Image: Músicos en la carretera

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Músicos en la carretera

Vetusta Morla, Ara Malikian, Izal, El Columpio Asesino y Fuel Fandango nos cuentan cómo viven sus intensas giras veraniegas

31 julio, 2014 02:00

Vetusta Morla.

El verano se aproxima a su ecuador y borbotean por todo el país los conciertos y los festivales, arremolinados en esta franja del calendario. El tiempo de ocio se expande por estas fechas para una mayoría de afortunados, mientras que los músicos profesionales afrontan la época más agotadora del año. Hablamos con Vetusta Morla, Ara Malikian, Izal, El Columpio Asesino y Fuel Fandango para conocer cómo manejan esa compleja maquinaria llamada "gira".

"Quince y cinco, veinte; y dos, veintidós..." El guitarrista de Vetusta Morla, Juan Manuel Latorre, repasa mentalmente el calendario estival de la banda. "Los de México, los festivales... más lo que está aún por confirmar...". Mira al techo, intentando calcular el número de conciertos programados dentro de la gira de La deriva, tercer álbum de la banda. Tienen la agenda llena, pero no tanto como otros años. "Ahora los promotores de conciertos lo tienen cada vez más difícil. Han disminuido muchísimo los fondos públicos para la música en directo y la subida de 13 puntos en el IVA cultural ha sido un golpe muy duro para el sector. Nosotros lo estamos empezando a sufrir ahora porque la medida se implantó cuando nosotros nos retiramos a la cueva, a componer y grabar el disco", explica Latorre.

Los músicos de hoy ya no van de estrellas, por más que ocupen las primeras líneas en los carteles de festivales o llenen salas durante varios días consecutivos, como hicieron hace unos meses Vetusta Morla en La Riviera de Madrid e Izal en la Stereo de Alicante. Nada de juergas o extravagancias. "Ahora el músico es un currante más. Tiene que concentrarse, dormir sus horas y es consciente de que está inmerso en un ecosistema laboral y económico organizado a su alrededor", asegura Latorre. "Muchas veces no nos da tiempo a ver nada de las ciudades en las que actuamos, sólo el hotel y el recinto del concierto", lamenta Nita, cantante de Fuel Fandango. El dúo ha presentado su disco Trece Lunas en más de 80 conciertos en 15 países diferentes, y todavía les queda una treintena hasta final de año.

En un ámbito totalmente distinto -el de la música clásica- pero con un enfoque parecido al de los tours propios del rock y del pop, se encuentra Ara Malikian. El virtuoso violinista celebrará en noviembre sus primeros 15 años en España. Mientras tanto, sigue quemando el cuentakilómetros con nada menos que siete espectáculos en cartel, ya sea en solitario, a dúo, con ensemble o con orquesta. Hasta mediados de agosto, tiene actuaciones programadas casi cada día. "Es como un maratón muy divertido", asegura el músico. Los distintos repertorios los tiene más que ensayados y cada recital es a la vez el ensayo del siguiente, aunque también necesita encontrar huecos en su agenda para prepararse los repertorios de algunos conciertos sueltos que no forman parte de la gira.

Exprimiendo las horas de sueño


Imagen del último BBK de Bilbao

"A menudo pasamos noches sin dormir, pero no por haber salido de juerga. Es muy habitual que para ahorrar costes de transporte viajemos a horas intempestivas", explica Latorre. Hace unos días lo hicieron, pero en este caso no para reducir gastos sino para poder llegar a tiempo del festival BBK de Bilbao a la prueba de sonido del siguiente, el Crüilla de Barcelona. "Habíamos dormido solo dos horas y allí estábamos, esperando en fila india para coger el avión; pero la peor parte se la llevaron los técnicos del equipo, que iban en la carretera con todo el material sin haber dormido un minuto". Incluidos los técnicos que se encargan de montar la escenografía de cada concierto, la troupe de Vetusta Morla la componen 22 personas. "Nos daría para montar un equipo de fútbol con todos sus suplentes", apostilla el guitarrista.

