Image: La Sinfonietta vuela con Paul Klee

Image: La Sinfonietta vuela con Paul Klee

Escenarios

La Sinfonietta vuela con Paul Klee

10 abril, 2015 02:00

La Sinfonietta interpretará partituras inspiradas en cuadros. Foto: Kirill Bashkirov

Los acuerdos entre instituciones, privadas o públicas, siempre han sido beneficiosos para el arte. Han de ser recibidos con satisfacción. Y si uno de esos pactos busca y consigue unir dos segmentos fundamentales como la música y la pintura, la alegría debe mostrarse sin paliativos. La relaciones entre esas dos manifestaciones de la creación humana han propiciado a lo largo de la historia imágenes maravillosas, en lo sonoro y en lo visual, plasmadas en los más variados pentagramas y en las más diversas superficies en las que cabe aplicar cualquier mensaje pictórico. Las corrientes de ida y vuelta, de una a otra parcela, siguen siendo infinitas.

Cuántos compositores no se habrán inspirado en la contemplación de un cuadro o en la vida de un pintor. Ahí tenemos, por ejemplo, la tan importante partitura de Martinu titulada Los Frescos de Piero Della Francesca. O la magnífica ópera, y su correspondiente suite, Matías el pintor de Hindemith, sobre la figura de Matthias Grünewald. O la también ópera Benvenuto Cellini de Berlioz en torno al célebre artista florentino. En sentido contrario, serían cientos, miles, las pinturas o dibujos que podrían mencionarse en los que la música o los músicos son protagonistas.

Este exordio viene a cuento de la firma de un documento de colaboración entre la Escuela Reina Sofía (la Música) y el Museo Reina Sofía (la Pintura). El acto se produjo el 18 de marzo último. Paloma O'Shea, presidenta de la Fundación Albéniz, y Guillermo de la Dehesa, presidente del Real Patronato del centro de arte, fueron los representantes. El primer fruto del pacto se verá el jueves (16 de abril) en un concierto a celebrar en el Auditorio 400 del museo protagonizado por los jóvenes y cualificados músicos que integran la Sinfonietta, conjunto creado por la escuela en 2011 para cultivar el repertorio contemporáneo y de vanguardia.

El programa es interesantísimo. Cuatro creadores británicos del siglo XX se dan la mano: Sinfonietta de Benjamin Britten, Octeto de Georges Benjamin, The Trojan Games de Peter Maxwell Davies y Carmen Archadiae de Harrison Birwistle. Las dos primeras son abstractas. Las dos segundas se refieren, respectivamente, a los lances olímpicos y al sonido de los pájaros mecánicos de un cuadro de Paul Klee (Twittering Machine), a quien precisamente está dedicada una sala en la exposición Fuego blanco, abierta estos días en el museo madrileño. Se ha llamado a un músico muy apropiado para dirigir esta sesión: el inglés Stefan Ausbury. Habrá que seguir muy de cerca las futuras actividades que el acuerdo deparará. En ellas estarán presentes otros dos competentes maestros: el director suizo Baldur Brönnimann y el director y compositor húngaro Peter Eötvös, este último colaborador habitual.