Escenarios

Las caras del pícaro

Exquisita versión de Lázaro

22 diciembre, 2011 01:00

Escena de Lázaro

Las historias que el pobre Lázaro de Tormes escribió a una indeterminada "Vuesa Merced" hace casi cinco siglos han dado mucho juego escénico. La última puede verse en la sala pequeña del Teatro Español, donde la compañía Mirage hace una divertida y viva versión del anónimo hasta el 1 de enero. Es también una visión muy contemporánea, pues esa ha sido la intención de sus creadores, el director Juan Ayala y el actor Miguel Oyarzun, quienes firman la dramaturgia de Lázaro.

La obra repasa la vida del personaje a través de las miserias que vive. "Es imposible recoger toda la novela, por tiempo y porque no todo lo que relata se puede trasladar a un escenario. Por eso nos hemos centrado en unas pocas peripecias que mostramos con saltos en el tiempo, como se ven hoy las cosas, de forma fragmentada y pasando de una a otra rápidamente", explica Ayala. Una deconstrucción del original para llegar al tuétano de la obra, que según el director, es "el engaño, imprescindible para sobrevivir".

Oyarzun y Ayala presentan al protagonista con más de una cara. "Desde el principio tuvimos claro que no hay un solo Lázaro, que hay muchos. De ahí surgió la idea del multirretrato, de que aparezca de muchas maneras y encarne arquetipos contemporáneos. Y así el espectador de hoy se lo encuentra como un gitanillo, un inmigrante árabe o un chaval de la calle. El paso siguiente fue que lo representaran dos actores, para que se alternaran en el papel pero también lo hicieran a la vez en otros momentos y así dar fuerza a ese multirretrato".

A todas esas caras y algunas más se une la del Lázaro bíblico, con el que empieza la obra y con el que la adaptación de Mirage emparenta, más los variopintos amos que el desgraciado criado ha de soportar a lo largo de su vida. Los dos Lázaros de esta obra, Oyarzun y Daniel Gayardo, hacen un gran trabajo. Asimismo, se intercambian los papeles de los diversos amos que tuvo el de Tormes. La escenografía es mínima y la puesta en escena se apoya en el trabajo musical de Miguel Pérez Muñoz. Entre los tres consiguen ofrecer un triste panorama del que se sobrevive con picardía: hay que ser más listo que el de al lado para no perecer en una implacable sociedad hostil y llena de trampas, especialmente para el más desharrapado.

Ayala y Oyarzun coincidieron en Londres y fue allí donde comenzaron a trabajar la versión de Lázaro de Tomes. Luego, en España, organizaron un taller con chavales sin papeles como paso preparatorio del montaje. Fue una buena experiencia que han repetido en el Español y cuyo resultado se verá el 8 de enero también la sala pequeña.