Image: Adrian Leaper, Nuevo titural de la sinfónica de RTVE

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Música

Adrian Leaper, Nuevo titural de la sinfónica de RTVE

Inglés, seguro y aplicado

30 mayo, 2001 02:00

La Orquesta Sinfónica de la Radiotelevisión Española ya tiene nuevo director titular. Es el británico Adrian Leaper, ya conocido en España por su eficaz etapa al frente de la Filarmónica de Gran Canaria. Sustituye a Enrique García Asensio, quien ha vivido una segunda e inesperada etapa al frente del conjunto, que, sin embargo, no ha dejado un poso demasiado especial, sobre todo después del trabajo de un rector al que se recuerda con agrado como fue el maestro rumano Sergiu Comissiona.

García Asensio, recuérdese, había sido, junto a Antoni Ros Marbà, primero, y a Odón Alonso, después, uno de los dos satélites de Igor Markevitch, titular allá por 1965, año fundacional del conjunto. Eso de conocer a los músicos desde hace tantos años tiene sus pros y sus contras. Los instrumentistas españoles ya se sabe que son muy confianzudos...

Siempre es complicado nombrar un nuevo director musical permanente. Hay que tener en cuenta muchas cosas, la opinión de los profesores del conjunto entre ellas; aunque las más de las veces los cargos son dados por los responsables sin encomendarse ni a Dios ni al Diablo; y así pasa lo que pasa.

Pero tampoco hay que fiarse: casos hay de maestros que han venido con todos los pronunciamientos favorables y luego las cosas han acabado como el rosario de la aurora. El puesto le ha correspondido, no sabemos tras qué tipo de pesquisas, al inglés Adrian Leaper, un músico solvente, aplicado y seguro, nacido en 1953, que ha pasado los últimos seis años al frente de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria. Vino avalado por una carrera nada espectacular pero firme, que comenzó -tras sus estudios en la Real Academia de Música de Londres, donde siguó los cursos de dirección (con George Hurst), piano, trompa y batería-, en Manchester, en donde fue asistente de la Orquesta Hallé.

Luego siguió una andadura muy libre, sin atarse a ningún conjunto en particular. Se situó en el podio de la mayoría de las agrupaciones sinfónicas británicas: Filarmónica y Real Filarmónica, Sinfónica, Philharmonia de Londres, Filarmónica de la BBC, Ciudad de Birmingham... Trabajó y realizó giras con la Sinfónica de Viena, Sinfónica de Praga, Sinfónica de Moscú y Sinfónica de Norküping. Tiene un ya bastante sustancioso catálogo discográfico, buena parte de él con la orquesta canaria, que hace unos años hizo un contrato con el sello Arte Nova, una submarca económica de BMG. Partituras de Mahler, Chaikovski y compositores franceses fueron entre otras las elegidas. La dignidad general de las versiones, la buena disposición de la formación isleña y la calidad media de las grabaciones fueron alabadas por la crítica. Una buena labor, impulsada en gran medida por Gonzalo Angulo, Consejero de Cultura y Deportes, máximo responsable de la Fundación que lleva el nombre de la centuria, cuyo gerente es el inquieto y entusiasta González Ojellón.

Críticas en Canarias

Ha sido precisamente Angulo quien ha defendido, frente a determinadas críticas que se han hecho oír de varios años a esta parte, la permanencia de Leaper y promovió en su momento, como mal menor, su renovación, pese a ciertos descontentos y a más o menos veladas protestas de los músicos, que últimamente parece no creían excesivamente en las cualidades de Leaper. El clima estaba algo enrarecido también por la discusión de algunas reivindicaciones que no son del caso.

Pero no pueden negarse ahora, de la noche a la mañana, las cualidades artísticas del inglés. Es verdad que su batuta no arrebata en absoluto, que no prende, que es más bien aséptica, que no parece establecer habitualmente una clara diferenciación de estilos. Pero también es verdad que es aseado, muy seguro métricamente, claro de gesto. Lo cual, por supuesto, no borra normalmente de sus versiones ese tinte de blandura que las sitúa en la frontera que separa en ocasiones lo anodino de lo correcto. Aunque en los tiempos que corren eso puede ser suficiente e incluso echarse de menos. Como igual lo echan en Las Palmas cuando se vaya Leaper. Aquí se plantea ahora el problema de la sustitución.

Poner un parche

Tampoco se van a resolver, por supuesto, con la llegada del inglés a Madrid los que atenazan desde hace tantos años a la Orquesta radiotelevisiva, un conjunto que se mantiene en una forma relativa y que, incluso, según la batuta, puede dar excelentes prestaciones. El relevo de los antiguos instrumentistas parece que se está llevando con cautela. Pero la agrupación, tras 36 años de existencia, pasajeros éxitos aparte, meritorios conciertos incluidos, no se ha dedicado casi nunca a las labores para las cuales fue creada: servir fundamentalmente a la música española, a la música de hoy, estrenar, grabar (más de lo que se graba), tirar de nuestro patrimonio -que hay mucho que hacer en este terreno-, colaborar más activamente con la radio y la televisión y no creer que se cumple el expediente por el hecho de que sus conciertos -en una sala, alquilada, de relativas condiciones cual es el Teatro Monumental- sean ofrecidos por Radio Clásica en directo y por La 2 de TVE en diferido -y a cachos, otra vergöenza notoria de la que habría que hablar con tiempo-. Deberían recuperarse estos buenos propósitos iniciales y no mantener unas temporadas que, en definitiva, son más o menos iguales que las de la Nacional o de cualquier orquesta autonómica, y hay algunas realmente buenas.

Mientras no se revise la cuestión desde tales premisas y desde arriba, esté quien esté como responsable de la orquesta, la situación no mejorará demasiado. La llegada de Leaper puede ser un simple parche y no tener especial relevancia.