Image: Villalonga: Si significa derroche, la cultura pública es una tomadura de pelo

Image: Villalonga: "Si significa derroche, la cultura pública es una tomadura de pelo"

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Villalonga: "Si significa derroche, la cultura pública es una tomadura de pelo"

El ex delegado de las Artes del Ayuntamiento de Madrid se pone al frente de Madrid Destino, una nueva empresa municipal que aglutinará las competencias de Cultura, Turismo y Espacios y Congresos

17 octubre, 2013 02:00

Bárbara Rey en El hotelito, una de las obras programadas por Munárriz para el Teatro Fernán Gómez. Foto: Mario Larrode

¿Qué supone para las artes dependientes del Ayuntamiento el cambio? ¿Quedará la cultura releganda a un segundo plano? ¿Es la financiación externa una forma de privatizar las artes? Villalonga responde que el nuevo modelo "no es el problema sino la solución"


El Área de las Artes de la Comunidad de Madrid experimenta estos días un nuevo proceso de transformación. Macsa, la empresa municipal destinada a la Cultura, desaparece y sus competencias serán absorbidas desde ahora por Madrid Destino, una nueva entidad que aglutinará al Área de las Artes, a la de Turismo y a la de Espacios y Congresos. El cambio y los rumores de cierre de espacios escénicos han vuelto a poner sobre la mesa un tema: ¿Es este modelo al que tienden las administraciones en tiempos de crisis una forma de privatizar la cultura? ¿Qué consecuencias tendrá para los teatros del Ayuntamiento?

Al frente de la nueva sociedad se situará el ex delegado de las Artes y ex directivo de Madrid 2020, Fernando Villalonga, como presidente y Timothy Chapman, su persona de confianza en el Área, como consejero delegado. Según concede Villalonga en entrevista con El Cultural, el motivo de la fusión es puramente económico. Se trata, continúa, de una consecuencia de la reducción del sector público y de la nueva normativa que se pondrá en marcha la próxima semana para disminuir el gasto con mayor control económico y financiero.

- ¿Cómo afecta esta nueva situación a los espacios y programaciones dependientes del Consistorio? ¿Podría quedar la cultura municipal diluida, mermada o confundida entre el resto de competencias de esta nueva entidad cuyo nombre remite antes al turismo de negocios que al arte?
- La cultura no perderá con el cambio, simplemente, lograremos ahorrar en la gestión, eliminaremos duplicidades y continuaremos dando un servicio al ciudadano. En materia presupuestaria, se producirán unas sinergias inmediatas, como el hecho de que compartan servicios jurídicos y técnicos. La ley nos obliga a atajar por este camino. Madrid Destino no es un problema sino la solución.

Desde su llegada al Área de las Artes, Villalonga ha mantenido entre sus prioridades la reducción de los cargos de Alta Dirección, un objetivo que se materializará con la nueva organización. Si en 2013 ha habido 23 contratos de este tipo, entre 2014 y 2015 Madrid Destino reducirá el número a 11, presume. El coste de la nómina también se verá mermado, pues de 27.500.000 euros destinados a personal en las tres áreas se pasará a 19.500.000 en 2015, lo que supondría una reducción cercana al 30 por ciento. La operación, definida por Villalonga como de "sostenibilidad financiera", se ha pensado para aportar "mayor sencillez en la gestión".

- Así las cosas, ¿En qué lugar queda la Delegación de las Artes, hoy con Pedro Corral al frente?
- Seguirá teniendo el control político. Si gestionamos desde una empresa es porque reducimos costes estructurales, pero ello no implica la fusión de actividades. Al contrario, aumentaremos los ingresos y podremos financiar mejores programaciones culturales. Por otra parte, los museos, bibliotecas, el patrimonio y los archivos seguirán en manos de la Delegación.

- Pero en lo que respecta a las programaciones, la nueva estructura apunta sin duda a las vías externas de financiación. ¿Es esto sinónimo de privatización de la cultura?
- No, implica reducción del gasto de cultura, que en dos años ha bajado cinco millones de euros y, además, menos empleo del dinero de los ciudadanos gracias al capital privado. Privatizar es vender y nosotros no estamos vendiendo nada. Lo que hay que mirar es las cifras, venimos haciendo más con menos dinero, tenemos más estrenos en el Español con menos presupuesto y lo mismo en el Price. Tenemos nuevos festivales como el Fringe, la actividad de Matadero se ha multiplicado en un 60 por ciento y vamos a seguir aumentándola con menos subvenciones pero no menos ingresos.

