Escenarios

Tribueñe celebra los 400 de Viaje del Parnaso

23 mayo, 2014 02:00

Los 400 años de la publicación de Viaje del Parnaso, de Miguel de Cervantes, es el principal motivo por el que Carlos Jiménez se puso manos a la obra para hacer la versión y dirigir Un viaje al Parnaso, que se podrá ver en la sala Tribueñe de Madrid los próximos 26 y 27 de mayo. El montaje de Jiménez, que codirige con Amaya Curieses, especialista en textos del siglo XVII, está realizado como un poema que relata un periplo literario por geogafías reales y míticas en el que Cervantes, montado en una mula, emprende la misión de reclutar a los mejores poetas españoles para librar la batalla contra los poetas mediocres. Para ello, viajará de Madrid a Valencia, donde, con ayuda del dios Mercurio, mandatado por Apolo, reúne un grupo de buenos poetas y se hacen a la mar en un barco simbólico hecho de versos con destino al Parnaso.

Jiménez señala a El Cultural que llevaba ya bastante tiempo queriendo hacer la versión de este poema. "Cervantes escribe la obra dos años antes de morir -explica-, sin haber sido reconocido como el gran autor de la lengua castellana que es hoy". Para el director, la obra contiene rasgos de la autobiografía de sus sentimientos, entre los que no falta la frustración por la ausencia de reconocimiento que sí tuvieron otros poetas coetáneos. "La obra recoge situaciones en las que se cuestiona el poder y algunos aspectos del ser humano que poco han cambiado a lo largo del tiempo, como la mentira, la envidia, la vanagloria o, en última instancia, la injusticia institucionalizada".

El punto de partida para dramatizar Un viaje al Parnaso es un sueño de Cervantes (su personaje se pasa toda la obra en camisón de dormir) en el que cabe todo. El universo onírico permite a Jiménez un juego dramático sencillo pero eficaz en el que no faltan guiños a elementos de la actualidad. "Fue uno de los pocos poetas del XVII que no tuvo un padrino, salvo acaso el Conde de Lemos, que terminó apoyando a otros escritores en lugar de a Cervantes -apunta el director-. Hay mucho resentimiento en esta obra. Hoy, de ser tratado como lo fue en su día, hubiera arremetido contra las editoriales y los medios de comunicación, y, por supuesto, contra el poder". Por eso, en uno de los versos del original, señala nuestro autor: Yo, que siempre trabajo y me desvelo/ por parecer que tengo de poeta/ la gracia que no quiso darme el cielo,/ quisiera despachar a la estafeta/ mi alma, o por los aires, y ponella/ sobre las cumbres del nombrado Oeta (...).