Image: Katia Kabanova rompe las cadenas en Madrid

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Escenarios

Katia Kabanova rompe las cadenas en Madrid

23 mayo, 2014 02:00

Katia Kabanova, la historia de una joven en busca de libertad.

Continúa el goteo del Festival de Otoño a Primavera en los Teatros del Canal con la ópera Katia Kabanova, la obra de Leos Janácek que viene avalada por la dirección de André Engel en lo escénico y de Irène Kudela en lo musical.

Cualquier exploración que se haga en torno a la obra de Leos Janácek es siempre bien recibida, dada la importancia que para el lenguaje operístico de nuestros días tuvo la potente y expresiva mano del músico moravo, creador de un buen puñado de obras maestras. Una de ellas, junto a Jenufa, El caso Makropoulos o Desde la casa de los muertos, es sin duda Katia Kabanova, la historia de una joven deseosa de libertad, pero incapaz de romper el corsé social que la atenaza.

Un drama desgarrador pintado con fuertes acentos y colores magníficos por los pentagramas del autor checo, que traslada a la escena, a través de una música alucinante y alucinada, un mundo localista, sórdido, deprimente, opresivo, en el que Katia se asfixia y en el que busca una brizna de aire limpio, que encuentra en el amor de Boris, con el que apenas tiene contacto, pero que le produce un sentido de culpa que la conturba y la obsesiona; la altera y la destroza. Un argumento tan antiguo como la vida misma y tan propio de comunidades reducidas. La orquesta, con un singular tratamiento, con un trabajo de gran pureza, nos ofrece mil y una luces en la amena narración. Todo se contiene en las complejas texturas, en las combinaciones tímbricas, en los vibrantes temas, anunciados y abandonados, recuperados de nuevo, modificados hasta el infinito en una compleja trama sobre la que circulan las voces, participando de ellos, mezclándose en un juego permanente, en una persecución sin fin. Un parlato melódico, un recitativo lleno de claroscuros nos va guiando hasta el final. Nos preguntamos cómo puede trasladarse ese complejo universo musical a un solo teclado pianístico, que es lo que ha hecho Irène Kudela a instancias del director francés de ópera y teatro André Engel, que se presenta en el Festival de Otoño a Primavera con la singular apuesta de poner en pie esta obra, producida por el Théâtre des Bouffes du Nord, en los Teatros del Canal a partir del sábado, 31. Engel ya había montado con éxito La zorrita astuta del mismo compositor en 2008. El origen de su nueva aventura hay que buscarlo en un taller que el director galo impartió con jóvenes cantantes de ópera en la singular Abadía de Royaumont. La entrega y la valía de esos artistas le inspiraron para crear esta ópera de cámara. Engel nos explica sus sensaciones al trabajar con los jóvenes: "Percibía su motivación y sus expectativas, y era un buen principio de trabajo. Para mí, suponía la oportunidad de mirar más de cerca las óperas que me tentaban y de trabajar en proyectos que tenía la intención de subir al escenario algún día. A ellos, por su parte, la formación académica todavía no les había dado la oportunidad de actuar sobre un escenario".

Este arreglo, tan teatral como musical, se estrenó en el Teatro Bouffes du Nord de París en febrero de 2012. El sentido de este espectáculo era tratar de conseguir que "el público aceptara la presuposición de que la obra no tenía por qué ser una ópera en su sentido más estricto. Buscaba un espacio que estuviera abierto a trabajar justo en esa línea divisoria que existe entre la ópera y el teatro. Dada la trayectoria de Bouffes du Nord, esto no era algo muy original para ellos, pero yo esperaba que, al acercarme de esa manera, modestamente, podría seguir los pasos de Peter Brook. El objetivo era obtener una verdadera comprensión de cada palabra del libreto".

En este caso la escenografía ha sido construida con la idea de crear un montón de ruinas, mientras que el vestuario tiende a la abstracción de las líneas más puras para vestir los contrariados sentimientos de los protagonistas. "Estábamos lidiando con un colapso", explica Engel, que concluye su descripción diciendo: "Queríamos crear las condiciones de ese encierro en el que la radiante Katia se consume tan magníficamente". Junto al regista figuran Ruth Orthmann como colaboradora artística, Dominique Müller para la dramaturgia, Nicky Rieti para la escenografía, Chantal de la Costa-Messelière para el vestuario y André Diot para la iluminación. Las tiernas voces son las de Kelly Hodson (Katia), Elena Gabouri (Kavanicha), Paul Gaugler (Boris), Jérôme Billy (Koudriach), José Canales (Tichon), Mathilde Cardon (Glasa), Douglas Henderson (Kuligin), Miche Hermon (Dikoj) y Céline Laly (Varvara). En el piano se alternan Nicolas Chesneau y Martin Surot. Se cantará en checo con sobretítulos en español.