Image: Una timba peligrosa para inaugurar el curso

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Escenarios

Una timba peligrosa para inaugurar el curso

27 agosto, 2014 02:00

De izquierda a derecha Luis Bermejo, Ginés García, Miguel Rellán y Jesús Castejón

El director y dramaturgo Pau Miró abre la nueva temporada en los Teatros del Canal con Jugadores, protagonizada por Luis Bermejo, Miguel Rellán, Ginés García y Jesús Castejón

Las supersticiones existen y las hay de muy diversa índole. Sobre todo entre los jugadores. Una milésima de segundo puede cambiarlo todo. Incluso esa fracción de tiempo en la que se descubre la carta de una partida de póquer te mantiene en vilo, te sube la adrenalina y se convierte en adicción. Pau Miró (Barcelona, 1974) cuenta que siempre ha sido supersticioso pero esta neura se agravó cuando estrenó por primera vez y con éxito su obra Jugadores con la fecha de 11/11/11. Ahora, casi tres años después del debut, inaugura con ella la temporada de los Teatros del Canal.

Todo comenzó con los estragos de una vasta ingesta de cafeína. "Nunca he creído en la inspiración pero un día en una cafetería me vino la idea de contar la historia de cuatro personajes masculinos, mayores de 50 años y arrinconados", recuerda Miró. "Jugaba con el tópico del perdedor pero quería investigar en el alma e intentar que algo les saliese bien. Al final es como una película de Serie B, de las que me gustan", continúa para concluir bromeando: "Me fui por las ramas".

Además esta versión cuenta con Miguel Rellán, Jesús Castejón, Luis Bermejo y Ginés García. Cuatro actores de distinguida trayectoria profesional que se meten en el pellejo de cuatro hombres fracasados. "Aparte de ser receptivos han estado abiertos a las propuestas y han participado siempre respetuosos. Esto es lo que aporta un alma distinta", alaba Miró. Su idea inicial no tenía nada que ver con la historia final que construyó. Le habían encomendado la tarea de escribir una historia para el Lliure y cuando terminó y se la entregó a Lluís Pascual, fundador del Teatro, este se sorprendió. No esperaba un guion así.

El entramado sucede en la cocina de uno de los cuatro personajes retratados. El refugio al que acuden para compensar su mala suerte en sus respectivas relaciones y vidas son las partidas de cartas, lugar en el que encuentran la adrenalina e intensidad que han perdido en sus vidas. "La cocina es el refugio de las penas y de los fracasos". Nos situamos frente al juego como punto de fuga de la vida real, el juego como paralelismo al verdadero juego: la vida. "Hay una parte apasionada de la vida, son seres normales, grises y anónimos. Me gusta ese tipo de personaje porque todos nos merecemos intensidad, poesía y vitalidad", especifica el director.

Y es que el análisis al que somete a los personajes va más allá de la mera adicción al juego. Es, sobre todo, la adicción que genera el riesgo, la tensión que se crea en las partidas antes de conocer las cartas. Lo curioso, por otro lado, de esta obra es que se sabe que existen esas partidas pero apenas se ven. Se da por hecho que están ahí para jugar, se obvian para dar paso a algo más importante. "Son personajes que no encajan, sus vidas no les sale bien pero coinciden en no rendirse", explica Miró. Es una obra que cuenta con varias capas subyacentes a la trama principal. "Parecen perdedores pero hay algo positivo en el discurso y en el juego que se plantea. No se rinden, batallan, pierden muchas partidas pero hay algo esperanzador al final de la obra". El juego está en arriesgar.

El póquer es jugar, es estrategia, es engañar. Y en Jugadores cada uno de los personajes tiene algo oculto, un secreto. Como en la vida. "Me parece interesante que los personajes tengan un secreto, algo que no te esperas de ellos. No solo para el golpe de efecto del guion sino porque el alma humana es así, hasta que una persona no te muestra un doblez, una jugada inesperada, no conoces a alguien", analiza. Incluso entre ellos, en esas partidas que sirven de punto de fuga, se esconden un as en la manga. El director incluso compara a estos personajes con los deportistas y dice que cuando un equipo comienza a perder un partido no se derrumba. "Es bonito y real para aplicarlo en la vida, hay que intentarlo siempre y de repente pasan cosas".

Cuenta, además, que para él estar en los Teatros del Canal supone una alegría inmensa y es de los que opina que el teatro goza de una buena salud. "La gente está volviendo de vacaciones pero en Madrid se va mucho al teatro y creo que hay ganas y curiosidad por este guion. Yo creo que va a funcionar por los actores y si no es así es que no les supe aprovechar", concluye.