Image: Alain Platel: Yo soy hijo de Pina, seguro

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Escenarios

Alain Platel: "Yo soy hijo de Pina, seguro"

10 noviembre, 2017 01:00

Alain Platel. Foto: Javier del Real

El coreógrafo belga llega, al frente de Les Ballets C de la B, a Temporada Alta (este viernes y el sábado) y a los Teatros del Canal los próximos martes y miércoles, con Out of Context/For Pina, el homenaje que le dedicó en 2010 a Pina Bausch, un referente esencial de su lenguaje escénico, en el que los espasmos, los tics y las convulsiones son marca de la casa.

Alain Platel (Gante, 1956) ha asentado unas propuestas escénicas que parten del espectáculo como montaje global, complejo y de autoría múltiple a través de Les Ballets C de la B, cuyos bailarines firman como creadores sus obras. Aunque Platel suele enarbolar su formación multidisciplinar para evitar que lo encorseten como coreógrafo, la danza es el ingrediente principal de su trabajo y, coincidiendo con la presentación del libro Pina Bausch (Editorial Cumbres) que Norbert Servos ha preparado con esmero, veremos en Madrid Out of Context/For Pina, una pieza de 2010 con la que Platel la homenajeó tras su muerte, reconociéndola como su referente artístico. "En realidad nunca quise hacer un montaje que tuviera una relación directa con Pina, aunque por supuesto que estoy inspirado por ella. Mi vida entera lo está", explica Platel a El Cultural.

Las obras del belga heredan de ella cierta perversión formal, muestran entornos cotidianos y desembocan en torrentes expresivos que impactan al espectador. "Yo soy hijo de Pina, estoy seguro", bromea. "Ella fue determinante para que me lanzara a crear mis propios espectáculos, aunque cuando empezamos en los años 80 ni teníamos ambiciones profesionales ni tratamos nunca de imitarla", explica. "Sigo fascinado por su trabajo. Fue una mujer que me causó un gran impacto, no sólo como creadora sino también, y en primer lugar, como ser humano".

Out of Context, que cuenta con dramaturgia de Hildegard De Vuyst y diseño de sonido de Bart Uyttersprot, nació como encargo de Gerard Mortier para Nueva York; al cancelar él su traslado a la ciudad, el proyecto se congeló. "Pregunté a la compañía si podríamos contar con el mismo equipo pero con los mínimos gastos; no teníamos dinero para música en directo, ni decorados, ni vestuario, ni nada de nada. Ese fue el punto de partida", recuerda hoy Platel, todavía estupefacto.

Pregunta.- ¿Cómo planteó el uso de la voz humana en Out of Context como un recurso escénico tan perturbador?
Respuesta.- Al empezar a trabajar dependíamos enteramente de las habilidades físicas de los bailarines y de cómo se expresaban por sí mismos, y la voz era una de sus herramientas. Descubrimos que con ella podíamos construir distintos ambientes.

P.- ¿En qué ha cambiado la obra desde su estreno en 2010?
R.- Out of Context tuvo una gira muy intensa durante un par de años y después, como todas mis piezas, dejó de hacerse. No tengo interés en mantener un repertorio o remontar una obra con un elenco más joven, pero los bailarines pidieron seguir haciéndolo una vez al año y aunque es bastante difícil coordinar las agendas de todo el equipo, a veces lo logramos. La última vez fue hace más de un año. Claro que los bailarines son ocho años más viejos; algunos tenían veintitantos, llegando a los treinta cuando se creó y ahora están en la cuarentena. Tengo curiosidad por ver cómo va cambiando desde el punto de vista físico.

P.-¿Ha cambiado también usted desde entonces?
R.- Bastante, lo veo en mis montajes posteriores. En 2010 había muchos problemas en el mundo pero había más esperanza. Me he vuelto más indeciso, más desconfiado; en aquel momento todavía creía que uno puede cambiar las cosas. Pero también aprendí a no temer no tener nada con lo que empezar [risas] y a confiar en el equipo, porque la gente es muy creativa. Esa es una sensación muy poderosa que conservo de entonces. Además, la obra me enseñó a no tener miedo de volver a lo más básico. No estoy en contra de hacer espectáculos muy complicados con enormes decorados, etc., pero de vez en cuando es bueno volver a redescubrir lo que el cuerpo por sí mismo puede decir.

Un momento de Out of Context. Foto: Chris Van de Burght

Precisamente en esta obra Platel muestra el cuerpo de los bailarines, a quienes presenta en ropa interior. "Fue puro accidente", recuerda. "Teníamos unas mantas rojas en el estudio que usábamos para yoga y los bailarines las llevaban de aquí para allá poniéndoselas por encima; el efecto de verlos a todos con las mantas por los hombros era muy potente, supimos que lo usaríamos como vestuario". Después vino la idea de empezar el espectáculo como si los bailarines fueran parte del público y subieran al escenario para una vez allí, librarse de todo lo que no necesitan excepto la ropa interior; el hecho de llevar las mantas les daba cierta sensación de unidad porque se convertían en un grupo muy poderoso". Trabajar con el cuerpo es, para Alain Platel, "una fuente de inspiración infinita. Cada persona es diferente de las demás; puede parecer un cliché, pero en este tipo de trabajo te enfrentas a ello todo el rato".

Out of Context es una obra que bucea en uno de los rincones más atractivos del pasado de Platel, quien trabajó previamente como psicólogo y educador especial, y que en esta pieza experimenta con el movimiento descontrolado e inconsciente; tics, convulsiones o gestos espasmódicos recorren cuerpo y rostro combinando movimientos diminutos con espectaculares despliegues técnicos. Su transición de la pedagogía al escenario encierra una anécdota que define la personalidad curiosa y valiente de Platel: "Trabajaba como psicólogo pero me interesaba mucho la danza y el teatro. Una vez vi una obra de Béjart y uno de mis antiguos profesores, que me había influido mucho cuando yo tenía 16 años, estaba muy entusiasmado con aquel espectáculo que a mí me había aburrido tanto. Él se enfadó mucho porque Béjart era alguien importante, y me dijo que le parecía muy arrogante por mi parte decir eso, que si creía que podía hacer algo mejor, que me atreviera y él prometía venir a verlo y decirme lo que pensaba". Aquel profesor de instituto tiene hoy más de 90 años. "Sigue viniendo a mis espectáculos y me escribe cartas acerca de lo que ha visto. Es algo muy valioso para mí".