Image: Silencio, alto voltaje: es Yllana

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Escenarios

Silencio, alto voltaje: es Yllana

19 diciembre, 2014 01:00

La máscara, parte fundamental de esta nueva apuesta de Yllana. Foto: Pepe H.

Un homenaje al cine negro y una reflexión sobre la corrupción, el bien, el mal y el abuso de autoridad. Yllana se pone las máscaras en los Teatros del Canal para interpretar, con alto voltaje cómico, The Gagfather.

Cuatro gángsters sanguinarios aterrorizan la ciudad a través de una ola de crímenes. Tras sus pasos, un grupo de peculiares policías rodeados de corrupción, drogas, torturas, entierros, strip-tease... El enfrentamiento entre ellos será inevitable. En lugar de pánico, provocarán innumerables ráfagas cómicas que no defraudarán a los seguidores de Yllana, compañía que ha firmado trabajos como 666, Splash o Star Trip. Con estas credenciales recala en los Teatros del Canal para bordar un desternillante viaje a los bajos fondos, también a los bajos instintos de una sociedad incapaz ya de distinguir el bien del mal.

"Siempre buscamos inspiración en temas que nos den posibilidades de desarrollar personajes y situaciones de alto voltaje cómico", señala a El Cultural David Ottone (Madrid, 1966), miembro histórico del grupo junto a Marcos Ottone, Juan F. Ramos, Joe O'Curneen y Fidel Hernández. "El mundo de la mafia, los gángsters, la ley y el orden, lo legal y lo ilegal, son cuestiones que nos parecían perfectas para montar un show y reflexionar a nuestra manera sobre cada una de ellas".

Con The Gagfather, Yllana rinde un homenaje al cine negro. Desprovista de la acidez de los diálogos del género, la obra combina el cine mudo, el humor del absurdo y el más "terrorífico" gore... Ottone subraya que la obra comparte con otras entregas de la compañía las inmensas ganas de divertir al público: "Después de 23 años creando humor sin palabras, corres el riesgo de repetirte. Por eso, siempre buscamos elementos nuevos que integrar a cada propuesta. Ahora ha sido la utilización de la máscara en la construcción de los personajes malos lo que ha supuesto una innovación. Lo hemos vivido como algo refrescante y arriesgado a un mismo tiempo". A través de las máscaras Yllana conecta con los payasos mafiosos, con Kubrick, con Atraco perfecto: "Buscábamos un elemento sencillo con el que pudiésemos transformarnos de una manera rápida de policías a ‘gagsters'. Por eso nos pareció tan interesante este elemento. Partimos de una imagen de la película The Killing (Atraco perfecto en España), de Kubrick, en la que los atracadores utilizan una máscara de payaso para dar el golpe. Esa idea de que su rostro fuese de payaso asesino nos pareció divertida y en consonancia con lo que estábamos preparando, una idea que nos llevaba rondando desde hacía años".

No fue fácil llegar a la máscara y perfilar a estos desbordantes mafiosos. Según Ottone se fue definiendo poco a poco. En un principio, los gángsters iban a tener una forma más realista pero a través del trabajo de la compañía Morboria y del vestuario de Ana Tusell fueron encontrando los perfiles que finalmente se han subido al escenario: "Se convirtieron en auténticos monstruos, con un punto de cómic, muy alejados de la realidad, cosa que nos venía muy bien para poder desplegar el humor negro que buscábamos y que al tiempo el público se lo tomase con cierto distanciamiento", explica Ottone.

Pero, ¿qué es lo que conecta realmente The Gagfather con la realidad de nuestros días? Hay una respuesta contundente: el mal, la corrupción y el fraudulento uso de la autoridad. Para Ottone, es un espectáculo que busca su inspiración en el lado oscuro del ser humano: "Pero no hacemos una crítica directa sobre ningún tema de la rabiosa actualidad nacional. Siempre hemos evitado los localismos para abordar así temas universales, conceptos con los que cualquier persona, de cualquier país, pueda identificarse".

La mímica siempre ha permitido a Yllana crear un lenguaje universal y viajar por todo el mundo -ya han recorrido 44 países- con una misma divisa: el gag más crítico y salvaje. O como lo califica Ottone, directo, irreverente y gamberro: "El gag es el motor de nuestros trabajos. Este espectáculo es el más narrativo de todos los que hemos montado. Cada una de las escenas está plagada de gags que ayudan a contar la historia en su conjunto".

Dejamos a Yllana detrás de sus máscaras preocupados por su gran proyecto diario: "Sobrevivir a esta crisis que está viviendo el mundo del espectáculo y que nos afecta a todos". Eso sí, en lo artístico, según nos adelanta Ottone, tienen su mirada puesta en México, donde les espera un espectáculo cómico-musical de grandes dimensiones. Las mismas que componen su desbordante talento.