Image: Y los tiempos cambiaron...

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Y los tiempos cambiaron...

Hoy se cumple medio siglo del mítico tercer álbum de Bob Dylan, The Times They Are a-Changin'

13 enero, 2014 01:00

Bob Dylan en la foto utilizada para la portada de The Times They Are a-Changin'.

"Venid escritores y críticos / que profetizáis con vuestras plumas / y mantened los ojos bien abiertos / la oportunidad no volverá a presentarse". Medio siglo atrás, un 13 de enero de 1964, Columbia editaba el tercer álbum de Bob Dylan, The Times They Are a-Changin'. Sus versos, que sí fueron proféticos, advertían de los tiempos mutantes, unos tiempos en los que el movimiento folk y las ideas políticas eran prácticamente la misma cosa. "Estoy pasando por cambios. Necesito protestar con mi música, lo que aflora de ella es una llamada a la acción, porque ahora mi mente está ahí", decía en una entrevista aquel mismo año.

En las notas del álbum recopilatorio Biograph, años después, Dylan escribiría: "Estaba influido por baladas irlandesas y escocesas. Quería escribir una música grande, un tipo de canción temática, con versos cortos y concisos que se sobrepusieran de forma hipnótica". Un tributo a Woody Guthrie (su "último ídolo"), sin duda, como la propia foto del disco, en el que precisamente hablaba sobre la necesidad de acabar con los ídolos, y cuya edición en vinilo traía un poema escrito (11 Outlined Epitaphs) rememorando a sus héroes: François Villon, Bertolt Brecht, A. L Lloyd, Edith Piaf, Marlene Dietrich, Allen Ginsberg, Modigliani, Miles Davis, William Blake, Johnny Cash, Pete Seeger y, también, Charles Aznavour, protagonista del filme de Truffaut que citaba en los últimos versos, recordando sus últimas palabras: "Music, man, that's where it's at".

Diez temas grabados a lo largo de unas cuantas sesiones de estudio en agosto y octubre de 1963. Diez temas de los cuales seis eran canciones protesta arquetípicas: la que daba título al álbum (convertido rápidamente en himno de una generación), With God on Our Side, Ballad of Hollis Brown, Only a Pawn in Their Game, When the Ships Comes In y The Lonesome Death of Hattie Carroll. Quizá lo más extraordinario del disco no eran tanto las composiciones en sí, adaptadas varias de melodías folk tradicionales, sino que Dylan no simplemente cantaba, realmente "comunicaba" a través de ellas. Logró dotar de palabras al sentimiento sin voz de una generación que se propuso romper con el status quo político y social. Logró convertir esa voz en un clamor. Y el primer single del álbum se sumaba al sonido y el sentido ya entonces legendario de Blowin' in the Wind, A Hard Rain's a-Gonna Fall o Masters of War.

Ése fue su éxito, pero lo cierto es que, si no su alcance metafórico, el sentido directo de The Times They Are a-Changin' pronto quedó anacrónico: los padres y madres del mundo seguirían criticando todo aquello que no comprenden, los senadores y congresistas desde luego ya no escuchan el clamor de la calle, y la revolución definitivamente se ha perdido. Las interpretaciones que en las décadas siguientes haría Dylan del tema arrastrarían la tristeza de ese fracaso: el directo en Budokan de 1978 es un claro ejemplo, o los registros en directo de los ochenta, que cambiando los acordes del tema prácticamente invertían el sentido de la letra, convirtiendo la canción en un triste recuerdo de esperanzas desvanecidas. En los noventa haría una versión sinfónica, y en el siglo XXI, en la película Masked & Annonymous, Dylan escucha impasible a una niña cantando dulcemente a capela la canción, como si ésta tuviera que volver a nacer. El tema ha tenido tantas vidas como versiones: Simon & Garfunkel, Joan Baez, The Seekers, Nina Simone, Eddie Vedder, Tracy Chapman, Phil Collins, Micah P. Hinson... Zack Snyder la empleó en el arranque de la película Watchmen y hasta Seve Jobs citó el tema cuando Apple Computer presentó su primer Macintosh en 1984.

Otros temas del álbum, de contenido romántico, como One Too Many Mornings, Boots of Spanish Leather (donde un marinero escribe a su amor desde "las montañas de Madrid y la costa de Barcelona") o Restless Farewell, llevaban inscritos en su belleza el mensaje de que Dylan no iba a conformarse con ser la imagen recurrente del cantautor airado. De hecho, con este disco se despedía de la canción protesta. En el siguiente álbum, Another Side of Bob Dylan (agosto de 1964), que desconcertó a muchos de sus fans, dejaba claro que ya no quería ser el "portavoz de su generación", y al año siguiente dio un puñetazo en la mesa y electrizó su música con tres discos que convulsionaron la música popular.

La influencia ética y estética del álbum, en todo caso, ha sido en estos cincuenta años abismal. El cantautor Billy Brag es de los muchos artistas que encontró en este tercer LP de Dylan una epifanía. "Provocó una mutación sísmica en mi gusto musical", dice. El impacto comenzó en la foto de portada sacada por Barry Feinstein (marido de Mary Travers, de los Peter, Paul & Mary), en ese Dylan serio y monocromático, con una camisa de trabajo. "Dylan mira de soslayo, no mira al frente. Y pregunta: ‘Escucha, todo esto está ocurriendo en el mundo. ¿Qué vas a hacer al respecto?'".