"Somos una plataforma especializada en artes de calle y de creación en espacios no convencionales muy permeables a la innovación. Nos gusta pensar que programamos experiencias". Así define a El Cultural Jordi Durán, director artístico de la Fira Tàrrega, la filosofía que ha movido la edición de este año, que se celebra en la localidad catalana hasta el domingo y que se ha dejado llevar por la novedad, la originalidad de contenidos y la vocación internacional. "Los creadores especializados en espacio público forman parte de un mercado muy amplio, lo que les permite crecer y aprovechar las posibilidades de otras disciplinas", añade Durán.

Con 77 espectáculos y 300 funciones (más de la mitad gratuitas), la Fira Tàrrega quiere estar muy conectada con la realidad para poder moverse entre el compromiso y el arte. Es el caso de Los satisfechos, de Trasto Teatro, un montaje con dramaturgia de Raúl Cortés que realiza, con humor incisivo e ingenioso, un retrato del hambre desde la sordidez de un velatorio. Vaca 35 denuncia el arte como mercancía en una libre adaptación de Las criadas, de Jean Genet, con Lo único que necesita una gran actriz es una gran obra y las ganas de triunfar. Los italianos Ondadurto Teatro dan un paso más para difuminar los géneros escénicos en C'era una volta, en la que mezclan mímica, acrobacia, máquinas y teatro-danza.

Nuevos lenguajes escénicos y mayor impliación con el público componen la propuesta de Ponten Pie en Ârtica, una obra sensorial en la que el público accede a una pequeña casa de madera donde les reciben extraños personajes cargados de historias llenas de nostalgia y poesía. "Las artes escénicas tienen tantas caras como espectadores -sentencia Durán-. Tiene que haber espacio para todo aunque temo más por lo que se aparta de la convención que por el teatro tradicional".