Image: Clubes de jazz, manteniendo viva la llama

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Clubes de jazz, manteniendo viva la llama

Con motivo del Día del Jazz, preguntamos a los responsables de cuatro salas de Barcelona, Valencia y Madrid por la situación y los retos del sector

29 abril, 2016 02:00

El pianista Kenny Werner celebra el Día Internacional del Jazz con su trío el viernes en Madrid y el sábado en Barcelona.

Desde 2012, se celebra cada 30 de abril el Día Internacional del Jazz, iniciativa apadrinada por Herbie Hancock con el apoyo de la Unesco y que este año tiene como epicentro la ciudad de Washington (EE.UU.). Con motivo de la primera edición, varios músicos, productores y programadores expresaron en El Cultural su escepticismo acerca de la utilidad de esta fecha conmemorativa. Sirva o no para dar más difusión a este género centenario, lo cierto es que cada día es el día del jazz para muchas personas que invierten su tiempo, su salud y a menudo su cartera para que esta música gane más adeptos y más espacio en los medios. Nos referimos a los dueños y programadores de los clubes de jazz, donde se mantiene viva la llama de la afición noche tras noche, en un discreto segundo plano por detrás de los grandes festivales que se suceden en verano por toda España.

Con dos pases diarios, 365 noches al año, la sala Jamboree de Barcelona es el mejor ejemplo de esta constante labor. Fundado en 1960 por el empresario Joan Rosselló e inaugurado por el quinteto del pianista Tete Montoliu, es el club de jazz más antiguo del país de cuantos siguen en funcionamiento. En aquella década, Jamboree fue junto al Whisky Jazz de Madrid, ya desaparecido, el principal altavoz del género en España. Por este sótano de la Plaza Real barcelonesa pasaron en su día primeros espadas del jazz como Bill Coleman, Chet Baker, Ornette Coleman o Dexter Gordon en sus giras europeas y en 1966, por iniciativa de los responsables del club, tocaron por primera vez en España Duke Ellington y Ella Fitzgerald en el Palau de la Música.

El club tuvo que cerrar en 1968 por el declive del interés del público por el jazz en favor de otras músicas, pero fue reabierto en 1992 y un año después adquirido por la empresa Mas i Mas, que trató de acercar el jazz al público más joven combinando conciertos con sesiones de baile en las que se pinchaba música negra. El programador actual de la sala es Pere Pons, que además es periodista y tras colaborar durante 25 años en periódicos como La Vanguardia o Avui ahora presenta el programa L'home del jazz en Ràdio 4 de RNE. "Lo complicado no es llenar una programación que nunca para con músicos de calidad, sino tener público cada día para llenar la sala. No tendría por qué serlo en una ciudad como Barcelona, pero lo es, y eso indica el bajo nivel de cultura musical que hay en el país", lamenta Pons. Tanto en su espacio radiofónico como en Jamboree, alterna la programación de figuras internacionales con la promoción del talento local y nacional, en mayor medida, considera, que los festivales.

También opina así Chevi Martínez, propietario del club Jimmy Glass de Valencia, sobre la cartelitis de los festivales: "Un festival de jazz debe tener alguna figura internacional de relevancia para que sea atractivo, por supuesto. Pero desde hace años los festivales en España solo se preocupan del rendimiento económico, y solo contratan mayormente a grandes estrellas, dejando bastante de lado tanto a los músicos locales como a nuevos artistas internacionales que tienen mucho que decir". La programación del Jimmy Glass, la sala más importante de Valencia, busca "un equilibrio entre la tradición y la modernidad" con especial atención a los nuevos valores y tendencias tanto del jazz contemporáneo como de las vanguardias, explica Martínez.

Sacar rentabilidad a estos locales es una tarea casi imposible. En Madrid la veterana sala Clamores, después de cumplir más de tres décadas de la mano de su fundador, Germán Pérez, ha cambiado esta temporada de dueños. Como hizo el Jamboree en los 90 para renovar la clientela del jazz, el nuevo equipo -Roberto Rey, Alberto Martínez y Maximiliano Raigal- han decidido abrir la programación a sesiones en las que se pincha funky y soul -Rey y Raigal también regentan el Tempo Club, templo de la música negra en la capital-, y completar la oferta con una coctelería de primer nivel, explican.

Junto a Clamores y otros conocidos clubes madrileños como el Café Central -en la cuerda floja por el fin de su contrato de alquiler de renta antigua- o el Populart, el jazz mantiene su vitalidad en el Bogui Jazz, el club que dirige Dick Angstadt en la calle Barquillo. De padre estadounidense y madre panameña, este inquieto emprendedor que vive en España desde los setentea, convirtió primero su restaurante -donde se hizo amigo de Cifu- en club de música negra, el Kingston, y en 2005, cuando tuvo que hacer obras en el local para insonorizarlo, tuvo un impulso y aprovechó para reconvertirlo en club de jazz. "En esta década he notado mucho movimiento en la escena del jazz, constantemente surgen nuevos proyectos con músicos de aquí, de otras ciudades y de otros países. Veo mucha inquietud por buscar nuevos sonidos partiendo del respeto al jazz de Count Basie, de Charles Mingus, de Charlie Parker y de Dizzy Gillespie", observa Angstadt.

El propietario del Bogui define la labor de cantera de los clubes como "un caldo efervescente" en el que el músico puede dar rienda suelta a la improvisación y profundizar en la cercanía con un público que, "partiendo de la base de que el jazz no está hecho para las masas y que siempre será minoritario, se está renovando con gente joven que se acerca al jazz por primera vez y se queda impresionada" al entrar en una pequeña sala a reventar escuchando en absoluto silencio lo que sucede en el escenario. "Eso engancha y hará que el jazz siga su camino hacia delante y que no se estanque".

@FDQuijano

Carteles para el Día del Jazz

Jamboree Jazz (Barcelona): Kenny Werner trío. Con una treintena de discos en su haber y 15 años junto a su actual formación, el pianista actuará en este club después de hacerlo el viernes en la escuela TAI de Madrid.

Jimmy Glass (Valencia): Myriad 3. Este trío canadiense, que ya actuó en el festival que organiza este club, está compuesto por el pianista el pianista Chris Donnelly, el bajista Dan Fortin y el baterista y percusionista Ernesto Cervini y en esta ocasión presentará su disco Moons.

Clamores Jazz (Madrid): Fred Wesley y Fat Beat!. El trombonista de funk y soul Fred Wesley, que trabajó con James Brown, presenta Generations, un nuevo trío que lo conecta con sus raíces jazz. Antes que él subirá al escenario el quinteto madrileño Fat Beat!, de estilo jazz fusión.

Bogui Jazz (Madrid): Pedro Iturralde Quartet. El incombustible saxofonista y clarinetista Pedro Iturralde, patriarca del jazz español a sus 80 años, vuelve a Bogui con tres conciertos consecutivos el 30 de abril, 1 y 2 de mayo. Como dice Dick Angstadt, "aún le queda mucho aire que soplar".