Música

El maestro del sitar

Mañana cumple 80 años Ravi Shankar

5 abril, 2000 02:00

El sitarista y compositor Ravi Shankar es la figura más reconocida de la música india. Su fama ha rebasado los límites de la cultura tradicional para convertirse en un puente entre el universo occidental y oriental, con su presencia en los grandes auditorios y su colaboración con músicos clásicos como Yehudi Menuhin, Jean-Pierre Rampal, André Previn o Zubin Mehta.

Mañana jueves, el sitarista indio Ravi Shankar llega a la magnífica edad de 80 años. Considerado una figura nacional en su país, Ravi Shankar fue uno de los primeros en franquear el mundo occidental para dar a conocer una música ajena a su tradición. Y no se trataba de un divulgador del folklore, sino de un verdadero maestro (pandit en lengua indi) de una tradición centenaria que no es considerada popular, sino verdadera Música Clásica. Es la música indostaní, del Norte de la India (la del Sur es conocida como Karnatak), de la que Ravi Shankar ha sido máximo divulgador en todo el planeta y primer ejecutante en su instrumento, el sitar.
Nacido en Benares (India) el 6 de abril de 1920, Ravi Shankar recorrió mundo cuando apenas había cumplido 10 años. A esa edad se incorpora como bailarín a la troupe de su hermano Uday Shankar, primera expedición musical india que en los años 30 recorre Europa y EE. UU. Y es entonces cuando conoce a Andrés Segovia y Pau Casals, a los violinistas Heifetz y Yehudi Menuhin. Es joven y ha triunfado en todo el mundo pero oye la llamada del aprendizaje. Regresa a la India y opta por el largo camino de los años de aprendizaje en la gharana o escuela musical, en la que Alaudin Khan es su maestro musical y gurú espiritual. Pronto conoce a Alla Rakah, gran especialista de la tabla, percusión india, con el que forma un tándem imbatible.

A partir de 1956 Pandit -ya reconocido como maestro- Ravi Shankar da conciertos en todo el mundo, pero su popularidad estalla internacionalmente en los años 60. Continuador de una música ancestral, Shankar no teme ir al encuentro de otras músicas. Graba con Yehudi Menuhin, en convergencia de Oriente y Occidente. Y un Beatle inquieto, George Harrison, acude a su magisterio, emplea él mismo el sitar en algunas grabaciones y consigue que el rostro de Shankar se sume a la iconografía del pop con su participación en algunos de los macrofestivales de la era dorada. Así, en el festival pop de Monterrey y en el concierto de solidaridad con Bangla Desh promovido por el ya ex-Beatle. Quedó su registro en disco, y en él constancia de la papanatería del público londinense del momento y el buen humor del maestro. Los tres músicos han llegado a escena y durante un minuto se aplican en sus instrumentos. Tras un breve silencio, un inmenso aplauso y la intervención de Shankar: "Si les ha gustado la afinación, espero que disfruten del concierto".

Si alguien piensa que Ravi Shankar es una estrella para la exportación está ciertamente equivocado. En su instrumento sólo puede rivalizar con él Ustad (maestro, en lengua urdu) Vilayat Khan. Ha recibido las máximas condecoraciones oficiales (Berarat Bhushan, Padma Bhushan), y en 1986 fue nombrado miembro honorario de la Rajya Sabha, Cámara Alta del Parlamento indio. En las últimas décadas, Ravi Shankar ha seguido actuando en concierto en todo el mundo y ha compuesto también para el cine, como la banda sonora de Ghandi. Y llega a los 80 años con la certidumbre de que su estirpe musical continúa, pues dos de sus hijos, Shubho y Annoushka, son reconocidos sitaristas profesionales. Vale la pena siempre acudir a la música de Ravi Shankar, que nos revela un continente musical al que él mismo nos invita a acercarnos "con un cierto sentimiento de humildad y concentración".