Malas calles en las tablas del Canal
Álamo y Peris-Mencheta, dos policias en Lluvia Constante. Foto: Jean Pierre Ledos
En estos momentos, cualquier espectáculo en el que participe Sergio Peris-Mencheta despierta cuanto menos interés. Al el éxito como director de Continuidad de los parques, de Jaime Pujol, y Un trozo invisible de este mundo, de Juan Diego Botto, añadió su explosiva actuación, junto a Mario Gas y Tristán Ulloa, en el Julio César de Paco Azorín. Ahora vuelve a los Teatros del Canal (a partir de este jueves, 9 de octubre) para recuperar su faceta de actor y protagonizar, junto a Roberto Álamo, Lluvia constante, un texto del estadounidense Keith Huff, dramaturgo residente del Chicago Dramatists, en el que aborda la historia de dos jóvenes policías amigos de la infancia. Rodo y Dani vivirán acontecimientos que transformarán sus vidas. Su amistad, su escala de valores y su fuerte sentido del honor y de la lealtad se pondrán a prueba durante unos días en los que una pertinaz lluvia acompañará cada uno de esos sucesos."En Lluvia constante -señala su autor- no sabemos realmente cuál de los dos policías es el bueno y cuál el malo, pero este cliché no importa. La historia trata sobre la lealtad de dos amigos que hablan sobre lo que les une y define. Es una amistad como tantas que un día le toca atravesar una situación extraordinaria". La obra fue producida originariamente en 2006 en el New York Stage and Film's Powerhouse Theater. Su primera producción profesional fue realizada por el Chicago Dramatists en 2007 y un año después por el Royal George Theatre de Chicago. Su desembarco triunfal en Broadway sería en septiembre de 2010 protagonizada por Hugh Jackman y Daniel Craig bajo la dirección de John Crowley. Batió todos los récords de espectadores en un montaje no musical.
"Cuando terminé de leer Lluvia constante por primera vez -señala el director de la versión española, David Serrano- pensé que lo que estaba experimentando debía de ser algo muy similar a lo que sentían los lectores de los años cuarenta cuando leían las obras recién publicadas de Arthur Miller o de Tennessee Williams. Desde sus primeros párrafos tuve la sensación de que estaba ante un clásico". Para Serrano, la historia de Huff tiene los ingredientes de obras como Un tranvía llamado deseo o La muerte de un viajante. "Será un texto cumbre del teatro de principios de este siglo. Y si no, al tiempo".
Toda la puesta en escena, según el director de películas como Días de fútbol y del musical Más de 100 mentiras, ha sido casi minimalista, "para que nada nos distraiga de la interpretación y de la palabra que surge de Álamo y Peris-Mencheta". Y es que en opinión de Serrano es muy difícil que una historia tan dolorosa y tan terrible "te atrape en la primera línea y no te suelte hasta hora y media más tarde como en los mejores thrillers de Hollywood pero con la profundidad y la belleza de los grandes dramas. La de Keith Huff es una creación monumental".