Desde 2006, fecha de la publicación de su primer disco, hasta ahora mismo, la trayectoria de Argentina ha estado marcada por un laborioso e imparable proceso que ha desembocado en lo que podríamos definir como madurez artística. Esto se manifiesta en la rotundidad interpretativa, en un lenguaje sólido, de más entidad, y en una forma inequívoca de exponer su música. Claro que Argentina posee algo fundamental y, en su caso, impagable, tanto por la calidad como por el dominio que sobre ella ejerce: la voz, que es convincente, de proyección directa, plena y perfectamente adecuada a su repertorio. Pocas voces de mujer, tan bien timbradas y tan sabiamente utilizada como la de la cantaora de Huelva. Y en Sinergia se revela de una manera brillante, ya que se trata de dieciséis registros memorables, en directo, que si en otros casos puede constituir una desventaja, en Argentina resulta todo lo contrario: engrandece su caudal expresivo y potencia su transmisión.