, que es quien manda.

P.- ¿Qué cantaores le despertaron el deseo de entregarse en su vida al cante?
R.- Muchos. He tenido etapas. Al principio me identificaba con los cantaores más líricos como Marchena, la Niña de la Puebla, Pepe Pinto y, sobre todo, Valderrama. Luego por otros con un cante más de pecho, más natural, como Camarón y la Paquera. Pero mi referente principal siempre ha sido la Niña de los Peines. Ella reúne las virtudes de todos ellos.

P.- Dice que ha descubierto el iPod hace poco. ¿Qué música lleva?
R.- Tantas cosas. Temas de flamenco, copla, música brasileña, jazz (poco, porque sólo me gustan muy pocas cosas de jazz), música clásica, canciones nepalíes, tango... Hay tanto de otras músicas como de flamenco.

P.- ¿Teme que puedan llegar a prohibir el flamenco en Cataluña?
R.- (Risas) Bueno, no creo que lleguemos a eso. Sería el colmo de los colmos. Lo sucedido con los toros ha sido una manipulación política en toda regla. La prohibición no tiene nada que ver con la defensa de los animales, y eso es lo que fastidia. Es un absurdo prohibir un arte. A quien no le guste que no vaya. Hay otras muchas cosas que empeoran la vida cotidiana y que sí deberían ser prohibidas mucho antes.

P.- ¿Cómo describiría la situación del flamenco en Cataluña?
R.- La verdad es que estoy muy desconectada. No salgo apenas por la noche y no voy a los pocos locales flamencos de la ciudad, que es donde los jóvenes se van iniciando. Así que no sé te decir.

P.- ¿Qué recuerdo guarda de Tete Montoliú?
R.- Un recuerdo entrañable. Fue un honor que me escogiera entre tantas voces para grabar Free Boleros. Él no era muy expresivo, al menos con palabras, pero decía que yo era especial. Era un hombre equilibrado. Sacaba el mal genio cuando había que sacarlo pero en el fondo era muy tierno, dulce incluso, y un hombre muy generoso.

P.- Hace unos días volvió a interpretar en La Unión los cantes con los que ganó la Lámpara Minera en 1987. ¿Cómo se sintió?
R.- Me pareció bonito cantar los mismos cantes en el mismo escenario 23 años después, mostrando todo lo que he cambiado.

P.- ¿Y en qué ha cambiado?
R.- En las formas, porque en la esencia sigo igual. Mi principal atributo es la matización de los cantes. Los trato como con material quirúrgico, con mucho cuidado. También he alcanzado una mayor capacidad para dejarme llevar. He encontrado el equilibrio entre el cuidado y el descuido.