Image: El asno de oro se encierra en Mérida

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Escenarios

El asno de oro se encierra en Mérida

El Brujo adapta por primera vez el clásico latino de Lucio Apuleyo

12 julio, 2013 02:00

Rafael Álvarez ‘El Brujo'.

El actor y director vuelve al Festival de Mérida con un relato que remite a los rituales y procesos psicológicos de los antiguos misterios

El año pasado Rafael Álvarez ‘El Brujo' subió al escenario del teatro romano de Mérida la épica de la Odisea con los ingredientes teatrales de quien ya ha convertido el monólogo en una declaración de principios. Este año, nuestro actor solista se presenta al certamen que dirige -y que reanima en su segunda entrega- Jesús Cimarro con El asno de oro, un clásico latino escrito por Lucio Apuleyo que se adapta por primera vez al teatro. Con su equipo habitual -Juan Bastida como regidor, Javier Alejano como director musical, Roberto García en la escenografía y Daniel Suárez en la percusión- El Brujo sigue los pasos del sorprendido protagonista, que observa la vida desde su doble condición: la de asno, enfundado en un tosco cuerpo de animal, y la de humano, con la sensibilidad de un ser racional. Con o sin magia, llegar a recuperar su estado natural será considerado por Lucio como un segundo nacimiento. "Es una historia de caída y redención, de crisis y de conversión -señala el director de San Francisco, juglar de Dios-. Se ha relacionado el relato con los rituales procesos psicológicos vinculados con los antiguos misterios, especialmente con los mitos de Isis y Osiris". Al margen de profundas exégesis, lo cierto es que la obra cumbre de Apuleyo conecta directamente con la narrativa del absurdo que Kafka consolidaría en su Metamorfosis o con la novela picaresca, tan celebrada por el propio Brujo, en obras como El lazarillo de Tormes.

El actor y director se ha fijado en el texto por su derroche de acción y por su dinamismo. También por su humor, ironía, irreverencia y su provocativa excentricidad. A través de este Gregorio Samsa del siglo II contemplamos la corrupción y la crueldad, la superstición y las tensiones sociales de un mundo que podría ser también el de nuestros días. ¿Estamos ante un teatro vivo, que conecta con el público de hoy y que habla del mundo actual, y al mismo tiempo de una vida grande contra la que nada puede la muerte? El Brujo se hace esta pregunta a los pies de un clásico que puede verse desde muchas perspectivas: "Más allá del entretenimiento y la diversión de un espectáculo, El asno de oro añade la visión universal de los valores de las grandes obras. Su lenguaje está cargado de simbolismo, ritmo y belleza".