Image: Curtis y la zarzuela en clave barroca

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Escenarios

Curtis y la zarzuela en clave barroca

17 mayo, 2013 02:00

Viento (es la dicha de amor), en el montaje de Andrés Lima. Foto: Fernando Marcos.

El director Alan Curtis estrena esta tarde en el Teatro de la Zarzuela de Madrid una nueva producción de Viento (es la dicha de amor) de José de Nebra, con montaje de Andrés Lima, al frente de la Orquesta Barroca de Sevilla.

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  • En el nuevo diseño de actividades perfilado por Paolo Pinamonti en su primera temporada como responsable artístico del Teatro de la Zarzuela, tiene ahora su sitio, como indudable acontecimiento, la presentación de Viento (es la dicha de amor) de José de Nebra, zarzuela barroca sobre libro de Antonio de Zamora. No está muy clara la fecha de su estreno. Las más recientes investigaciones apuntan a que fue en Madrid, el 28 de noviembre de 1743. Una obra que se puede ubicar en la segunda etapa creadora del músico tras éxitos como el del melodrama Amor aumenta el valor. En esa segunda singladura, inaugurada con Más gloria es triunfar de sí y cerrada con No hay perjurio sin castigo, aparece Viento..., que va ser representada de acuerdo con la moderna edición crítica del musicólogo José Máximo Leza, culminación de un largo proceso de investigación.

    Leza no es el primero que se introduce en los entresijos de este título. En 1992, dentro de los actos de Madrid Cultural, el Teatro de la Vaguada de Madrid recuperó ya esta obra de acuerdo con la revisión realizada por la también musicóloga e instrumentista Alicia Lázaro. Fue un estupendo trabajo a partir de las fuentes disponibles en la época y que contó con la participación en el foso de Cristophe Coin. Fueron unas gozosas representaciones en las que participaron voces femeninas de rango, como las de Marta Almajano o Pilar Jurado.

    Esta zarzuela barroca es buena muestra de teatro cortesano trasladado a salas populares. Apunta Leza que por tal motivo la partitura hubo de sufrir algunas modificaciones para adaptarla a las exigencias de los nuevos intérpretes, lo que determinó que se añadieran nuevas arias en las representaciones de 1752, en las que parece intervinieron el cantante Manuel Guerrero -el primero en interpretar papeles serios que hasta entonces habían estado asignados en la corte a las mujeres- y el músico italiano Corvi Moroti. Todo lo cual proporcionó en su día un gustoso precipitado de los estilos español (con sus danzas características, la seguidilla y el fandango en primer término) e italiano (arias da capo y fioriture) en una síntesis que se trasladaría a las más raciales tonadillas de Laserna.

    Las representaciones que se anuncian en el Teatro de la Zarzuela tienen buena pinta. En primer lugar por la presencia en el foso de un conjunto como la Orquesta Barroca de Sevilla, que en pocos años se ha situado a un magnífico nivel gracias a un lento y severo aprendizaje en el universo de los instrumentos de época. Acentos, ataques, vibratos, afinaciones son trabajados minuciosamente. En segundo término, porque a su frente estará el norteamericano Alan Curtis, un veterano especialista en estas músicas, que impulsa ya con temple muy lento, algo falto de vitalidad, pero que conoce el lenguaje como nadie. Se cuenta con un equipo vocal bastante sólido, con Yolanda Auyanet, Clara Mouriz, Beatriz Díaz, Ruth González, Gustavo de Gennaro, Mercedes Arcuri y el actor Alberto San Juan en los principales papeles.

    Andrés Lima, que titula el espectáculo "Poema lírico sobre el Deseo, basado en la zarzuela de Antonio de Zamora", organiza la dramaturgia a partir de la poesía amorosa española de los siglos XVII a XXI. Nos transporta a un balneario suizo actual, donde tres trabajadoras contarán la historia de Céfiro y Liríope a un extraño personaje que resultará ser el dios Amor. Se sustituye la mayor parte de los versos originales por una selección de poesía amorosa española, lo que "aporta grandes dosis de erotismo y deseo a través del verso, la belleza, la sensualidad, los masajes... y Epicuro".