Joe Orton, un puñetazo sobre las tablas del Teatro Arenal
La Compañía, formación constituida como una cooperativa, pone en escena una versión de la obra Loot, con la que el dramaturgo inglés arremetió contra la burguesía
26 agosto, 2010 02:00El equipo de actores de A saco
Teresa CambrilLoot encumbró al dramaturgo Joe Orton (Leicester, 1933 - Londres, 1967) que murió cuando su amante le propinó nueve martillazos en la cabeza enajenado por los celos profesionales, el desamor o los antidepresivos. El motivo no está del todo claro. Seguramente fue una combinación de todo ello. La escena concluyó con el cadáver de Orton, embriagado aún por el incipiente disfrute del dinero, la notoriedad pública y el (irregular) éxito que le reportó su obra más significativa, y el posterior suicidio de su pareja, K. Helliwell. Más de cuarenta años después del suceso, La Compañía retoma la irreverente obra -que se estrena hoy en el Teatro Arenal- para iniciar su periplo en el mundo teatral.
Joe Orton fue un autor sarcástico, provocativo e, incluso, ultrajante que dotaba a sus obras de un reflexivo humor que escandalizó a la sociedad británica de los años sesenta y que fue pontificado por Harold Pinter y el propio Tennessee Williams. Pese a los años transcurridos Juan José Afonso, director de A saco -traducción libre para esta versión de Loot-, cree que la obra (que se estrena este jueves) continuará "removiendo conciencias" y disfruta haciendo cábalas sobre cómo se entenderá hoy el mensaje ácido de Orton: "¿Sonará naïf?", se pregunta con sorna.
La Compañía es una formación que ha nacido -por voluntad de sus fundadores- como una cooperativa, una característica que la convierte en pionera en el ámbito teatral. Sus integrantes, ante la situación crítica del sector, han apostado por un proyecto propio, del que, si no funcionan las cosas, tendrán que responder incluso económicamente. Es una apuesta personal y comprometida que incluye, entre otros, al director, a los actores, o al estilista. Todos a una...
Afonso lamenta que los profesionales del sector se vean obligados a trabajar de manera continua en la televisión, "un medio que reporta más dinero y fama", señala. El director de A saco ha introducido, en parte por necesidad de compaginar otros trabajos de los actores y también por el hecho de innovar, un método de trabajo en el que varios miembros del equipo interpretan el mismo papel: "Es un proceso muy interesante: observar cómo otro se mete en la piel de tu personaje", explica.
La obra, adaptada por Miguel Hermoso, gira en torno al entierro de una señora, cuyo marido intenta ser envenenado por la enfermera que le atiende, mientras que su hijo esconde el botín de un robo en el velatorio y hace acto de presencia un inútil detective. Unos personajes hilarantes y sin redención posible, con los que queda patente la condición innoble del ser humano, tal y como Orton la veía.
El fallecido crítico de teatro Haro Tecglen afirmó que Orton "era simplemente un hombre que confiaba en el mal gusto para acabar con la burguesía refinada; y era un homosexual que, como Genet, había hecho de esta determinación la constante de su vida y de su arte". Teoría que avala también el poeta Juan Antonio de Villena: "Tenía un gran talento dramático pero tenía además un gran apetito de vida y pasión por el escándalo".