Ana Zamora

Ana Zamora Daniel Hidalgo

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Ana Zamora, directora de teatro: "Soy una analfabeta audiovisual"

Dedicada a tiempo completo a la escena, la dramaturga y directora gira por los festivales veraniegos con su última obra, 'El castillo de Lindabridis'.

6 julio, 2024 02:03

¿Qué libro tiene entre manos?

La catedral habitada (Universidad Autónoma de Barcelona), de Eduardo Carrero.

¿Qué le hace abandonar la lectura de un libro?

El vuelo de una mosca. Mi biblioteca está repleta de libros a medio leer.

¿Con qué personaje le gustaría tomar un café?

Con cualquiera de los dramaturgos prebarrocos que he trabajado (¡café no podría ser, porque en esa época no había llegado a Europa!).

¿Cómo le gusta leer, cuáles son sus hábitos de lectura?

Papel, solo papel. Imprescindible lápiz en la mano.

¿Qué acontecimiento cultural le hizo cambiar su manera de ver el mundo?

Sin duda el festival Titirimundi de Segovia vivido en la infancia y, sobre todo, en la adolescencia.

¿Qué nos cuenta Calderón con El castillo de Lindabridis?

"Hazte tu fortuna mesma, lábrate tu misma dicha".

¿Cómo se lee esta historia en el mundo actual?

El teatro clásico se lee desde el presente, y nos brinda el privilegio de viajar a otras épocas para regresar transformados.

¿Cómo vive el boom de los festivales clásicos?

¡Arrastrada por las esquinas, tardando tres días en recuperarme por cada noche de montaje al aire libre! ¡Ya no tengo edad! Los festivales son el escaparate que nos permite llegar al gran público… pero también el mercado que hace que este tipo de teatro sea viable.

¿Son los clásicos un espejo en el que nos miramos?

Quizá no estaría mal empezar a mirar a los clásicos cara a cara, y no empeñarnos en ver solo nuestro rostro en ellos.

Premio Nacional de Teatro de 2023. ¿Qué ha significado para usted?

La constatación de que el trabajo duro termina dando resultados. ¡Pero, vamos, tampoco se crea que tengo papaparazzis esperándome en la puerta de casa!

¿Es Nao d’amores su gran compañía en la creación?

Absolutamente. ¡No la cambio por nada!

¿Le han tentado otros formatos como el cine o las series?

Jamás. Soy una analfabeta audiovisual.

¿Cree que el teatro vive un buen momento creativo?

Voy a quedar fatal… pero, sinceramente, creo que no.

¿Qué obra de teatro reciente le ha impactado?

Oraison, del Circo Rasposo (Francia). Una joya.

¿Se ha enganchado a alguna serie?

No tengo tele en casa desde 1994, y me suena a chino cuando me hablan de plataformas audiovisuales de esas que dan acceso a series estupendas.

¿Qué tipo de música escucha y en qué soporte?

Soy todavía de CD y también de vinilo. Tengo una buena colección de música clásica, pero también bastante folk y rock and roll.

¿Entiende, le emociona, el arte contemporáneo?

No soy una experta, pero me gusta estar al tanto de lo que se cuece. Hay cosas que me encantan y otras que me parecen un camelo.

¿Cuál ha sido la última exposición que ha visitado? Ejerza de crítica.

James Lee Byars, en el Palacio de Velázquez. Me gustó más el contenedor que el contenido.

¿De qué artista le gustaría tener una obra en casa?

Quizá algo de Esteban Vicente.

¿Le gusta España? Denos sus razones

Pues claro. Yo me he especializado en el legado teatral antiguo, que integra lo mejor de nuestra literatura, música, danza, arte… y, queramos o no, lo que hoy somos viene de ahí. Eso sí, cada vez canto con más convencimiento el Triste España sin ventura de Juan del Enzina.

¿Qué medida urgente tomaría para mejorar el sector cultural?

La imprescindible reforma del INAEM, de la que todos hablan desde hace años pero que nadie se atreve a acometer.