Image: José Luis Gómez, un poeta recién casado

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Escenarios

José Luis Gómez, un poeta recién casado

24 octubre, 2014 02:00

José Luis Gómez en la piel de Juan Ramón Jiménez. Foto: Ros Ribas.

Días intensos y camaleónicos para José Luis Gómez, ubicado al borde de la bipolaridad. Acaba de rodar Unamuno en Fuerteventura, un largometraje que narra su destierro en la isla en 1924. Recién llegado a Madrid, Gómez ha colgado en el perchero los ropajes del pensador vasco para ataviarse con los de otro gigante de nuestras letras: Juan Ramón Jiménez. El actor y académico de la RAE ofrecerá este sábado 25 en la Abadía una nueva (sólo una) evocación del Diario de un poeta recién casado, escrito por el autor onubense en plena efervescencia emocional. Tras unas iniciales calabazas, había conseguido seducir a Zenobia Camprubí. Y en 1916, rebosante de ilusión, se embarcó hacia Nueva York para contraer matrimonio con ella.

La Sociedad Española de Conmemoraciones Culturales había encargado a Gómez un audiolibro de Juan Ramón Jiménez. Aceptó, pero con la condición de que su lectura se centrase en este libro. El poeta Luis Muñoz se encargó de cribar el texto, en el que se alterna la prosa y el poemario. Una tarea muy delicada. Intentó crear una progresión dramática al hilo del viaje, "tratando de componer una especie de libro más breve dentro del libro". Un trabajo que allanaba el camino hacia las tablas, no previsto en la génesis del proyecto. Pero, claro, Gómez es una animal de escena y no dejó pasar la oportunidad de llevárselo a su terreno.

"Hice una primera lectura en la Residencia de Estudiantes y ahí surgió una imagen, la de un gran ventanal. Yo creo que este poemario sólo puede leerse así, ante un gran ventanal por cuya superficie discurren los cielos, los mares, cielos que se confunden con los mares, y que Juan Ramón evoca constantemente", explica José Luis Gómez a El Cultural. Esa versión "más evolucionada" (más cercana monólogo teatral) la presentó en 2009 en la Abadía. Fueron sólo cuatro funciones, a las que se sumaron otras cinco en 2011, también en el teatro que dirige desde hace dos décadas.

El salto de una versión destilada a otra más nutrida de recursos escénicos (luces, escenografías, sonido... y, por supuesto, su interpretación actoral) supuso un verdadero reto. Ya simplemente grabar el audiolibro le provocó un cierto vértigo: "Al tomar de nuevo el libro en mis manos, me percaté de su complejidad y riqueza. Lo había leído a la salida de mi adolescencia, en tierras del sur, en su Huelva ‘lejana y rosa', allá por mis diecisiete años. Y no había vuelto a él salvo en lecturas esporádicas. Al releerlo se me cayeron los palos del sombrajo. Porque es, según todos los exégetas [y según el propio Juan Ramón, tan seguro de sí], el poemario más importante de la poesía española del siglo XX, el que abre la puerta a todos los poetas posteriores".

Palabra entrañada

Llevarlo a la escena era una osadía sobre un atrevimiento. Y para concretarla Gómez se aferró a la receta del director de orquesta alemán Wilhelm Furtwängler, que decía que "sólo cabe interpretar justamente una partitura si se se rastrea el suceso espiritual o vital que la originó". También se acordó de María Zambrano y su consideración de la poesía como "palabra entrañada". "Ésta debe ser emitida no desde el músculo de la lengua sino desde el del corazón", sentencia Gómez.