Por su parte, Mikel Izal, líder del grupo revelación de los Premios de la Música Independiente 2013, resume esta búsqueda del descanso en una frase: "Dormimos cuando no tocamos y tocamos cuando no dormimos". Menos romanticismo que antaño, pero sin cambios en lo esencial: "Se viaja, se viven aventuras y se conoce gente increíble". Izal lleva unos 50 conciertos y, como a Fuel Fandango, le quedan otros 30, aproximadamente, en la gira de su último disco, Agujeros de gusano.

En cambio, El Columpio Asesino, nombre fijo en los carteles de los grandes festivales de nuestro país en los últimos años, acaba de comenzar la gira de su último disco, Ballenas muertas en San Sebastián. De momento han paseado su sarcástico y crudo escepticismo por tres salas y cuatro festivales y les quedan siete conciertos programados más los que vengan. "Ir de gira es una experiencia muy intensa, un cursillo acelerado de lo que es la convivencia, en muchos casos extrema, de un grupo de más de 5 personas. Puede ser maravilloso, pero si las cosas se tuercen puede ser un infierno", explica Albaro Arizaleta, batería y uno de los cantantes de la banda.

Los medios de transporte

Dejándonos llevar por los clichés, imaginamos que una gira en condiciones se hace en un autobús legendario, con el logotipo de la banda en la carrocería y decenas de anécdotas adheridas a la tapicería. Un autobús con personalidad, como aquel de Neil Young que tenía nombre propio -Pocahontas- y fue enterrado con honores, después de incendiarse, en el rancho de California donde reside el músico canadiense. La realidad es algo más pragmática: nuestros cinco músicos entrevistados usan sobre todo la tradicional y pragmática furgoneta. La de Vetusta Morla es "muy normal, cuadrada y azul", explica Latorre. "La de antes tenía más historia. Álvaro, nuestro bajista, traficaba con ellas y se la bajó de Holanda. Era una Volkswagen que había pertenecido al ejército holandés y de vez en cuando nos dejaba tirados".

Para Ara Malikian, lo mejor es el tren. Y cuando viaja en avión se niega, obviamente, a facturar su preciado violín. "Todas las compañías lo comprenden menos Vueling. No le recomiendo a ningún músico que viaje con ellos. Una vez tuve que cancelar un concierto en el extranjero porque no me dejaron volar con el violín en cabina", se indigna el solista.

El road manager, ángel de la guarda


El Columpio asesino

Todas las bandas le dedican una mención especial a sus road managers. "Llevar a cinco cantamañanas es todo un arte", bromea Arizaleta al referirse al de El Columpio Asesino, Marcos, que además hace las veces de conductor en la furgoneta, donde viajan los cinco miembros de la banda más el técnico de sonido. Gracias al suyo, Malikian puede despreocuparse de todo lo que no sea tocar el violín. "Vivo al día, sé dónde estaré mañana, pero no dentro de una semana", confiesa. El road manager de Vetusta Morla se llama Ciril y es su "ángel de la guarda", asegura Latorre. "Es un resistente de la época de las giras míticas. Todo el mundo acude a él para pedirle de todo. Quizá antes los músicos le pedían sustancias químicas, los de ahora le pedimos toallas que no se deshilachen y bolsitas de té".

Lo mejor

Izal (Mikel Izal): Los conciertos, el trato con el público.

El Columpio Asesino (Albaro Arizaleta): "Conocer cada vez mejor las ciudades y la gente con la que te topas".

Fuel Fandango (Alejandro Acosta): "Además de tocar y viajar, pegarnos un homenaje gastronómico allá donde vayamos".

Vetusta Morla (Juan Manuel Latorre): "Los conciertos y no tener que hacer la cama".

Ara Malikian: "Los conciertos y conocer gente nueva".

Lo peor

Izal: "Que no exista aún el teletransporte".

El Columpio Asesino: "Los hoteles, por muchas estrellas que tengan. Me ponen tristón..."

Fuel Fandango: "No tener tiempo para pasear por las ciudades que visitamos".

Vetusta Morla: "Estar lejos de la gente a la que quieres. Ojalá pudiéramos llevar siempre a nuestras familias de gira con nosotros".

Ara Malikian: "La facturación del equipaje antes de embarcar".