Noni López (Lori Meyers): "Este disco es de amor y desamor hacia uno mismo"
El grupo de Granada publica tras cuatro años la esperada continuación de Impronta, el disco En la espiral.
17 febrero, 2017 01:00Noni López (en el centro) junto a los otros dos miembros de la banda Lori Meyers. Foto: Joaquín Calle
Cuatro años han pasado desde que Lori Meyers publicara Impronta, disco con el que alcanzaron definitivamente un lugar privilegiado en el panorama del indie en España, junto a grupos como Izal y Love of Lesbian, tomando por asalto hasta la radiofórmula, un espacio vedado para este tipo de grupos hasta hace no tanto tiempo. Ahora Noni López, Alejandro Méndez y Alfredo Núñez vuelven con En la espiral, un trabajo para el que se han tomado las cosas con calma y que incluye trece temas de pop clásico y progresivo que ahonda en el desconcierto actual del mundo, sin olvidar que a veces es mejor ponerse a bailar que deprimirse. Hablamos con Noni López, cantante y compositor del grupo, sobre la situación de la industria, el proceso de grabación del disco y la etiqueta indie.P.- El año que viene harán 20 años en esto de la música. ¿Cómo valora todo este tiempo?
R.- En realidad no publicamos el primer disco hasta el año 2004, que es cuando empezaría nuestra etapa estrictamente profesional. No somos muy retrospectivos, no nos gusta mirar atrás, ya lo haremos en el futuro. Desde un punto de vista personal estoy muy satisfecho. Nosotros somos como tres hermanos, llevamos juntos mucho tiempo y hemos sabido compenetrarnos: lo que le falta a uno, lo tiene el otro. Y después hemos tenido suerte con los pilares en los que se ha sostenido el grupo, desde las compañías que nos han apoyado a la gente más cercana. Gracias a todo ello hemos ido progresando poco a poco y nos hemos esforzado en intentar mejorar como artistas.
P.- ¿Qué pensarían aquellos jóvenes de 1998 si se encontraran con los Lori Meyers actuales?
R.- Probablemente dirían que menudos idiotas [risas]. Realmente no sé lo que pensarían de nosotros... Puede que dijeran que tocamos bien pero que no somos tan buenos como ellos. Teníamos esa ambición.
P.- En estos años también ha cambiado mucho la industria. Antes era muy complicado pensar que un grupo como Lori Meyers fuera a tener una posición tan cómoda...
R.- Se lo debemos sobre todo a los grupos que lo hicieron antes que nosotros: Mercromina, Los Planetas, Sexy Sadie, Australian Blonde... Ellos abrieron la puerta a la música alternativa y para nosotros, que somos de una generación posterior, fue mucho más fácil traspasarla. Después la industria ha cambiado mucho con esa guerra cada vez más descontrolada de inventar formatos. Las multinacionales siempre actúan una vez que ocurren las cosas y por eso siempre van tarde. En un futuro próximo parece que no va a existir el formato físico.
P.- ¿Y eso es negativo?
R.- Yo sigo oliendo los libros y admirando las portadas de los discos. Nos gusta el romanticismo del vinilo, pero es obvio que las cosas están cambiando: ahora prima la inmediatez. Yo también escucho música en el teléfono. No tengo Spotify, pero sí Deezer y compro en iTunes. La vida te lleva inevitablemente a ello.
P.- ¿Ahora se está recuperando el uso del vinilo?
R.- Sí, a mí me encanta el tacto del vinilo, su olor… Y no te queda otra que escucharlo en casa porque tienes ahí el reproductor. Pero es que también tiene una calidad diferente al resto de formatos, ni mejor ni peor pero diferente. Tiene dinámicas, picos… y esas cosas se pierden cuando comprimes para mp3.
P.- ¿En esta nueva realidad tiene sentido sacar discos de 13 canciones como el vuestro?
R.- Pues parece que es algo que también está muriendo. La gente ahora pilla un single de un grupo e igual no pasa de ahí… No creo que sea criticable, yo también quiero consumir mucha música y siempre empiezo por pequeños detalles de los grupos. Hay que picotear porque ahora hay mucha oferta, y también mucha demanda. La criba ahora es mucho más complicada.
Inmersos en la espiral
P.- ¿Cómo se sintieron al acabar la gira de su anterior disco, Impronta?R.- El problema que hay ahora con las giras es que muchas salas han cerrado como consecuencia de ese IVA que tanto daño está haciendo a la música. Por eso no nos queda más remedio que presentar el disco durante los veranos en festivales, aunque para nosotros el verano empieza en marzo y termina en octubre. Nos queda ese periodo para presentar el disco y es imposible estar en todos lados. Estuvimos dos veranos presentando Impronta y el tercero ya estábamos relajándonos para intentar hacer el disco, aunque siempre hay que hacer conciertos porque llevamos a muchas personas detrás que tienen que currar y porque no queremos perder músculo en directo. La gente después te pregunta por qué has tardado cuatro años en sacar el disco, pero en realidad no es tanto tiempo.