- Tras el sonado despido de Miguel Munárriz como director del Fernán Gómez, ¿Qué sucederá con este teatro?
- No era aceptable que un centro público estuviera generando déficit. Lo de Munárriz ha sido como prestarle una tarjeta de crédito a un hijo y que te deje un agujero, le dimos un caramelo y lo ha tirado a la basura. El Fernán Gómez tenía un presupuesto asignado y 70 personas contratadas, hay muchos ordenanzas, personal administrativo en exceso. Se trataba de programar dos salas con espectáculos y actividades de calidad. Y yo me pregunto: ¿Con Bárbara Rey? Munárriz no ha puesto en marcha ni la cafetería, ni una terraza que le conseguí ni el restaurante ni una exposición. Hemos sido malos gestores nombrándole a él. Quería quedarse en el Español porque le quedaban dos años para jubilarse y eso es inaceptable. Ha sido el peor gestor teniendo la joya de la corona, porque no hay un espacio como el de Colón.

De este modo, la Delegación de las Artes nombrará a un nuevo gestor para este espacio, que tendrá un modelo similar a Matadero, un puesto para el que, según ha podido saber El Cultural, se han ofrecido prácticamente todos los grandes empresarios teatrales de la ciudad. La sala de exposiciones la gestionará, sin embargo, Tono Martínez, que ya dirige Centro Centro, y respecto a los programas, se buscarán propuestas más sólidas en vez de estrenos de corta duración. Las líneas de la programación serán las de un teatro "popular y quizás más costumbrista" ("Quinteros, Mihuras...", ejemplifica).

Así las cosas, el ERE previsiblemente acabará produciéndose en este y otros centros una vez se haga efectiva la fusión de áreas. Ni Villalonga ni Chapman lo niegan. Para la reestructuración o los posibles despidos ("nos hemos puesto en lo peor", dice Chapman a El Cultural) hay una cantidad asignada de 2.800.000 euros. Un estudio que ha encargado el Ayuntamiento revelará qué organigrama tendrá el nuevo modelo. - El Ayuntamiento tiene tres espacios escénicos. ¿Cuántas personas están trabajando en ellos y cuántas lo harán una vez que se ponga en funcionamiento la nueva estructura?
- No podemos saber todavía cuántos puestos de trabajo son necesarios, pero sí puedo decir que no podemos tener tantos empleados. A día de hoy hay 155 trabajadores en nómina, un número que será difícil de mantener de forma fija y durante todo el año. Nos regiremos según las buenas prácticas. Entiendo que los trabajadores estén preocupados pero nuestra obligación es seguir prestando el servicio público y la ley nos obliga a aplicar técnicas de administración privada. Y no sólo eso, también es de justicia gastar bien el dinero. En el Price mantendremos los conciertos con empresas privadas, como se venía haciendo, y se exhibirá un tipo de espectáculo circense artístico, pero se programará desde Madrid Destino, que establecerá las líneas y los precios públicos. Nada que no haga el Canal.

Por último, regresa al el matiz de "estar obligados" a unos cambios que, a su juicio, no son sinónimos de privatización porque, arguye, la nueva empresa es de gestión municipal: "No hay ninguna ciudad del mundo que mantenga responsabilidad directa de tantas butacas. No existe. Intentamos mantener abierto esto, que alguien me diga que hemos hecho menos actividad cultural y de menos calidad. Al contrario, hemos gestionado infinitamente mejor. Lo que ocurre es que estamos gestionando también el cambio y esto suscita miedos e inquietud. La cultura pública no existe y menos si significa derroche, es una tomadura de pelo. Y hay algo más, el derecho a la cultura es el de acceso a la cultura, esa es la obligación a los poderes públicos".

"Lo del festival de jazz era similar al Madrid Arena"

Otra de las polémicas recientes de la Delegación de las Artes ha sido la interrupción del Festival de Jazz de Madrid, un evento con casi tres décadas a sus espaldas que tenía 40.000 asistentes pero de cuyos ingresos de taquilla no recibía nada el Ayuntamiento. Según Villalonga, su equipo intentó negociar con su director, Javier Estrella, para llevarse el 10 por ciento, pero no llegaron a un acuerdo: "Pretendía que le diéramos los teatros con luz, agua, personal, vigilancia, limpieza y medios técnicos y que, además, le pagásemos toda la publicidad. Todo lo quería para él, se lo llevaba crudo, eso es privatización. Que sepan los madrileños por cuánto les salía, nada menos que 800.000 euros limpios de polvo y paja. ¿Cómo estamos, como el señor Flores del Madrid Arena? Estrella estaba escondido de la gran palabra que es la cultura, la cultura pública. Lo hemos parado porque no queríamos contribuir a esto, pero no hemos dejado de programar jazz".