Los festivales devuelven su mirada a la música
La Boheme / Quincena de San Sebastián Foto: Tato Baeza
Se acabaron los fastos. Los festivales de música más consolidados de nuestra geografía siguen cumpliendo años con buena salud pero sin excesos. Granada, Peralada, San Sebastián, Torroella, Santander, Santiago de Compostela, El Escorial y Pollença ponen el foco en los grandes compositores. De Strauss a Mahler pasando por Puccini y Vivaldi.
Voces desde la Alhambra es el título aglutinador del Festival de Música y Danza de Granada (20 de junio-11 de julio). Nada más empezar tenemos ya el primer reto vocal, los Cuatro últimos lieder de Richard Strauss (150 años de su nacimiento), con la soprano lírica colombiana Juanita Lascarro y el apoyo orquestal de Frühbeck y la Sinfónica Nacional Danesa. Junto al piano se escucharán otras cinco voces: Mariola Cantarero, en un programa que incluye la recuperación de ocho canciones de su paisano Ángel Barrios (50 años de su muerte); Ainhoa Arteta, que acomete las Siete canciones populares españolas de Falla (100 años de su estreno) y presenta siete piezas nuevas de Aracil, Cruz-Guevara, García Abril, Cristóbal Halffter, Jurado, Marco y Mendoza; Leticia Rodríguez, que recorre obras alusivas a la Gran Guerra, y el tenor José Manuel Zapata, en un programa “de ida y vuelta” entre América y España. Y la veterana mezzo sueca Anne Sofie von Otter presenta un exquisito grupo de lieder. Por otro lado, se trae de la Zarzuela de Madrid la producción de Nacho García del doblete Black el Payaso de Sorozábal-I pagliacci de Leoncavallo. Hay también estrenos de Benet Casablancas, David Montañés y Sebastián Mariné.
No menos relevancia tiene lo vocal en el Festival de Peralada (11 de julio -18 de agosto). Los tenores Piotr Beczala. de timbre penetrante y lírico, y Jonas Kaufmann, de timbre más baritonal, imparten sendos recitales. Una voz bien distinta, pero en su estilo estupenda, la del contratenor Xabier Sabata, ofrece con Vespres d'Arnadi fragmentos de óperas de Vivaldi y Haendel. Buenos instrumentos también los que protagonizan la ópera de este año, Andrea Chénier de Giordano: Marcelo Álvarez y Eva Maria Westbroek, que actúan a las órdenes del experto Marco Armiliato sobre puesta en escena del fantasioso e imaginativo Alfonso Romero. Ángeles Blancas, temperamental y turbulenta, ofrece un recital Strauss.
De muy otro signo es la base de la Quincena Musical de San Sebastián (1-31 de agosto), que, pese a la crisis, alberga todavía buenas orquestas: Capitolio de Toulouse, al mando del seguro y contundente Tugan Sokhiev (La Condenación de Fausto de Berlioz, con el Orfeón Donostiarra), Filarmónica de Rotterdam con el joven Yannick Nézet-Seguin (tres sesiones, con, entre otras obras, Sinfonía n° 6 de Mahler y Requiem de Verdi), y Festival de Budapest, con Ivan Fischer (Brahms), Sinfónica de Euskadi, con Jun Märkl. Hay dos conjuntos de cámara que marcan puntos álgidos del festival: English Baroque Soloists y Coro Monteverdi con Gardiner (Bach, Domenico Scarlatti, Haendel) y Helsinki Baroque Orchestra con Jacobs (dos cantatas de Bach). La tradicional ópera de cada verano, en coproducción con El Escorial y otras plazas, es La bohème.
El Festival de Torroella de Montgrì (18 de julio-23 de agosto), que vive una nueva época desde que el pasado año se inauguró el moderno Auditorio, ha diseñado una atractiva selección de conciertos a cargo de la Academia 1750, agrupación residente fundada en 2006, a la que dirige Alfredo Bernardini, en dos conciertos con las sopranos Laia Frigolé y Marta Almajano, Europa Galante, con el mejor Vivaldi, la Akademie für Alte Musik de Berlín, gobernada por el concertino Georg Kallweit, y Le Concert des Nations de Jordi Savall, con Couperin en atriles. Como complemento, dos sesiones dedicadas a la música montserratina, con el Ensemble Micrologus y el Banchetto Musicale. No se puede desconocer la importancia que tiene el ya tradicional ciclo pianístico, en el que participan este año Paul Lewis, Luis Fernando Pérez, Alexi Volodin, Joaquín Achúcarro y el dúo Labèque.
El remozado Festival Internacional de Santander (4-31 de agosto), con otra mirada, reparte sus sesiones más interesantes entre lo sinfónico y lo camerístico. En el primer apartado tenemos a la Filarmónica de Londres con Jurowski (Lindberg, Bartók, Beethoven), la Filarmónica de Rotterdam con Nézet-Seguin (como en San Sebastián), la Sinfónica de Castilla y León nada menos que con Inbal. En el segundo, brillan el Cuarteto Quiroga y la cada vez más asentada Orquesta Barroca de Sevilla. A ellos se unen los English Baroque Soloists y el Coro Monteverdi con Gardiner y la Akademie für Alte Musik. Señalemos a dos solistas de la talla de la violinista Viktoria Mullowa y el pianista Pierre-Laurent Aimard.
Tiempos fueron en los que Via Stellae (20 de junio-15 de julio) de Santiago reunía a una falange de los mejores conjuntos barrocos europeos. La crisis se llevó por delante tanta magnificencia. Pero el pabellón, con Carou al frente, sigue ondeando. En esta novena edición destaca la presencia, en una apretada programación, de, entre otros, Al Ayre Español de López Banzo (Sonatas en trío de Haendel), Academia del Piacere de Fahmi Alqhai y Ars Atlántica. Mencionemos por último a la sandunguera soprano Roberta Invernizzi (canciones del barroco italiano).
Este año la ópera del Festival de Verano de San Lorenzo de El Escorial (27 de junio-5 de agosto) es La bohème de Puccini, en la producción de Davide Livermore que comparte con la Quincena. La batuta la empuña Manuel Coves. Además, podrá escucharse al insólito dúo José Mercé-José Manuel Zapata, a la Orquesta Sinfónica Verum, dirigida por Jordi Navarro, a la Joven Orquesta de la Comunidad con Miguel Romea, a la Orquesta de Cadaqués con Cañizares y Colomer, en un homenaje a Paco de Lucía, al Trío Del Puerto, Castaño y Teba en la amena Rejoyce del primero.
La Canción de la tierra de Mahler, en la reducción de Schoenberg y Reiner Rhim, abre, el 27 de julio, la 53 edición del Festival de Pollença. Josep Vicent dirige a la mezzo Lorena Medina, al tenor Albert Montserrat y a la Sinfónica de Baleares, conjunto que interpretará más tarde, a las órdenes del violinista Daniel Hope, las Cuatro estaciones de Vivaldi. Ainhoa Arteta canta Schumann, Strauss, Albéniz, Granados y Falla acompañada al piano por Fernández-Aguirre y Miguel Poveda derramará su duende en coplas diversas. De interés el concierto del guitarrista Estarellas y la sesión dedicada al compositor alemán Sven Helbig.