P.- ¿Ha sido muy distinta la producción de este disco respecto a anteriores?
R.- En esta ocasión queríamos encerrarnos en el local de ensayo. A veces hemos trabajado con maquetas y después íbamos variando y haciendo cosas. El problema es que puedes sufrir 'maquetitis'. La 'maquetitis' es una enfermedad según la cual no puedes modificar lo que has grabado y eso no es lo que queríamos. Queríamos que las canciones nos llevaran a cualquier sitio, trabajarlas en el local de ensayo como hacíamos antes, empezar con dos acordes y a partir de ahí darle muchas vueltas. Muchos días no salía nada, pero después nos tomábamos una cerveza y lo consultábamos con la almohada y al día siguiente salía el siguiente acorde. Hacerlo así nos llevó a la idea de que estábamos inmersos en una espiral.
P.- ¿La espiral es el concepto clave del disco?
R.- Sí, pensamos que la sociedad está metida en una espiral de la que es muy complicado salir. Estamos manejados por los lobbies y el establishment y además nos estamos insensibilizando demasiado hasta casi convertirnos en piedras. Nos estamos deshumanizando y por eso este disco no es tanto de amor y desamor en pareja como de amor y desamor con uno mismo. Trabajamos a partir de ese concepto y creo que ha ayudado a que todo quede más compacto.
P.- En los discos anteriores había producido Sebastian Krys, pero en éste no aparece en los créditos, ¿a qué se debe?
R.- Queríamos probar nuevas sensaciones. Sebastian Krys es amigo y también sabía que no iba a soportar lo que hemos tardado en grabar el disco. Queríamos que todo fuera muy sopesado y tener tiempo para darle vueltas a las cosas, pero Sebastian trabaja muy rápido, al estilo norteamericano. Nuestra idea era partir el disco y tomarnos un tiempo suficiente para lo instrumental, para las letras… A él le hubiera dado un ictus cerebral con esta forma de trabajar porque le gusta la inmediatez. Lo ha mezclado Phil Vinall que ha trabajado con Radiohead, Elastica y un montón de grupos del britpop y después lo hemos producido entre nosotros y Ricky Faulkner que es amigo, nos controla y nos conoce y viene siempre con los oídos frescos.
P.- He leído en alguna revista especializada que este disco está más cerca de U2 que de Los Ángeles. ¿Cree que tiene algo de sentido?
R.- Creo que lo que quieren decir es que queremos ser como U2, pero es que yo odio a U2. También nos han comparado con otro grupo como Foals, que me gusta aún menos. A mí me gustan Pink Floyd, Rolling Stones, los Beatles… Es cierto que hemos tirado hacia los 70 u 80 pero antes que a U2 acepto comparaciones con Fleetwood Mac, The Alan Parsons Project, Supertramp, incluso Talk Talk. En Viaje de estudios no hubiese dicho que me gustaba Fleetwood Mac.
P.- En Vértigo colabora Antonio Arias de Lagartija Nick...
R.- Antonio Arias es un personaje y además es el auténtico genio de toda la escena de Granada. Yo necesitaba ayuda para unificar las letras de Vértigo I y Vértigo II y se la pedí a Antonio. Llegó el día de grabación de las voces, algo contento, y lo primero que dijo fue que le abriéramos el micro. No le había dicho todavía nada de la letra y la parte en la que se puso a cantar la íbamos a dejar instrumental. Al final lo dejamos tal cual lo improvisó. Es un crack.
P.- Y también colabora Annie B Sweet...
R.- Sí, es mi pareja y teniendo a mano una voz como la suya no podía desaprovechar la oportunidad de que hiciera algo. Además, hay mucha testosterona en el mundo y estoy empezando a hartarme de que todos los hombres estemos en el poder. Las mujeres deberían estar en los gobiernos, en los ayuntamientos, en las grandes empresas… Quería que estuvieran los dos géneros en el disco, la voz masculina y la voz femenina, era muy importante para mí.
P.- ¿Te sirve de algo la etiqueta indie?
R.- La etiqueta indie está muy bien para los medios porque tienen que encasillar a los grupos de alguna manera. Es algo que entiendo porque hay tantos estilos: dream pop, emo punk… Para mi independiente es lo que éramos al principio, en el local de ensayo haciendo canciones. Después se interesaron por nuestro trabajo, pero nosotros solo teníamos de referencia a grupos como Los Planetas, Lagartija Nick, por lo que no había un canon establecido en la industria. Yo lo que pienso es que tengo un grupo de rock con un batería, un bajo, dos guitarras y el teclado.