Image: La Zarzuela retoma la rutina con 24 horas mintiendo

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La Zarzuela retoma la rutina con 24 horas mintiendo

Abortada la polémica fusión del teatro con el Real, Alfredo Sanzol actualiza la comedia musical del maestro Alonso, que combina samba, foxtrot y pasodoble

29 junio, 2018 02:00

Escena de 24 horas mintiendo. Foto: Javier del Real

Tras el giro de guión inesperado dado por José Guirao, nuevo ministro de Cultura, al polémico proceso de fusión entre el Real y la Zarzuela, este último teatro vuelve a su anhelada rutina. El decreto que determinaba el ensamblaje de ambas casas líricas ya es papel mojado, otro capítulo frustrado en la intención situarlas bajo una dirección única. Daniel Bianco no podía ocultar su felicidad por el desenlace en la presentación de 24 horas mintiendo, con partitura del maestro Francisco Alonso y libreto de Francisco Ramos de Castro y Joaquín Gasa. Después de ver varios de los montajes de su programación suspenderse por huelgas y paros, ahora tiene todas las garantías de que su estreno y sus funciones se llevarán a término.

El texto de esta comedia musical ha pasado por las manos de Alfredo Sanzol, que lo ha arrancado del siglo XIX, donde estaba excesivamente anclado, y le inyectado giros, gracias e interpelaciones contemporáneas, para que el público de hoy pueda conectar con esta propuesta que cierra la temporada de la Zarzuela. Bianco tenía constancia de esta pieza gracias a la actriz Maruja Boldoba, que le habló de ella cuando era coordinador artístico del Centro Dramático Nacional y giraban por España con la legendaria producción de El público de Lluis Pasqual. Ella la había estrenado en 1947 (las primeras funciones se vieron en Logroño y luego llegó a Madrid, todo ese mismo año) y guardaba muy buen recuerdo. Al ser elegido director de la Zarzuela, empezó a investigar a fondo en nuestro patrimonio lírico y, casualmente, un amigo suyo le volvió a hablar en términos elogiosos de esta obra. Decidió entonces cristalizarla en el escenario del coliseo madrileño.



"24 horas mintiendo es un título maltratado, igual que el género al que pertenece, la comedia musical. Tocaba reivindicarlo, porque alegró el corazón a los españoles en épocas muy difíciles", señala Bianco. "Hay que hacerlo sin prejuicios y para disfrutar. Hay mucho humor y su música es exquisita, muy cantable y conecta con el alma popular". La dirigirá en el foso zarzuelero Carlos Aragón, que destaca la multitud de estilos que el maestro Alonso saca a relucir en estos pentagramas: "Estamos ante un auténtico crisol. Recorre músicas de salón del periodo de entreguerras, como el vals, estilos suramericanos como la samba y el chachachá, el casticismo español, con pasodobles y chotis, y toques del mundo anglosajón, como el foxtrot". Aragón, además, lanza una incisiva reflexión: "Porque en España tratamos muy mal a nuestros artistas, si no, el maestro Alonso sería nuestro Cole Porter".

Por otro lado, la dirección de escena corre a cargo de Jesús Castejón, regista bregado en nuestro legado lírico, aunque confiesa que no conocía esta obra cuando Bianco le propuso subirla a escena. Para él ha sido un gozoso descubrimiento. "Va de un tema universal que a todos nos afecta: la necesidad de tener pasta y alcanzarla al menor precio posible. Todos los personajes son un verdaderos sinvergüenzas, pero muy simpáticos, eso sí", explica Castejón, que ha tenido en Alfredo Sanzol un cómplice óptimo para insuflarle renovada frescura.

En el elenco cuenta consigo mismo y con Gurutze Beitia, Estíbaliz Martyn, Nuria Martínez, María José Suárez, Mario Martín y Luis Maeso. El argumento se centra en un grupo de cómicos que se encierra en su casa para ensayar un espectáculo con el ánimo hacer caja lo más rápido posible. Como llevan un tiempo sin pagar la renta, el casero les asedia y tienen que trabajar en voz baja y a oscuras, para disimular su presencia en el interior del inmueble. Esa circunstancia potencia, claro, la comicidad de la trama, a la que Sanzol ha añadido un personaje que no estaba en el libreto, una especie de conductor que, apostilla Castejón, aporta una "una pizca de locura y de honestidad".

El que no disimulaba en el ambigú de La Zarzuela, ya dijimos, era Daniel Bianco. Ha reconocido que en estos meses ha sufrido mucho al tener que asumir que su capacidad para diseñar el rumbo artístico de la Zarzuela se veía muy comprometida. "Lo he pasado muy mal. Ha sido muy triste ver a la gente viniendo al teatro y toparse con sus puertas cerradas pero hoy es un día celebración. Ahora las abrimos de nuevo para que entre la luz. Volvemos a la normalidad de un teatro que es único en el mundo".

@albertoojeda77