José Mercé, entre las mejores cuerdas
José Mercé. Foto: Fede Serra.
Las guitarras de Pepe Habichuela, Tomatito, Diego del Morao y Manuel Parrilla salpican los tangos y bulerías, los fandangos y soleares de Mi única llave, último trabajo discográfico del cantaor, que ha producido Javier Limón.
Desde que en 1998 se publicara Del amanecer, en colaboración con Vicente Amigo, autor de las letras, productor y compositor, además de guitarrista, el cantaor jerezano José Mercé se va reinventando a sí mismo, utilizando análogos patrones que con pequeñas variantes vienen dando resultados satisfactorios en cuanto a la afluencia de público en sus conciertos y al éxito en la venta de discos, operación destinada principalmente a un sector heterogéneo, más cercano al pop y a las actuales corrientes musicales que al habitual de la órbita flamenca; más exclusivo y, si cabe, minoritario.
Hoy en día el flamenco, observándolo desde el ámbito artístico, se manifiesta en distintos niveles, pero refiriéndonos al descarnado terreno comercial, salvo rarísimas excepciones, sólo existen dos recetas: o se tiene un decidido poder mediático y se forma parte del cada vez más privativo círculo de los elegidos en la grandes multinacionales, o hay que autoproducirse los discos, creando sello propio y haciéndose luego con los servicios de una distribuidora.
Mercé que, además de la reconocida calidad artística y disfrutar de una posición privilegiada, ha enfocado su carrera profesional utilizando planteamientos inteligentes y diseños acordes con su tiempo, asegura que a su público le gustan todas las músicas. "Por fortuna, mucha gente joven empezó a escuchar flamenco gracias a mis propuestas. Ellos son el futuro. Si dejan de ir a los conciertos, apaga y vámonos. Llegará el día en que nos hagamos mayores y esto tiene que seguir...".
Mi única llave (EMI) es el título de la recién publicada obra de José Mercé y el de unos fandangos de Huelva con los que cierra la grabación. El comienzo no deja de ser una pieza impactante con unos martinetes rematados por la toná grande. "Estábamos en unos estudios de Boston cuando coincidimos con un grupo de unas quince niñas de países distintos, que hacían algo parecido a lo que conocemos por coros búlgaros. Y a Javier Limón, productor de este trabajo, no se le ocurrió otra cosa que decirme que me metiera en medio, a ver lo que se me ocurría. Cuando me vi inmerso en esa oleada emocionante de voces blancas, sentí que había una salida, que además surgió de manera espontánea: interpretar el cante más primitivo y estremecedor del repertorio flamenco. La grabación se hizo en directo y por eso tiene tanta fuerza".
Para José Mercé éste es un trabajo de un poderoso componente rítmico, con la inclusión de tres pasajes en tono de tangos y otros tantos en el de la bulería. Pero también hay momentos de inflexión cuando la cadencia se ralentiza para dar paso a distintos enunciados quizá más acordes con la dimensión específicamente flamenca del cantaor, aquella en la que conecta, sin elementos perturbadores, con lo que podríamos considerar tradición heredada. Así ocurre con las soleares atribuidas a Juanillo el Gitano -nada más que voz y guitarra-, con el remate de los fandangos, también al aire de la soleá, que interpretaba Fernanda de Utrera.
Otro momento significativo de Mi única llave es la zambra La Salvaora, que si en su época llegó a ser uno de los números más representativos de Manolo Caracol, acompañado al piano por Arturo Pavón, ahora, con registros efectuados en un templo masónico del siglo XIX, también en Boston, la recrea Mercé junto al pianista de jazz Alain Mallet. Y La elegía a Ramón Sijé, que compuso Morente con textos de Miguel Hernández para su disco Despegando (1977). "Se unen los versos de mi poeta preferido con la música de mi admirado y recordado Enrique", concluye el cantaor.