Escenarios

Ute Lemper

8 marzo, 2013 01:00

La Orquesta Nacional ha convocado a Ute Lemper (Münster, 1963) en Madrid para una tarde de pecados. Concretamente los siete capitales a los que alude Bertolt Brecht en el corrosivo y satírico texto de la ópera de Kurt Weill. Die sieben Todsünden (Los siete pecados capitales) se estrenó en París hace ocho décadas. Pero el mensaje del libreto sigue intacto. No por antojo profético sino de acuerdo a una rigurosa predicción. "Todo lo que pronosticó Brecht sobre nuestra sociedad se ha cumplido", cuenta Lemper en su cita con El Cultural. "Si acaso me atrevería a decir que se quedó corto".

La cantante alemana, plato fuerte de la novena edición del festival Ellas Crean, atiende a la prensa en la zona VIP de un céntrico hotel madrileño. Caen chuzos de punta en la calle que justifican su abstención a cantar algo frente la cámara. "Hoy no", se disculpa. Habla la Lemper "poquito español" pero no se calla nada. Confiesa que, de entre todos los pecados, se queda con la lujuria ("¿usted no?", increpa off the record) y también que "para el resto del concierto habría optado por algo más moderno, Aaron Copland o algo así". En vez de eso, el maestro estadounidense Lawrence Foster dirigirá (también mañana y pasado) un programa austrohúngaro (el Vals del Emperador de Johann Strauss II, el preludio de La Creación de Haydn y las Metamorfosis sinfónicas de Hindemith) antes de llegar a la obra que Weill escribió en su exilio parisino. "En esta última colaboración con Brecht centró todos sus esfuerzos en describir a través de una farsa cómo el éxito termina corrompiendo a las sociedades capitalistas".

Los siete pecados capitales fue representado por vez primera en el Teatro de los Campos Elíseos el 7 de junio de 1933. La soprano Lotte Lenya, casada ya por entonces con Weill, fue la primera Anna. "No era una cantante que sobresaliera por su voz, sino por su carisma, por su fuerza y su garra sobre el escenario. Su grabación de los Pecados de los años cincuenta es legendaria. Por eso creo que mi misión como artistas alemana es mantener este repertorio vivo y darlo a conocer a las nuevas generaciones".

Viene la reina del cabaret de grabar en Nueva York un surtido de canciones de Pablo Neruda para un álbum que se publicará en verano. Ha cantado a Piazzola y acompañado a Morente en La Alhambra, aunque asegura que no se ha vuelto a atrever con el flamenco desde entonces. "Es demasiado auténtico. Tiene demasiada raíz para mí". Ha estado nominada a los últimos Grammy por sus Berlin Nights aunque se dice inmune a los términos contractuales de sus compromisos discográficos. "No saco un céntimo de mis discos, así que todo mi dinero viene de los conciertos. En la industria discográfica ya no existe el concepto, todo es superficial".

Ha llorado la Lemper la muerte reciente de Jérôme Savary ("un boludo muy loco y con un desarrolladísimo sentido de la comedia que me descubrió a los 23 años, cuando decidió enrolarme en su cabaret de Lyon") pero llega con fuerzas a Madrid para cantar verdades a los españoles. "Weill y Brecht no son aleccionadores. Pero quieren hacer reír contando y cantando verdades como puños. La gran verdad de hoy en día es que la productividad es una prioridad en la Unión Europea. La verdad es que en España la gente tiene cuatro hijos. Y la verdad es que en Alemania la gente tiene cuatro coches. Estamos condenados a no entendernos".