Image: Desempolvando los Fantochines

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Escenarios

Desempolvando los Fantochines

27 febrero, 2015 01:00

Los fantochines remiten a las mascaradas venecianas.

La Fundación Juan March reivindica al influyente compositor madrileño Conrado del Campo con un ciclo que arranca el miércoles (4). El principal reclamo es el montaje de su ópera de cámara Fantochines, en la que marionetas y cantantes dialogan sobre el escenario.

El compositor Conrado del Campo (1878-1953) fue un personaje insigne, un hombre al que la música de este país debe muchísimo. Se desempeñó en distintos ámbitos del arte de los sonidos y fue maestro de muchos músicos que más tarde se harían famosos. Ahora la Fundación March, dentro de su imaginativa programación, le va a dedicar en marzo un pequeño ciclo que se organiza en torno al estreno en tiempos modernos de la ópera Fantochines, que ya se programó en la Fundación hace bastantes años en versión de concierto.

El acontecimiento se va a celebrar los días 11, 13, 14 y 15 de marzo con todos los honores. La operita vio la luz en 1923 y en su tiempo tuvo una gran repercusión internacional. Se ha reconstruido la partitura, perdida en su momento, gracias a materiales autógrafos y a través de una edición crítica realizada bajo los auspicios de la Fundación y del Teatro de la Zarzuela. La obra, que se sitúa en la órbita del teatro de marionetas de estilo veneciano y encuadrada en el por entonces renovado espíritu neoclásico, al que pertenecía asimismo El retablo de maese Pedro de Falla, del mismo año, está concebida para ocho instrumentistas y tres cantantes. El diálogo entre los muñecos y las voces se abre a un sutil juego de realidades y engaños.

Los solistas serán la soprano Sonia de Munck, muy activa en la Fundación, y los barítonos Borja Quiza y Fabio Barrutia. La escena está a cargo de Tomás Muñoz, ya presente, junto con De Munck, en el reestreno la pasada temporada de Cendrillon de Pauline Viardot. José Antonio Montaño dirige a un conjunto instrumental de la Orquesta de la Comunidad. La obra es sin duda un buen ejemplo del arte plural de Del Campo, una auténtica fuerza de la naturaleza, en cuya producción se daban cita distintas influencias a través de una amplia variedad de géneros y de tendencias. Por un lado, el sello wagneriano y straussiano; por otro, un nacionalismo o casticismo de nuevo cuño. Una síntesis en la que siempre debía ser protagonista, la auténtica "reina", la "melodía llena de emociones, sin localizaciones ni propósitos concretos". Detectamos desde un punto de vista técnico en el lenguaje de nuestro músico, a partes a veces iguales, lo mismo al principio que al final de su carrera, una impronta de la música popular, un trabajado desarrollo motívico, un contenido poemático y una elaborada y rica factura armónica.

Para completar la primicia han programado un breve ciclo de tres conciertos, los días 4, 18 y 25, que incluyen obras suyas y de otros autores a cargo del Granati Ensemble, el Cuarteto Bretón y la mezzo Anna Tonna, a la que compaña el pianista Jorge Robaina.